Al
reanudarse el curso escolar tras las vacaciones de semana santa mi
chica me comentó que los chicos de su clase habían empezado a vacilar
continuamente a las chicas preguntándoles si querían hacer un
bukkake, y me preguntó si yo sabía lo qué era eso. Sí que lo sabía,
pero además aproveché para informarme mejor. Investigué y descubrí que
la palabra bukkake proviene del Japón y representa una forma de
humillación hacia las mujeres consistente en que varios hombres
eyaculen (o incluso orinen) en su cara como castigo a alguna afrenta de
honor que hubieran perpetrado.
El caso es que también descubrí que la payasada de los chavales se había
originado por unos vídeos pornográficos que realiza un productor
nacional, entonces no tan conocido como ahora (no voy a decir su nombre
para no hacerle publicidad gratuita, pero seguro que os imagináis quién
es), que estaban causando furor en Internet. Evidentemente consistían
en la realización de bukkakes. En nuestro siguiente encuentro, que fue
en la ciudad de mi novia y coincidiendo con nuestro tercer aniversario
como pareja, le propuse que viéramos uno para terminar de aclarar
conceptos y ella accedió.
El vídeo, aunque gozaba de una gran calidad de imagen, era muy casero. El
propio productor empezaba dando la cara para saludar a los que él
llamaba fans de la paja y presentar a la chica que se había prestado
para a protagonizarlo. Inmediatamente un grupo de hombres de diversas
edades y tamaños, algunos con máscaras, la rodeaban para cubrir su
cuerpo con lubricante y tocarla por doquier. A continuación ella se
arrodillaba y durante largos minutos les practicaba felaciones hasta
que uno por uno iban corriéndose en su cara y boca. En todo momento el
empresario, que hacía también las veces de cámara, apartaba a los
hombres del objetivo y trataba de captar los mejores planos posibles de
la cara de la chica, aparte de darle algunas indicaciones totalmente
audibles. Fugazmente se pudieron ver además un par de chicas que
también estaban en la sala haciendo mamadas en segundo plano. La
protagonista disponía de un recipiente de cristal que colocaba bajo su
barbilla para recoger toda la lefa que escurría o por si quería verter
ahí la que le entraba en la boca. Y finalizaba de un modo alucinante:
se bebía toda la mezcla de esperma que había en el recipiente.
Tras ver el vídeo yo estaba súper cachondo a pesar de que la chica no era
excesivamente atractiva y que la visión de hombres gordos y peludos me
resultó desagradable. Con doble intención, jocosa e inquisitiva, le
dije a mi novia: Bueno, ya sabes lo que es. ¿Qué te ha parecido?, y
su respuesta fue: Buah, es la mayor guarrada que he visto nunca. Su
reacción era predecible a juzgar por las muecas de asco que puso
durante el visionado. A continuación le dije que, en cambio, a mí me
había gustado mucho y que igual me apuntaba para participar en uno.
Como era de esperar eso le sentó muy mal, así que empecé mi ofensiva y
le dije que me parecía muy injusto que, encima de que se había tragado
las corridas del delegado de su clase y del tío aquel del cine porno
sin decírmelo, y que además no me lo quisiera hacer a mí; ni siquiera
me diera permiso para que me lo hiciera otra. Su cara de sorpresa me
confirmó que la información era correcta. A ver si te creías que no lo
sabía, rematé. Se quedó muda ante esas revelaciones porque conseguí
hacer brotar su sentimiento de culpabilidad. Pero aún quise seguir
haciendo leña del árbol caído. Y además quiero que me acompañes. En
ese momento se puso hecha una furia y me mandó a la mierda, pero
relancé mi ataque: Yo he visto varias veces cómo se la has chupado a
otros, no estaría mal que por una vez fueras tú la que viera cómo me la
chupan a mí.
Con eso conseguí recuperar mi ventaja, así que sin dejarle tiempo para
pensar qué contestarme añadí con tono conciliador Si es por no ir
solo, que me da un poco de palo. Dudó unos instantes, pero finalmente
accedió con un Vaaaaaale que sonaba a rendición. Debí sospechar que
algo se traía entre manos, pero como me había salido con la mía no
removí más el tema para que no cambiara de opinión. Así que en menos
que canta un gallo me inscribí para el próximo bukkake que iba a
organizarse un par de semanas más tarde, precisamente en mi ciudad.
