.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Cuernos mexicanos (1)".

 

 Hola: Me llamo Victoria, tengo 21 años, vivo en México y soy soltera aunque tengo novio. Soy una muchacha blanca, de pelo negro largo, delgada y, según me dicen, de piernas torneadas. No soy alta, mido 1.65 m y me encanta andar de minifalda y zapatillas. Mis senos son más bien pequeños (así de chicos como las modelos), mis pezones son grandes, rosados; mi sexo es castaño y de labios vulvares chicos. Y lo principal, me encanta tener sexo con el que se deje. La verdad es que soy muy guarra, mi novio me coje muy rico pero ni él, ni nadie, me puede satisfacer porque necesito estar cogiendo siempre para apagar el fuego que siento.

Mi novio quiere que lo haga cornudo, pero a mí me da miedo. La verdad es que lo quiero mucho. A él le encanta que use minifaldas y que sean muy cortas; a veces me pide que no use sujetador para que se me vean los pezones. No se, tantas cosas, sólo que no se si son travesuras y ahí termine. Me da miedo que si yo lo hago por voluntad propia (lo de usar minis y blusas sin sujetador) se moleste. A propósito, él si es cornudo aunque no lo sabe porque actualmente hago el amor con un chico de la oficina; no es amor, sólo sexo, de hecho este chico me compra la lencería que quiere que me ponga cuando vamos a salir a un motel. A veces pienso que mi novio sospecha y sólo me dice que le platique para confirmar sus sospechas.

La verdad es que soy muy erótica y me encanta hacer el amor, a él lo amo, pero no puedo perder mi oportunidad de hacerlo con otros chicos y hasta caballeros que me gusten. No se si ya te aburrí, sino es así escríbeme y otro día te cuento algunas cosas, así como si tú fueras novio.

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Hola:

Cuando me inicié a salir con "C", mi actual novio, ya tenía relaciones con "L", de hecho "L" nunca se burló de él sino que me aconsejaba como tratarlo. Actualmente "L" y yo nos dedicamos a hacer de la oficina nuestro centro de erotismo; el resto del personal sale a las 7 PM y yo voy al baño a quitarme las bragas y el bra, me dirijo hacia el pequeño almacén de dónde sólo yo tengo llave y ahí espero a "L" quien llega como a las 7:30, es ahí en dónde tenemos sexo. A veces le pido a mi novio que pase a las 8:00 PM y cuando llega por mi salgo de la oficina con una buena dosis de sexo y sin ropa íntima, él cree que lo hago por que le gusta y me va acariciando mi conchita todo el camino y cree que la humedad que traigo me la hace el hecho de esperarlo sin ropa interior, que cornudo, ¿no?.

Lo más loco que "L" y yo hicimos fue que en una fiesta que había en casa de "C", estábamos platicando "L" y yo y me empecé a calentar; "L" me bromeada diciéndome que los pezones se me habían puesto duros; yo traía una mini negra "suelta" y "L" aprovechó que una mesa nos tapaba del resto de los invitados y metió su mano en mi conchita; era riquísimo sentir sus dedos en mí, mientras mi novio me tenía abrazada y platicaba con otros invitados. Lleno de lujuria "L" me dijo al oído "sígueme, dile a "C" que vas por otra bebida", pero dentro de la casa me condujo a una habitación (la oficina de mi suegro), cerró la puerta, me sentó en el escritorio, me subió la falda y desabrochó la blusa. En esos momentos yo no pensaba en nada, nada me interesaba sólo quería sentir su pija dentro de mi y ahí lo metió; me besaba fuertemente y me decía "me encantas, puta descarada; estás cogiendo en casa de tus suegros, encima del escritorio de tu suegro y con el cornudo de "C" esperándote en el jardín", ¿te gusta puta?. Y yo le decía que sí, que me encantaba, que siguiera cogiéndome. "L" terminó muy rápido y yo no pude terminar, así que quedé con muchas ganas.

Salimos de ahí y nos separamos. Cuando iba caminando por uno de los pasillos llegó mi cuñado "R" y me dijo: "Que bien que se las hecho a "C", eres una puta guarra". Yo seguí de frente, sentía como sus palabras herían mis oídos, pero él tenía razón; había llegado demasiado lejos. "L" desapareció, sentí rabia, coraje, parecía que sólo me buscó para satisfacerse y se fue. "R" me seguía con la vista hacia dónde me dirigía; en una de esas, "R" me miraba de manera diferente, como si estuviese coqueteándome; me sonrió alzando su copa y yo le sonreí; fue hacia mí y me dijo:

- Viéndote bien, eres una mujer muy hermosa (y se pego a mi oído) y muy exquisita además.

