Salgo
con mi actual pareja desde hace unos 5 años. Y vivimos juntos hace uno.
Dos semanas antes de irnos a vivir juntos y cuando estábamos ultimando
los detalles de la casa que habíamos alquilado para irnos a vivir allí,
fuímos a ver unas cortinas con un íntimo amigo que trabaja en unos
grandes almacenes en el departamento de cortinas. Con ese amigo mi
pareja llegó a tontear antes de enrollarse conmigo.
El caso es que estábamos comiendo en un bar cercano al piso y salió el
tema de cuales eran las partes mas sensibles del cuerpo de la mujer a
efectos de
excitación sexual, decíamos... pues vagina, pechos, lóbulos de la
orejas, trasero... y de pronto mi amigo dijo: y los tobillos. Ahí me
reí yo, y repliqué que eso no podía ser una zona erógena. Mi amigo
afirmó que sí lo eran, y que todo dependía de cómo se tocasen, pero que
era una de las zonas más sensuales de la mujer y la que a él más le
ponían, pero sólo si eran bonitos, igual que los pies.
Mi pareja se sintió interesada por ello, y medio en broma medio en serio,
le preguntó... y mis pies y tobillos, ¿te ponen o no?, a lo que mi
amigo (Manolo,
que es 14 años mayor que yo. Yo: 39, mi pareja 34, y además se cuida
muy poco, tiene barriga y es muy desaliñado, al contrario que yo que
siempre estoy haciendo deporte y tengo un buen cuerpo) le dijo si no
los veo no te puedo decir, y ella se descalzó y le mostró un pié y un
tobillo, a lo que el dijo: sí, los tuyos están muy bien.
Terminó la comida, subimos al piso, tomó medidas de las cortinas y se
marchó.
Por la noche, cuando estábamos haciéndolo mi pareja y yo, ella sacó en
broma el tema de los tobillos, y los pies, y el masaje del que hablaba
mi amigo, y la verdad es que nos pusimos muy cachondos fantaseando con
que él le pegaba un masaje a mi pareja.
A las dos semanas de aquello, mi amigo volvió con los instaladores a poner
las cortinas, y al acabar, nos fuimos a comer juntos, al lado de casa.
De vuelta
al piso para inaugurarlo con una botella de cava, comenzamos a beber,
lo que unido a lo que habíamos bebido en el bar nos dejó a todos un
poco empanaos, por lo que decidimos descansar un poco en el salón
comedor de la casa.
Entonces mi pareja (Ana) le dijo a Manolo: ahora sí que me dejaría pegar
un masaje de esos sensuales y relajantes en los tobillos (mirándome con
complicidad y cuando decía este se refería a mi) pasa, yo dije que sí,
que pasaba que íba a descansar un poco, pero para mi sorpresa, mi amigo
dijo que él sí que estaba dispuesto a darle el masaje. Y ella, ni corta
ni perezosa, se descalzó (íba con falda corta, no minifalda), y se
tumbó en el sofá, a lo que él se puso en un extremo, y comenzó a
tocarle los tobillos con suaves masajes y los pies.
La situación era un poco embarazosa, pero, como iba algo bebido me limité
a medio tumbarme en el sofá más corto (ellos estaban en un 3 plazas y
yo en un dos plazas) y comencé a dar medio cabezadas.
No sé el tiempo que paso, sólo sé que ella gemía en voz floja de gusto, y
que cuando abrí los ojos y miré, estaba boca abajo, con él detrás
acariciando sus
tobillos y algo ya sus piernas, y ella se había subido la falda de
forma que se le veían algo las bragas.
Ella entonces me miró y me djo: oye, tu amigo ya no se ha limitado a los
tobillos y está subiendo un poco por las cachas y se rió un poco, medio
en broma, y él dijo: es que el masaje o se da bien o no se da... que si
molesta paro, a lo que ella dijo: no no, sigue sigue que me estoy
relajando un montón.Y es que él ya estaba acariciando algo más arriba
de los tobillos pero sin llegar a las rodillas.
Entonces él dijo: estoy seco, me tomaría otra copa de cava, a lo que le
dijimos que no había más, entonces ella me dijo que fuera yo a por más.
Y así lo hice.
La verdad es que cuando salí de casa íba muy excitado pensando en lo que
estarían haciendo arriba, y entre pitos y flautas tardé unos 15
minutos.
A la vuelta, estaban en el salón pero ella ya no tenía falda, sino que
estaba con las braguitas sólo, y él ya no se cortaba en el masaje a
todas las piernas, de hecho llegaba hasta casi las ingles.
Les puse una copa de cava a los dos, totalmente excitado, y noté que ella
tenía las bragas empapadas, puesto que eran azul claro, a lo que le
dije: ufff, vaya como vas (señalándole), y ella me respondió: a tope.
Entonces ella me dijo: pero la culpa es de tu amigo que me lleva las manos
hasta los muslos. Entonces me senté y sin mirar me dijo: bueno, hasta
las
ingles... y de repente dejó de decirme nada, solo que oí que comenzaba
a gemir más... la miré y vi que él le había introducido dos dedos en su
vagina, y que ella estaba muy excitada, a lo que me dijo: cariño, tu
amigo me está metiendo mano aquí en casa... ¿qué hago?, a lo que le
dije: disfruta y haz lo que quieras (y lo dije totalmente empalmado).
¿En serio?, me decía mientras gemía y se contorsionaba y yo le dije que
sí. En ese momento él le bajó las bragas, y comenzó a meterle la
lengua, hasta que ella se corrió, después de eso, se fueron al
dormitorio y lo hicieron.
Al acabar fue todo muy poco embarazoso, estuve de broma con mi amigo y él
se marchó. Mi pareja y yo nos sentimos raros hasta la noche en que
pegamos una follada de campeonato.
Desde entonces él sigue siendo un gran amigo, y además de eso es amante
ocasional de mi esposa, o sea que ella jamás se queja, como hace con
otros amigos, cuando él viene a cenar a casa.
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