Durante ese tiempo aproveché para ver todos y cada uno de los vídeos
sobre bukkakes que había rodado el susodicho productor. El número de
participantes masculinos variaba según cuántos se presentaban
voluntarios, podía ir desde diez hasta veinticinco, y la verdad es que
se notaba que esa cifra iba aumentando cronológicamente, proporcional
al aumento de la popularidad de sus vídeos. En el que iba a participar
yo seguramente habría más. Otro detalle que observé fue que no todas
las chicas recolectaban el semen de los asistentes en recipientes de
cristal, algunas optaban por ir acumulando todo lo que podían en la
boca y tragárselo cuando ya la tenían llena. También aproveché para
comprarme una máscara con la intención de ocultar mi rostro durante la
grabación.
Y llegó el fin de semana del bukkake. El viernes llegó mi chica a mi
ciudad y el sábado nos dirigimos a la dirección indicada con la
suficiente antelación para llegar a la hora convenida. Yo estaba tan
nervioso que mi corazón amenazaba con salírseme del pecho y mi chica
también parecía un poco nerviosa y tensa, aunque afortunadamente no
parecía enfadada. Me dio la impresión de que incluso parecía tener
curiosidad por lo que iba a presenciar. Una vez allí llamamos al el
telefonillo y nos abrieron la puerta sin siquiera contestar. Subimos y
encontramos la puerta del apartamento entreabierta. Entramos y, además
de un calor tremendo, supuse que necesario para poder estar a gusto
desnudos durante la grabación, nos encontramos con un montón de hombres
de pie, esperando. Saludamos y nos unimos a la espera mientras
escuchábamos las conversaciones que tenían algunos: ¿Ya has estado
antes?, Sí, es mi segundo. Tú también has estado antes, ¿verdad? Me
suena tu cara. Sí, he estado ya en cinco y en alguno se me ve muy
bien. Demasiado. Y risas. Todo confirmaba que estábamos en el sitio
correcto. El único pero era que mi novia parecía ser la única chica.
Atrajo muchas miradas hasta que uno le preguntó ¿Eres tú la chica del
vídeo de hoy? No, contestó rotundamente, yo sólo he venido a
acompañar a mi novio. El hombre pareció contrariado, así como otros
que escuchaban atentamente. Mientras esperábamos siguieron llegando más
participantes hasta que ya no cabíamos en el recibidor y tuvieron que
empezar a quedarse en el rellano. En un momento dado se me ocurrió
contarlos: ya había treinta. Y subiendo. Ese bukkake prometía ser el
más grande rodado hasta la fecha.
Finalmente el empresario abrió una puerta y nos invitó a pasar a una sala
a todos los chicos para que firmáramos el consentimiento para ser
grabados, nos desnudáramos y a continuación pasáramos al salón. Tuvimos
que hacerlo por turnos porque todos a la vez no cabíamos. Mi chica pasó
directamente al salón y pude oír mientras esperaba mi turno cómo el
productor se alegró por su presencia y le empezó a preguntar cosas. En
primer lugar se aseguró de que era mayor de edad, para después
preguntarle si le apetecía hacer de mamporrera. Ella preguntó que en
qué consistía eso y él respondió que en mantener excitados a los
asistentes que la protagonista del vídeo no pudiera atender. Así que
así llaman a las chicas que aparecen en los vídeos en segundo plano. O
sea, en chuparles la polla a los que están esperando, resumió mi
novia. Bueno, también puedes hacerles pajas, lo que tú quieras. Aunque
las mamadas es lo que funciona mejor, claro, respondió el empresario.
¿Y tengo que salir en el vídeo? continuó preguntando mi chica. Él
contestó que si no quería aparecer no había problema, que no la
enfocaría y punto. También aprovechó para aclararle que, como se
suponía que lo hacía voluntariamente, no iba a pagarle nada. Vale, lo
hago pero sin grabar, respondió ella. Los que escucharon la
conversación se pusieron a aplaudir y a gritar de alegría. Yo estaba
asombrado por el desarrollo de los acontecimientos. De repente mi
novia, que se suponía que me estaba acompañando de mala gana, había
accedido sin presiones a realizar felaciones a un montón de
desconocidos estando completamente sobria. Sin duda aquel era su plan
para vengarse de mí por obligarla a acompañarme.