Y se separó y me vio a los ojos y yo le sonreí. Me pidió que si lo acompañaba a dentro de la casa cogiéndome firmemente de mis manos. Y lo seguí. Mi novio nos dijo: ¿A dónde van?, y "R" le comentó que quería que Victoria llamara a Carmen (una amiga de él) para que viniera a la fiesta. Entramos a su recamara y el fuego estalló; nos fundimos en un gran beso y él acariciaba mis nalgas, alzándome la mini; me acariciaba la conchita y me hizo que le chupara la pija; se la besaba, le mordía la cabecita con mi lengua le recorría toda la cabeza y el glande; pero lo que más me encantaba era morderle levemente su cabecita haciendo que se convulsionara de placer. En un instante "R" disparó su lechita en mi boca y toda me la tragué (con cierto asco por cierto), chupándole toda la verga para no dejarle restos. "R" me levantó y me dio un gran beso diciéndome en el oído: “Yo no sé por qué hemos hecho esto y por qué tú lo haces cornudo con tu amigo del trabajo, sólo puede ser por dos cosas: o eres muy guarra o el cornudo de mi hermano no te llena”. Yo le contesté:

- Soy muy guarra, tu hermano me coje muy rico pero ni él, ni nadie me puede satisfacer, necesito estar cogiendo siempre para apagar el fuego que siento.

- Pues me encantaría participar apagando tu fuego.

Desde entonces, le digo a mi cuñado el "bombero" y nadie (ni mi novio) sospecha el por qué nos llevamos también, de hecho a "C" le encanta que "R" nos acompañe a salir por las noches o al cine, claro que a veces el me acompaña a la dulcería y en los pasillos nos damos un magreadas que para que te cuento.

Me ha encantado poder platicarte esto, me siento más desahogada; no puedo contarle esto ni a mis a mejores amigas, así que me has caído del cielo para poder sacar estas vivencias que "socialmente" me hacen sentir mal, me siento sucia, puta, de lo más bajo; pero con gente como tu, creo que me sentiré, poco a poco, mejor.

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Hola:

Me gustaría ir llevando a "C" de la mano hasta que él me proponga lo de los cuernos.
Ayer fuimos a una reunión en dónde estaba mi cuñado "R", toda la noche se la pasó agarrándose el paquete y chupándose sus labios. Me deseaba, y yo a él, pasaba por donde estaba parada y me decía:

- Como quisiera cogerte cuñadita, estás riquísima, ojalá pudiésemos salir a comprar algo para ausentarnos tantito

Eso último me iluminó el cerebro (o la lujuria), le dije a "C", tu hermano se está mareando, si quieres le digo que te vayamos a comprar cigarros para que se pasee un rato

- Si, vayan, aquí los espero

Dentro del carro "R" me subió la falda y me bajó la tanguita, me desabrochó la blusa y me sentó en su polla, y ahí nos tienes en el asiento: yo montada en mi cuñado y el besándome, chupándome las tetas; haciéndome cabalgar agarrado de mis caderas. Estábamos tan excitados que no tardamos en terminar, primero yo y el aprovechó mis gritos y respiraciones agitadas para llegar al climax y regalarme toda su lechita.

Fuimos a comprar los cigarros de "C" y de regreso a la fiesta, "R" me pidió que entrara a la casa sin "bra" y yo de manera retadora le comenté:

- ¿No quieres que entre a la fiesta sin bragas?.

- Si, me encantaría

Cuando "C" me vio entrar se quedó de una pieza (minifalda suelta negra, zapatillas negras, blusa negra de seda en dónde se veían dos pezones puntiagudos muy realzados, cabellera larga negra y suelta).

- Oye, te vez riquísima.

- Gracias, ten, tu encargo.

- En dónde te quitaste el "bra"

En la "madre", no sabía dónde meterme, si venía de la calle, ¿en dónde carajos me di tiempo para hacerlo?.

- En el carro, cuando "R" se bajó para abrirme la puerta, yo aproveché porque quería que vieras así, y espérate, tiéntame las caderas para que veas que no traigo nada debajo de la falda.

Eso bastó para que "C" me llevara a coger bien rico a un motel. Su sexo es más de pareja, llegar, besarnos, desvestirnos, etc. No digo que no lo disfruto, es muy rico y excitante, sólo que me encanta la excitación que he estado logrando con "R" al hacerlo en dónde corremos el riesgo de que nos descubran.

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Hola:

Ya voy avanzando, "C", ya acepto usar mis braguitas pero sólo al hacer el amor.