Cuando finalmente pude alcanzar el salón desnudo y con mi máscara puesta
me encontré con una gran sala muy luminosa donde el productor aguardaba
cámara en ristre. También observé que le acompañaba un ayudante con una
cámara de fotos y que mi chica permanecía en un rincón. Cuando
estuvimos todos presentes el productor nos dio algunas indicaciones.
Bueno, para los nuevos: Cuando yo acabe de hablar con ella, cogéis
lubricante y la embadurnáis dijo el empresario señalando unos botes
que había sobre una mesa. Después os la irá chupando. Me tenéis que
dejar libre el espacio delante de ella para grabar. No os pongáis
brutos y procurad estar en silencio. Finalizado el aleccionamiento
alzó la cámara y empezó a grabarse su propia cara con nosotros de
fondo. Saludó a los fans de la paja, nos enfocó y nos hizo saludar,
remarcando que en esa ocasión se había batido el récord de asistentes
con treinta y tres, y llamó a la protagonista. Entonces se abrió otra
puerta y entró una chica desnuda que físicamente se podría calificar
como del montón. Era el perfil estándar de las protagonistas de esos
vídeos. Se desarrolló una breve entrevista en la que el productor le
preguntó que qué le parecía la presencia de tantos machos y qué era lo
que había venido a hacer, a lo que ella contestó que estaba encantada y
que había venido a hacer un bukkake. A continuación nos hizo la señal
para que empezáramos con el lubricante. Los que estaban más cerca
cogieron los botes, se echaron un poco en las manos y los fueron
pasando. La verdad es que parecíamos zombis, todos con las manos
extendidas hacia ella para intentar sobarla. El pobre empresario tenía
que luchar por abrirse hueco y meter la cámara entre tanto cuerpo. Ella
reía y decía que le encantaba tener a tantos chicos para ella mientras
el ayudante no paraba de sacar fotos.
El manoseo fue intenso hasta que al cabo de unos instantes el productor
dijo Venga, ya vale, que empiecen las mamadas y nos obligó a
apartarnos. Supuse que algunos momentos en los que a él se le oía
hablar serían eliminados en el montaje final porque en todos los vídeos
anteriores que había visto no le había oído dar tantas indicaciones. Se
formó un círculo alrededor de la protagonista, que se arrodilló, y el
propio productor fue el que iba señalando a los hombres a los que daba
permiso para entrar a primer plano o de retirarse si consideraba que ya
llevaban bastante tiempo en él. La chica chupaba sin cesar todas las
pollas que le salían al paso sin dejar de mirar a la cámara. Yo estaba
aún un poco lejos del meollo, así que pude ver cómo algunos se
acercaron a mi novia y le preguntaron algo en voz baja. Ella asintió
con una sonrisa, se arrodilló y, tras echarme una miradita reveladora,
se puso a comer pollas gustosamente. Qué cabrona. Empezó suave,
chupando lenta pero intensamente, pareciendo querer saborear los
miembros que se metía en la boca porque hasta cerraba los ojos.
Dedicaba bastante tiempo a cada uno antes de dar paso al siguiente, y
en cada cambio les dedicaba una sonrisa. Progresivamente se fueron
uniendo más hombres que se cansaban de esperar su turno con la otra
chica porque con la mía la espera era menor.
Al cabo de unos minutos mi novia se calentó y empezó a dar rienda suelta a
sus instintos empleando toda la profundidad de su garganta. Las
expresiones de asombro pronto llamaron la atención de más asistentes,
consiguiendo igualar aproximadamente la demanda que tenía la
protagonista del vídeo. El ir y venir de hombres era constante. Joder,
si la chupa mejor que la otra, comentó uno. No sólo estaba dando la
talla como mamporrera sino que estaba superando toda expectativa. El
tener tanto rabo disponible la puso hiperactiva y aceleró los saltos de
uno a otro, aprovechando el exceso de saliva que segregaba para
lubricar y masturbar los que aún no había catado. Aun así gran parte se
le terminaba cayendo sobre la camiseta, empapando pronto la zona de los
pechos. Parecía incansable.
A pesar de saber que mi chica estaba en ese estado en el que seguramente
me haría esa mamada con garganta profunda que tanto ansiaba, aguardé mi
turno en el otro grupo porque no quería desaprovechar la ocasión de que
me la chupara otra mujer. Pero cuando me tocó fue un poco
decepcionante. No llegué a ella con el pene completamente erecto y el
tiempo que me dedicó la protagonista del vídeo no logró estimularme
mucho más, así que en cuanto se me indicó que se había acabado mi
tiempo me dirigí inmediatamente a hacer cola para recibir los favores
orales de mi novia.
Finalmente lo que mi chica estaba haciendo dejó de pasar desapercibido
para el productor que, al percatarse de que su círculo de hombres
desnudos había menguado bastante, se giró y vio dónde estaba el
auténtico espectáculo. Sin decir nada dejó lo que estaba haciendo y se
abrió paso entre los que aguardábamos turno. Observó unos instantes y
preguntó: ¿Me dejas que te grabe un poco? Es que lo que estás haciendo
es impresionante. Mi novia, halagada, liberó la polla que tenía en la
boca y con una sonrisa de oreja a oreja contestó con tono
condescendiente: Bueno, vale. Qué poco había hecho falta para alterar
el acuerdo. Todos los asistentes aplaudieron y silbaron de júbilo. Miré
hacia donde estaba la teórica protagonista del vídeo, que ante la
ausencia del empresario había cesado sus actividades y empezaba a poner
cara de pocos amigos.
Así que durante unos minutos el productor registró la efusiva actuación de
mi chica, que pareció esforzarse aún más al sentirse más observada. En
esto que el afortunado que estaba siendo complacido empezó a respirar
hondo y gimió: Me corro
. Entonces mi novia se apartó y el hombre
empezó a masturbarse frenéticamente mientras apuntaba hacia su cara.
¡Abre la boca!, exclamó el empresario, y ella obedeció
diligentemente. Al momento copiosos borbotones de espeso esperma
salieron disparados contra ella, que los recibió con la única
vacilación de cerrar los ojos. Algunos restos se le quedaron en la
comisura de los labios y la barbilla, incluso alguna gota le cayó en la
camiseta, pero la gran mayoría de semen alcanzó su objetivo. El
productor no perdió ni un detalle porque todo lo que estaba ocurriendo
le estaba saliendo gratis, el negocio era redondo. Cuando terminó la
eyaculación mi chica volvió a abrir los ojos, miró a la cámara y se lo
tragó sin esperar a que se lo pidieran. No pudo evitar una ligera
risilla nerviosa, como si acabara de cometer una travesura. Muy bien,
felicitó el empresario. Después, sin perder la sonrisa, mi novia le
dijo Bueno, yo creo que ya te he dado bastante gratis. Y por cierto
¿no se supone que el bukkake es con ella?, señalando a la otra chica.
De repente todos parecieron despertar de un sueño y fijaron su atención
en ella, que seguía esperando.
Rápidamente el productor anunció que era el momento de que los demás
empezaran también a eyacular, pero sobre la protagonista. Los que
estaban más cerca de ella comenzaron a pajearse y los que alcanzaban el
orgasmo daban un paso al frente para verter su esperma sobre la cara de
la chica. Pero abre la boca, espetó el empresario. Ella obedeció,
pero cuando algo de semen se introdujo en su boca no pudo evitar sufrir
una arcada y terminó por escupirlo. No hacía falta ser un genio para
saber que la cosa no iba bien. ¡No me jodas, no lo escupas!, le gritó
el productor con cierto tono de enfado. Ella asintió y aguardó al
siguiente. Pero al repetirse la escena ocurrió lo mismo, la muchacha no
podía disimular su cara de asco. Entonces el productor estalló: ¡Mira
tía, o te pones a tragar leche ahora mismo o suspendemos el bukkake y
no te pago!. Ella se encaró con él diciéndole que tenían un contrato y
se enzarzaron en una discusión que terminó con el enfurecido empresario
dando por abortada la sesión y echando a la chica del apartamento entre
insultos de ida y vuelta.
La verdad es que si no soporta la lefa, no sé para qué coño se mete en
esto, comentó un hombre. Los demás asintieron. El productor respiró
hondo para calmarse y se intentó disculpar con nosotros, pero no pudo
terminar porque uno de los asistentes le interrumpió: Oye, esto no
tiene por qué acabarse así, podría hacerlo ella, dijo refiriéndose a
mi chica. Ambos nos quedamos atónitos mientras todas las miradas se
dirigieron a ella y un silencio sepulcral se adueñó del salón. El
primero en reaccionar fue el propio empresario: ¿Qué te parece?, le
preguntó. Dudó un instante, pero su cara pasó de la estupefacción a la
ilusión y terminó respondiendo Venga, vale. No me lo podía creer, se
había decidido a protagonizar un bukkake en un tiempo récord. Al
escuchar la respuesta todos le dedicaron una repentina ovación. Bueno,
pues entonces tenemos que hacer un nuevo contrato prosiguió el
productor entre el jolgorio. Luego nos preocupamos por eso, si con
poner mi nombre encima del de la otra lo solucionamos, replicó mi
novia, demostrando estar ansiosa por empezar. De todas formas
tendríamos que empezar de cero a grabar le advirtió el empresario.