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Hola:

Te platicaré de cuando le puse los cuernos a mi novio el día que lo invité a él y a Ricardo (su hermano) a comer. Fue aquel fin de semana en que sus padres salieron a la playa y que los dos se quedaron solos, al igual que yo, de hecho, entre bromas decían nuestros padres que nos cuidáramos en grupo. A mi novio se le ocurrió la magnífica idea que el sábado comiésemos juntos los tres, él, Ricardo y yo. Ricardo me sugirió que tuviese lista la comida desde temprano y que lo esperara como a las 11 de la mañana para coger un rato en lo que él llegaba. Así lo hice y esperé a Ricardo con una faldita suelta, una blusa desabrochada y amarrada a mi estómago (dejando ver ligeramente mis senos), sin bra y con una tanguita de encaje, o, y por supuesto mis zapatillas de correa.

Desde que llegó Ricardo me empezó a besar, no dejada de apretarme las nalgas y de acariciarme el culo levantando mi faldita; me llevó al sillón y ahí me desabrochó la blusa dejando mis senos al aire, mientras subía mi faldita hasta la cintura; estaba a merced de él, y no me importaba, yo sólo le dejaba hacer todo, no me importaba nada; lo besaba y le acariciaba su pelo con desesperación.

Estaba a su merced, el me acariciaba el coño con su diestra mano, me metía los dedos, los cuales entraban sin dificultad debido a lo lubricado que estaba. Me tocaba mi punto "G", con dos con tres dedos, son dejar de meterme la lengua en la boca. El dejó de acariciarme y se recostó en el sillón, lo que aproveché para desvestirlo y como una perra en celo me ensarté su tranca de un solo golpe; grité de placer, de gusto, de morbo. El hermano de mi novio cogiéndome en mi propia casa; y pensar que mis padres a quién cuidaban de que no me cogiera era a él, mientras que no ponían reparos cuando me quedaba sola con quien realmente me cogía: Su hermano.

No podía resistir tan alucinante escena, tan eróticos momentos, le pedí a su hermano que subiéramos a mi recamara a coger en mi cama; la misma que él ni tan siquiera había visto porque no había podido entrar a verla. Ricardo subió la escalera cargándome, iba completamente desnudo, su tranca iba dura, yo me dejé cargar metiendo mi cabeza entre su pecho. Me depositó suavemente sobre la cama, se colocó entre mis piernas y me penetró suavemente. “Así se coge a una hembra, cornudo” –le decía mentalmente a mi novio-, él me mete la tranca de un solo golpe, y tu hermano me la mete despacito, disfruto mucho como va entrando, como se desliza, como me va abriendo, como llega hasta el fondo. Él ha aprendido cómo cogerme, me da gusto, sabe que me encanta sentir su tranca despacio, siempre despacio; me la mete lento, muy lento, mientras me besa despacio; siento su cuerpo pegado, sudoroso, sabroso”.

Y me hizo montarlo, la cabalgata fue genial, me desesperé y comencé a gritar en ese acompasado movimiento, sentía su tranca en mi interior rozándome toda, cabalgué más rápido y estallé en un grito descomunal al venirme el orgasmo. Quedé recostada sobre su pecho, aún con la tranca en mi interior. El me acariciaba la espalda, las caderas y de cuando en cuando me besaba en la boca; en eso sonó el teléfono, con desgano me levanté y me fui a la recamara de mis padres a contestar, me recosté en la cama y contesté:

- ¿Bueno?

- Victoria, mi amor, ¿cómo estás?

- Bien C ¿y tú?

- Con mucho trabajo amor, ¿llegó Ricardo?

(Que coincidencia, él había llegado junto a mi)

- Sí, quieres que te lo pase

- Por favor

- Hola C

- Hola Ricardo, mira tengo un ligero problema por acá, me tardaré una hora cuando menos, toma en cuenta que llegaré a las 2 aproximadamente, si quieren vayan comiendo y yo como después.

- No hombre, te esperamos, como crees que comeremos sin ti

(yo mientras me daba gusto chupando la tranca de Ricardo y apretándole sus huevos)
- Bueno, pásame a Victoria

- Hola (ahora Ricardo me había ensartado, estando yo boca arriba)

- Mira amor, le dije a Ricardo que me disculpe que llegaré una hora más tarde

- Siii, no te preocupes, teeeee esperamos, aaahhh

- OK, no se que puedas ir platicando con él para que no se aburra

- No seeee, ya se me ocurrirá, ahhhhh

- ¿Qué tienes amor?, te noto agitada.

- Siiii, es que corrí porque estaba en la cocina terminando la comida. Ahhh, ahhh, ahh

- Ya vez, por eso te digo que salgamos juntos a correr porque con cualquier carrerita te fatigas. Te amo

- Yo te amoooo. Te amoo, me encastasssss, me gustas, me enloquecesssss

- ¿Qué tienes amor?, ¿qué te pasa?

- Nada, que te extraño, que me encantaría que me estuvieras cogiendo

- Cállate, te va a oír Ricardo

- No, ya se fue al baño

- Ok, adios

- Adios amor

Y al colgar le grité, “adiós cornudo, que bueno que te tardarás una hora para seguir cogiendo. Y en la cama de mis padres, imagínate, tu novia cogiendo con tú hermano en la cama de tus suegros”.

Ricardo me levantó en sus brazos y me llevó al tocador de mi madre, ahí me ensartó mientras hacía a un lado las cosas de mi madre. Yo lo aprisionaba con mis piernas, lo besaba, lo mordía, le gritaba, cógeme cuñadito, cógeme bien, este culo es tuyo papito.

- Si como no, a poco crees que no se que sigues cogiendo con Alejandro, el de tu oficina; dijiste que lo dejarías para solo coger conmigo.

- Lo siento papi, pero es una verga que no puedo dejar de sentir, el me hace sentir como una real puta, son 8 horas diarias de trabajo que sólo puedo soportarlas sabiendo que él anda por ahí listo para magrearme. Pero tú sabes que este coñito es tuyo, por la buena; es de él cuando me siento puta, sucia. Pero es tuyo cuando soy una señorita, cuando ando en sociedad, soy tuya cuñadito, cógeme y no hables, cógeme.

Al terminar nos bañamos juntos y Ricardo me pidió que me vistiese lo más puta posible, yo no me atrevía pero sus caricias y sus besos me hicieron ceder. “Anda, que si mi novio no hubiese visto vestirnos juntos, besarnos a cada momento en mi cuarto, frente al espejo que sólo a mi me había visto desnuda…”. Cuando llegó él le abrí con un vestido de seda azul fuerte, muy corto, sin bra y con una tanguita. Yo sabía que mis pezones se marcaban al igual que la tanga, realmente el toque de distinción lo daban las zapatillas azules de tirantes. Se quedó mudo, me recorría con los ojos bien abiertos; yo lo abracé y dándome una vuelta completa le dije:

- ¿Te gusto?

- Si amor, lo que pasa es que no estaba preparado para verte así; tú volteaste a ver a Ricardo y él te sonrió, a mi también me sorprendió.

Mientras comíamos, Ricardo no dejaba de acariciarme las piernas con su pié y te juro que eso me ponía a mil por hora; me excité tanto que cuando me levanté a la cocina para servir los postres no hice ningún reparo en acomodar mi falda y dejé que mis muslos se mostrasen en todo su esplendor, al darme la vuelta, el vestido estaba tan arriba que le enseñé a su hermano mi tanguita.

Él se espantó y me dijo: “Victoria mejor cámbiate de vestido ese se te sube mucho”. Yo te dije que sí y subí a ponerme la ropa que traía antes; esa le agradó más pero cuando me puse a su espalda, levanté mi falda para que Ricardo se diera cuenta que no traía bragas; al terminar de comer, se disculpó diciendo que tenía que regresar al trabajo, yo le recriminé diciéndole que habíamos quedado de ir al cine; él se disculpaba y me dabas razones, yo le seguía recriminando. Ya estaba nervioso.

Ricardo, amablemente, se propuso llevarme al cine y allá esperarñp para de ahí salir a cenar o a bailar. Él dijo como dueño de la situación: “Está bién, pero que vaya así como está, no vaya a ocurrírsele ponerse el vestido azul que traía cuando llegué”. Todos sonreíamos, se despidió y yo rápidamente subí a ponerme el vestido azul, a Ricardo le fascina verme como una puta, por eso cuando bajé me dijo burlonamente: “Ayy cuñadita, no tienes lucha, eres una guarra de primera, podría haber apostado que subiste a ponerte ese vestido”. Y si se enoja el cor..,

- Sí, dilo, -le contesté-, si se enoja el cornudo de tu hermano, pues que se chingue, lo tengo muy seguro, come de mi mano, cuando llegue al cine, se tendrá que tragar la vergüenza de verme así de putona.

Y cuando llegamos al cine, todos los hombres me veían y Ricardo se sentía muy orgulloso de traer esa hembra de su mano, y hasta bromeaba:

- Mira aquel no te quita los ojos de encima

- No está nada mal, ¿me dejas que me eche un polvo con él ahí adentro?