Vale. ¿Me desnudo ya?, dijo mientras hacía el ademán de quitarse la
camiseta. Su ímpetu nos estaba pillando totalmente por sorpresa.
Espera, cuando yo te lo diga, dijo el productor mientras giraba la
cámara para grabarse a sí mismo. Cuando logró que se hiciera el
silencio, el empresario pronunció de nuevo su monólogo de introducción.
Al instante se dirigió a mi chica y le hizo una pequeña entrevista que no
tuvo desperdicio. Fue más o menos así:
- Bueno, pues esta es la hermosa jovencita que va a protagonizar el
bukkake de hoy. ¿Cómo te llamas?
La pregunta le pilló de improviso y dio su nombre real.
- ¿Y qué lleva a una chiquita como tú, con tan sólo 18 añitos, a querer
hacer un bukkake?
- Pues
que me encanta comer pollas declaró sonriendo ligeramente
avergonzada.
- Muy bien. ¿Sabes cuántos machos han venido hoy aquí, sólo para ti?
Ella adoptó una mueca dubitativa a la par que graciosa, llevándose un
dedo a la boca y mirando de un lado a otro Treinta y tres dijo el
productor Hemos batido el récord. ¿Qué tienes que decir a eso?
- Que estoy deseando empezar respondió sin poder evitar ruborizarse cada
vez más.
- ¿Estás cachonda?
- Muchísimo dijo sin poder evitar una sonrisa nerviosa que le restó
credibilidad.
- ¿Vas a ser una niña buena y te vas a beber toda la leche que te den?
- Toda, hasta la última gota consiguió decir después de no poder
contener una carcajada por lo peculiar de la pregunta.
- Pues hala chavalotes, ayudadla a quitarse la ropa.
Y antes de que se quisiera dar cuenta un aluvión de manos se cirnió sobre
ella para despojarla de todo lo que llevaba puesto. Unos tiraron hacia
arriba del jersey y la camiseta y otros le bajaron los pantalones, y
antes de que esas prendas pasaran de su cabeza o sus pies otro grupo de
manos le empezó a desabrochar el sujetador y bajarle el tanga. Un
instante después una tercera oleada de manos lubricadas se abalanzó
para tocarle hasta la última parte de su cuerpo. Los más afortunados
tuvieron el privilegio de manosear sus pechos, nalgas e incluso
introducirle algún dedo por el coño. El resto de los que la alcanzaron
se conformaban con su cuello, sus piernas, su vientre, su espalda
en
fin, con cualquier parte que quedara libre. Ella sonreía y suspiraba de
placer. Estaba encantada. Incluso intentaba ayudar abriendo un poco las
piernas y levantando los brazos para facilitar el acceso a su cuerpo.
El pobre empresario y su ayudante tuvieron que emplearse a fondo para
poder captar lo que estaba pasando porque la ansiedad de los asistentes
estaba disparada.
Pero el sobeteo duró hasta que uno intentó meterle un dedo por el culo. En
cuanto mi chica lo notó dio un respingo y se revolvió para evitarlo, al
tiempo que soltaba un manotazo para apartar al invasor. El productor,
al percatarse de que la situación empezaba a ser incómoda para ella,
dio la orden para que el grupo adoptara la ya conocida formación en
círculo. Mi novia se arrodilló y, como esta vez estaba bastante
excitada, empezó a degustar pollas a lo bestia desde el principio. No
empieces tan fuerte, que si no vamos a acabar enseguida, le espetó el
empresario. Mi chica captó el mensaje y se relajó un poco. Prosiguió
dando lametones a diestro y siniestro con más calma pero sin ser apenas
capaz de rebajar la intensidad. Las miradas que echaba de vez en cuando
a la cámara eran puro fuego, todo apuntaba a que el vídeo iba a ser
sensacional, lo que hizo que empezara a preocuparme. ¿Qué haríamos si
alguien cercano lo descubría? Me moriría de vergüenza, aunque en ese
momento a mi novia parecía no importarle lo más mínimo. Finalmente mi
corriente de pensamientos me llevó a la conclusión, posiblemente
cayendo en el autoengaño, de que si alguien descubría el vídeo no diría
nada porque implicaría confesar consumo de pornografía, y ese también
es un secreto que la gente guarda con celo.