- Estas loca, ahí adentro solo yo te voy a coger

Entramos a la sala y nos quedamos de pié en la parte de atrás, ahí comenzamos a besarnos y acariciarnos, subía sus manos por todo mi cuerpo, me subió el vestido y me hacía la tanga a un lado. Yo desesperaba le saqué la tranca y comencé a acariciarla; él me recargo en la pared y me la metió; así estuvimos un rato, parados, cogiéndonos, yo levanté una de mis piernas para facilitar la penetración y así siguió un buen rato más. De repente vi entre sombras que mi novio nos estaba buscando entre las filas de butacas y eso me excitó aún más. “Síguele”, le decía a su hermano, “allá anda C buscándonos, me encanta verlo con su cara de pendejo buscándome mientras estoy acá cogiendo contigo”. Fuimos a sentarnos y ahí nos localizó, se sentó a mi lado y me dio un beso; al fijarse en mi vestido me dijo:

- Chingado, ¿no te dije que no te pusieras ese?

- Perdón C, yo creí que me lo decías de broma y era el que querías que me pusiera

No lo dejé hablar y empecé a besarlo. “No te enojes por favor, sólo mira lo que muchos se quieren comer y solo tu te lo vas a comer más tarde”. Y pude notar como se encendía al oír esas palabras y le acaricié tu tranca sobre el pantalón.

- ¿A poco se te han quedado viendo muchos?

- No sólo viendo, así disimuladamente me tocan el culo.

- ¡Mira que cornudo soy...., (no lo dejé decir maldiciones ya que lo volví a besar)

- Para que te enojas, si solo es tuyo este culito.

Ante tanto movimiento, el vestido ya se me había subido muchísimo, yo estaba excitadísima, quería paja, mucha paja. Él empezó a besarme y a tocarme los senos. Esa noche le dejé cogerme en el sillón de mi casa, no en mi cama porque la cama está destinada para su hermano Ricardo, sólo él puede cogerme ahí.

Espero que te haya gustado como le puse los cuernos a mi cornudo y a propósito creo que quedé embarazada, pero no sé si fue de Alejandro (en la oficina), de mi jefe, de mi primo Raúl, de Ricardo o de mi novio, claro que él será el que pague el plato roto, le diré que me embarazó para que se case conmigo, aunque no sé si ir a que me lo quiten ya que sólo tiene 5 semanas. Si nos casamos créeme que le seguiré cornamentando toda su vida.

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Hola:

Estoy excitadísima, este fin de semana tuve un avance importantísimo; ya aceptó que le gusta ser cornudo; además me confesó que sabía que cuando él iba por mí y yo me subía al carro sin bragas y lubricadita era porque venía de estar con Alejandro, no sabía su nombre, yo se lo dije. No sé que vaya a pasar, ojalá sigamos juntos, me daría nervio terminar y seguir esta vida de puta yo sola.

PD.- Te envío el relató de lo que pasó éste fin de semana.

Ayer domingo fui a pescar en yate con C y unos amigos. EL papá de un amigo de C le presto el yate para ir a pasear bajo la luz de la luna, en una playa (y puerto) que se llama Mazatlán (chécalo en el mapa, please, está en la costa del pacífico Norte, en el estado de Sinaloa); fuimos desde el sábado en la tarde; cantamos y a la luz de la casi luna llena estuvimos bebiendo bastante. Yo estaba con un traje de baño tipo bikini y una pequeña falda para cubrir el calzón de baño. El calor del mar y las bebidas me fueron haciendo perder el pudor y me dejaba tentar por el que quisiera, cuando me levantaba por alguna cerveza (ya que mi novio estaba ocupado tocando guitarra), siempre había alguno dispuesto a acompañarme y ayudarme con las cervezas y con mi calentura.

Nunca había sido infiel a la luz pública; estaba tan excitada que no me interesaba que las otras chicas murmuraban algo de mí. Casi siempre me acompañaba el “junior” dueño del yate y aprovechaba para darme unos besos bien apasionados y cogerme las nalgas y bajarme los tirantes del bra para chuparme los senos. Yo le decía que me dejara en paz porque se podría dar cuenta C, pero él decía que “o es muy pendejo o ya sabe y le gusta que venga a magrearte”.

Al paso de las horas, ya todos estaban borrachos y había parejas que se habían retirado a dormir, mi novio estaba algo tomado y me pidió que le bailara “sexy” como una bailarina de “Table”. Sólo quedaba Carlos (el dueño del yate) y el piloto del yate (un morenote de 1,80 muy fuerte). Yo, con lo caliente que estaba, empecé a bailar y me quité la falda tirándosela al piloto, en una invitación clara; el la atrapó y la beso muy tiernamente viéndome a los ojos. Mi novio no dejaba de aplaudir y de decir estupideces, de algo estaba segura, alguien me cogería y no sería él. Saque a bailar a Carlos y pegando nuestros cuerpos empecé a desabrochar su camisa, sin dejar de ver al piloto. Él solo decía “bien”, “bravo”, “mucho mi amor”, para mí ya no existía; cuando estaba bajándole la camisa a Carlos me acerqué a su oído y le dije:

- Por qué no le das algo fuerte de beber para que ya se duerma éste cornudo.

Carlos se sonrío y dijo: “Chuma (el sobrenombre del piloto) síguele bailando”. Yo me aproveché y también le bajé la camisa y me dejé besar, levemente para excitarlo más; me quería abrazar y yo me le escapaba sin dejar de bailar y contonear mi cuerpo; a él le valió madre que mi novio estuviera viendo, o tal vez se hizo el que no entendía que pasaba para no tener que pelear con ese hombrón.

Llegó Carlos y le dio una copa de “algo” y otros tragos para Chuma y él, y mientras ellos bebían yo ya me había bajado los tirantes de mi “bra” y dejaba que en ciertos momentos se me vieran los pezones, los tenía a mil, y ellos viéndome y sin dejar de tocarse la tranca. La cosa se puso tan candente que empezaron a decir palabras más fuertes y se sacaron la polla; yo con coquetería les pasaba mi culo en su tranca, pero aún con el calzón puesto, las sentía duras, gordas, con ganas de penetrarme. Ya el “bra” había desaparecido y los dejaba que me besaran los pezones. Busqué los ojos de mi novio y ya estaba dormido arriba de unas redes, no supe si se lo estaba haciendo por no poder competir con ellos o, de verdad, le gusta que me cojan y no tiene el valor de decírmelo.

Entre los dos me tenían abrazada, uno atrás y el otro adelante, me quitaron el calzón y me pidieron que los desnudara, me besaban las tetas, el coño; Chuma se acostó en el piso y me hizo montarlo mientras Carlos me ponía la verga en la boca, y le estuve dando una excelente mamada; le rascaba con mis dientes su cabecita y le pasaba la lengua por el glande. En un momento Carlos cambió todo, saco su verga de mi boca e hizo que dejara de montar a Chuma, hizo valer su condición de “patrón” y le dijo a Chuma: “A esta putita me la cojo en mi camarote, y cuando termine te la mando”. Yo protesté: “Qué te crees estúpido, que puedes hacer conmigo lo que quieras, yo aquí me quedo”.” Pues chinga tu madre –contestó él-, yo no comparto las viejas con mis gatos.

Se fue muy enojado y Chuma me dijo: “Señorita, no haga que me corra el joven Carlos, el no puede hacerle nada a usted pero a mi me puede despedir y no quiero perder este trabajo, ya ve que aquí hay mucha diversión, vaya con él, hágalo por mí. Le prometo que aquí la espero”. Fui al camarote de Carlos y al abrir estaba desnudo en su cama y una copa de vino tinto en la mano. Sin decir palabras me dejé caer sobre su verga, la mamé, la mordí, el sólo se retorcía de placer; me monté y con mi coño le tallaba su verga, cada tallada hacía que gritara el muy cabrón, me gritaba que yo era una puta, que mi novio era un soberano cornudo, pero que tenía una vieja que cogía muy sabroso.

- ¿Así te coje el cornudo de tu novio?

- Así me lo cojo a él

- Síguele puta, ensártate todo el chile; así cariño, hasta adentro

- Ya cállate, cabrón, y muévete, no me dejes todo a mí.

- Cómo te gusta la verga puta

Así estuvimos un buen rato hasta que terminó en un grito que obviamente oyeron todos en el yate, y digo todos porque cuando nosotros no decíamos nada se oía como estaban cogiendo en los otros camarotes. Así que gracias a este pendejo gritón todo el mundo supo que él se estaba tirando a la novia de C.

- Me despedí y Carlos me preguntó si iba con Chuma. Yo le contesté que no, que iba a ver cómo estaba mi novio.

- El está bien, se está haciendo pendejo el cabrón

- Pero qué le diste que se quedó bien dormido.

- Nada, sólo le di una copa de vino tinto y no creo que el cambio de cerveza a vino tinto lo haya tirado así; para mí que el muy cornudo se está haciendo pendejo y ha de estar con la pija bien dura por saber lo que estás haciendo aquí.