A los pocos minutos mi chica no pudo seguir controlando por más tiempo su
ansiedad y todos y cada uno de los penes que le ofrecían eran enviados
al fondo de su garganta para salir con un grueso hilo de saliva
colgando. A veces los mantenía dentro unos instantes mientras se
esforzaba por abrir los ojos y mirar a la cámara. El productor estaba
exultante porque creo que nunca antes había podido registrar algo tan
excitante. En un momento determinado mi novia empezó a agarrar a los
hombres por el trasero para así poder emplearse con más fuerza, lo que
animó a algunos a sujetarle la cabeza y utilizar su boca a modo de
vagina, penetrando con firmeza una y otra vez. Noté que el empresario
dudó si llamarles la atención por miedo a que mi novia pusiera fin al
espectáculo por su brutalidad, pero al ver que no rechistaba y que tan
sólo solicitaba breves treguas para recuperar el aliento y volver con
entusiasmo a la faena, optó por dejarlo correr. La única consecuencia
pareció ser el enrojecimiento de los ojos de mi chica junto con la
aparición de algunos lagrimones, además de alguna que otra inevitable
arcada.
Y llegó el momento estrella de todo bukkake, las eyaculaciones. Pero no
todo empezó como estaba previsto. Uno de los que no estaba en el
círculo, que se estaba pajeando, perdió el control y entre gemidos se
corrió sin tener tiempo de acercarse a mi chica. Al menos tuvo el
detalle de bloquear la línea de fuego con la otra mano y así no
salpicar a los demás, lo que hubiera sido desagradable.
Sorprendentemente mi novia se percató del suceso y, poniéndose a gatas,
se aproximó al lugar donde aún permanecía el eyaculador precoz
maldiciendo mientras los que le rodeaban se reían. Ella, siendo seguida
en todo momento por la cámara del productor, se arrodilló ante él, le
cogió la mano mojada de lefa y se la empezó a lamer lentamente mientras
le miraba a los ojos. El hombre quedó petrificado. Después de haberle
limpiado la mano reparó en algunas gotas que habían caído al suelo, las
señaló a la cámara y se agachó para sorberlas también. Tras eso dio un
beso en la polla al asistente que acababa de proporcionarle esa segunda
ración de esperma. A pesar de todo lo que había hecho ya, seguía
sorprendiéndonos hasta el punto de no poder creer lo que estábamos
viviendo.
Un nuevo círculo se formó alrededor de la nueva ubicación de mi chica y,
tras lo que acababa de ocurrir, el resto de descargas no se hicieron
esperar. El ritmo fue tan frenético apenas le daba tiempo a recoger en
la boca y tragar lo que cada hombre podía ofrecerle porque
inmediatamente otro entraba en escena. No daba abasto. También estuvo
el problema de la puntería porque muchos disparos no acababan en su
boca; y su cara, pelo y hombros recibieron también un abundante baño de
lefa. Cuando más o menos la mitad de los asistentes había eyaculado ya
sobre mi novia, el productor le sugirió que no se tragara las corridas
de una en una y que las fuera acumulando hasta que él le dijera. Así
que, cada vez que tenía la boca llena, el empresario solicitaba una
pausa para que mirara a la cámara y se lo tragara tranquilamente. Tras
esto se relamía y sonreía para disponerse de nuevo a recibir más.
Observé además que, mientras con una mano acariciaba las piernas de los
hombres que tenía más cerca, con la otra la muy guarra se masturbaba.
En una ocasión, tras uno de los cuantiosos tragos, el productor le
preguntó Te gusta, ¿eh?, a lo que ella respondió con lujuria Uf, me
encanta. ¿Aún quieres más?, insistió el productor. Claro, fue la
respuesta de mi calenturienta novia.
Se notaba que cada vez disfrutaba más porque logró controlar el reflejo de
cerrar los ojos para poder mirar a la cara a cada uno de los hombres
que le proporcionaban semen. En un par de ocasiones logré estar a su
lado pero no conseguí alcanzar el orgasmo masturbándome porque el
contacto con el cuerpo de tantos tíos desnudos me incomodaba.