Me dirigí a la cubierta, desnuda; fui a dónde estaba mi novio y me recosté con él dándole besos en la mejilla y en su boca para ver si despertaba y nada, ni una seña de querer despertar. Chuma se acercó y me dijo:

- No se ha movido para nada

- ¿Ni con mis gritos?

- Pues no se él, pero yo si oí todo.

Deslicé mi mano hacia el bulto de mi novio y me di cuenta que estaba bien parado; lo acaricié y le dije al oído: “Ya vuelvo mi amor, voy a atender a Chuma”, le di un beso en los labios y me levanté de ese montón de redes. Chuma ya estaba desnudo, me abrazó y me empezó a besar ahí en esa cubierta, yo le dije:

- Chuma, vamos a otro lado, C nos puede oír

- Mi niña, tú crees que este cornudo no sabe lo que hiciste allá abajo, además creo que le gusta que te cojan pues en lugar de que te llevara a su cuarto cuando ya estabas tu sola con nosotros tres, te invitó a que nos bailaras. Yo ahí me di cuenta de que este cornudo le gusta que le pongas el cuerno.

Para comprobar su teoría me recostó en las redes a escaso un metro de él y me montó; tenía una verga grande y gruesa; la sentía como me iba taladrando en mi interior, me abría dulcemente, me empujaba y me hacia gemir de placer. Era imposible que no se dieras cuenta de que a “su” novia se la estaban cogiendo junto a él. Yo estiré mi mano y toque la suya, acariciaba sus dedos mientras jadeaba por la gran cogida que este moreno me estaba dando; no dejaba de besarme y de montarme, sólo podía regalarle mi mano y yo con ella le tocaba el pelo, su cara, sus dedos. De pronto sentí que mi novio me besaba mis dedos y yo espantada retiré mi mano, me asusté; pero eso comprobaba que estaba consciente y no estaba preparada para ese beso. Dejé pasar unos instantes y volví a tocarlo y esta vez al sentir sus besos en mi mano, no la retiré, más bien llevé mis dedos a su boca y sentí con que placer los chupaba. “Si, eres un cornudo, te gusta que me cojan”, pensé. Mi cabeza daba vueltas, no podía pensar. Me giré y me puse a cabalgar a este morenazo, después de un rato de cabalgata, él se enderezó y estaba penetrada frente a frente, me besaba fuertemente y chupaba mis senos, en una de esas chupadas volteé a ver a mi novio y estaba viéndome fijamente, le sonreí y le mandé un beso, mismo que contestó y me sonrió.

Chuma me puso de perrito y tenía su cara frente a la mía, no dejaba de lanzar gritos y mi novio me hacía señas, se pasaba la lengua por los labios y yo no podía hacer nada, el placer que este moreno me daba era enorme, no podía atenderlo. Chuma se vino en mi gritando como loco, eran como las cuatro de la mañana, en una mar en calma, con una luna casi llena en lontananza y los dos gritando como locos, era imposible que no nos hubieranoído. Chuma se recostó a mi lado, yo había quedado en medio de los dos, y ni chuma ni yo dijimos una palabra: una vez que él se recobró me tomó en sus brazos, me dio un beso muy tierno y me dijo: “Todo va a salir bien, C no dirá nada”. Y se levantó y me dejó desnuda junto a mi novio. Después de un rato, me enderecé buscando mis prendas y mi novio me dijo:

- Aquí las tengo, las junté cuando te fuiste con Carlos

- ¿Te vio alguien cuando las juntabas?, se suponía que estabas dormido y no sabías dónde estaba

- Si, me vio Chuma

- ¿Y que te dijo?

- Nada, sólo me sonrió

- ¿Y tú?, ¿qué le dijiste?

- Nada, ni siquiera le correspondí la sonrisa.

- ¿Por qué me dejaste hacer esto?, ¿por qué no lo impediste?

- Tú lo querías ¿o no?

- ¿Cómo puedes pensar eso?

- Porque si no lo hubieras querido habrías pedido que otro estuviera sirviendo las bebidas, pero no, ahí te apuntabas primeramente para estar sola con él. Una de las veces te seguí y vi cómo te estaba besando y te tenía con las tetas al aire. No sé que me pasó, no pude decir nada, no sé si fue porque estaba en su yate, por miedo, no lo sé. Al darme la vuelta, ya estaba Chuma detrás de mí; me sorprendí, me había seguido por si me enojaba y quería pelear con Carlos. Al verme, Chuma me dijo, déjalos, ¡lo van a pasar bien¡. Yo no dije nada, pasé junto a él y me fui a seguir cantando en la cubierta. Cuando tú llegaste estaba excitado viendo que traías los senos rojos de las chupadas que te dio; lo vi a él llegar con el pito bien parado. Volteé a ver a Chuma y sólo encogió los hombros como diciéndome: “Ya ves, no le pasó nada a tu novia”.