Afortunadamente cada vez iban quedando menos porque muchos de los que
terminaban directamente se marchaban a la sala donde estaba su ropa
para vestirse.
Así hasta que me quedé el último. Desgraciadamente mi erección ya se había
esfumado por completo, las circunstancias me habían superado. El
empresario se dio cuenta de la situación y me ignoró, gesto que
agradecí porque evitó que mi humillación quedara registrada. Bueno,
¿cómo te has quedado?, preguntó a mi novia. Buf, estoy llenísima.
Esta noche no ceno, respondió ella entre risas. Tras eso el productor
dedicó a la cámara una breve despedida entre aplausos de los asistentes
que aún quedaban por allí y puso fin a la filmación. A continuación el
empresario pidió a mi chica que le acompañara a su despacho tras
ofrecerle una toalla para limpiarse. Ella recogió su ropa y le siguió.
Mientras tanto yo aproveché, al igual que el resto de hombres que se
encontraban todavía allí, para vestirme. Todos se fueron marchando
excepto yo, que permanecí en el salón en el que mi novia, una vez más,
había vuelto a superarse sexualmente haciendo cosas que nadie pudo
anticipar. Pero en un momento determinado escuché alguna palabra más
alta que otra en el despacho, señal de que estaban discutiendo.
Por fin salió, ya vestida, y nos fuimos del apartamento. Llevaba el pelo
hecho un completo desastre, con pegotes de lefa resecos, pero no le
comenté nada al respecto. En las escaleras le pregunté que qué había
pasado y me dijo que había decidido no firmar el contrato para que no
pudiera publicar el vídeo. Estuvo muy lista, había disfrutado de un
bukkake perfectamente organizado sin tener que afrontar las
consecuencias de que fuera publicado en Internet. Evidentemente no
vería un euro, pero como no lo había hecho por dinero no le importó lo
más mínimo. Ese había sido el motivo por el que el productor le dedicó
unos cuantos gritos justo antes de irse del despacho. También me dijo
que mientras redactaba e imprimía el contrato le estuvo explicando todo
lo que hacía en su negocio por si le interesaba: aparte de los vídeos
de bukkakes, que son los que tenían más éxito, también publicaba otros
de chicas follando con él a solas o conexiones en vivo por webcam para
chatear con chicos y enseñarles las tetas y eso. La verdad es que era
muy prolífico, pero mi chica le dijo que no estaba interesada en
dedicarse a eso, y a continuación fue cuando se le ocurrió negarse a
firmar el contrato.
También me comentó que de camino al despacho el productor le ofreció ir al
baño para vomitar. Le he preguntado que porqué iba a querer potar y me
ha dicho que todas las tías lo hacen después de los bukkakes, pero le
he dicho que yo estaba bien así y se ha quedado flipado, y no era para
menos.
Al llegar a mi casa se dio una larga ducha. Cuando terminó, aprovechando
que no estaban mis padres, salió del baño completamente empapada y me
pidió follar porque todavía no se le había pasado la excitación. Creo
que es porque sigo sintiendo la tripa llena de lefa, me dijo. Y, dado
que mi erección se reactivó ante la visión de mi chica en esas
circunstancias y el recuerdo de todo el semen que tenía en el estómago,
nos pusimos al tema. Durante el polvo me ofreció lo que llevaba tanto
tiempo deseando: correrme en su boca. Evidentemente con la experiencia
de ese día ya había superado todos sus reparos y por fin me dejó
cumplir aquella fantasía, pero no fue como yo esperaba porque el placer
durante mi orgasmo no fue muy distinto al de una simple paja. Pero peor
fue que, como al terminar se me pasó el calentón, con la cabeza fría me
dio bastante asco ver cómo se tragaba mi esperma, y además me negué a
besarla hasta que se lavara la boca. Eso nos decepcionó a los dos, así
que acordamos que la mejor solución sería que disfrutara del semen de
otros hombres porque a los dos nos excitaba mucho, pero en mi caso me
reservaría para correrme siempre en su coño. De todas formas lo más
positivo fue que a partir de entonces accedió a hacerme las mamadas con
garganta profunda. No tuvo cojones a volverme a decir que no le gustaba
hacerlas.
Y por suerte o por desgracia nunca hemos tenido noticia de que ni el vídeo
ni ninguna foto se filtraran a Internet. O el empresario decidió borrar
todo el material o se lo quedó para su colección privada.
Continuará
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