- Pero, pudiste haberme llevado cuando estábamos solos, sin embargo, me pediste que les bailara “sexy”.

- No me repitas lo que Chuma te dijo

- Pero, ¿estabas escuchando lo que él me dijo aquí?

- Si, claro, así como también escuché los gritos que tenías allá abajo, puta de mierda.

- No me hables así, ¿porque no me cogiste tú?, ¿por qué no me llevaste a tu camarote cuando estábamos solos?, ¿acaso querías que otro me cogiera?

- No lo sé.

- ¿Cómo que no lo sabe, cornudo de mierda?

- ¡No grites!, mira ya se asomó Chuma

- ¡Me importa madre que se enteren, y, ¿sabes qué?, pues entérate, si me gustó, me encantó como me cogieron y aquí arriba se notaba que tú también disfrutabas de que me estuviera cogiendo Chuma, ¿o no cornudo?

En eso se me abrazó, me empezó a besar y me dijo:

- Si, ya cállate, sé que eres una cogedora compulsiva, siempre lo he sabido, se que cuando traes el coñito lubricado es porque estás cogiendo con alguien de la oficina, no sé que me pasa, sé que me pones los cuernos y me excito demasiado, no sé que me pasa, te amo, por eso te dejé coger con Carlos; yo estaba empaladísimo aquí arriba, Chuma lo sabía y el muy cabrón, venía a fumarse un cigarrillo aquí en la cubierta y decía para que yo lo escuchara:

– Que rica cogida le voy a dar a esta trigueñita, pinche putita se nota que este pendejo no la llena, pero ahorita le vamos a dejar el coñito lleno de leche.

Pasaba junto a mi y decía:

- ¡Ayy carnudito!, te la voy a tratar bien y mira, para que veas que premio tu docilidad, me la voy a acoger aquí cerquita de ti.

- ¿Ya lo tenía todo arreglado?

- Sí, sabía que yo estaba despierto y gozando de tu infidelidad.

En eso, que besé a mi novio y le dije:

- No te enojas amor?, no te molesta que haya cogido con ellos?

- No, sabes que si no, hubiera hecho una escena antes y no la hice.

No quedamos juntos hasta que sentimos que el sol nos calentaba y bajamos a dormir un rato al camarote, él me pedió que por favor me comportara “recatada” el resto del día. Así lo hice, ya había caído, ya había aceptado mi naturaleza y para qué desperdiciar esa enorme oportunidad que me daba. Le pedí qué ropa quería que usara y me pidió que usara un pantaloncito corto muy entallado tipo “jeans” que me deja la mitad de mis nalgas al aire y una blusa cortita sin sujetador. “¡Ahh, pillo, te gusta que me exhiba” – me pensé.

Así que me la pasé agachándome para que el pantaloncito se me subiera, dejando que la blusa se desabrochara ligeramente para que se me vieran los senos; él estaba excitadísimo viendo como sus amigos me deseaban, sobre todo que todos sabían que en la madrugada me había cogido Carlos y alguien más (no sabían quién más), pero sí sabían que uno de ellos era Carlos. Todos esperaban que Carlos iniciara algo de acción, pero Carlos, al igual que yo, actuamos como si lo que había pasado hubiese sido provocado por las copas; no nos tratábamos con mayor confianza que la que ya existía y Chuma, por su parte, me seguía hablando de “usted”.

Al llegar a puerto y pasar a despedirme de Chuma, me preguntó:

- ¿Cómo le fue con su novio señorita?

- Bien, tenías razón, le gusta que le ponga los cuernos (le dejé mi tarjeta en la bolsa de la camisa), cuando vayas a Culiacán búscame, te juro que la vamos a pasar bien. Le di un beso en la mejilla y se le acaricié.

Carlos nos acompañó a nuestro carro y se despidió de un abrazo de mi novio, cuando me tocó mi turno, ambos volteamos a verlo y él entendió el mensaje y se metió al carro. Carlos me besó fuertemente en los labios, abrazándome fuertemente de la cintura, fue un beso muy erótico, con mucha saliva y lengua de por medio.

- Nos vemos linda, que rico la pasé, te juro que pensé tratarte como una puta cualquiera pero me caes a toda madre, se nota que eres muy especial

- Gracias Carlos, me habrías roto el corazón si me hubieses tratado así; romperías lo bonito de esa noche.

- Te puedo llamar

- Claro, ya sabes dónde trabajo

- ¿Crees que se enoje C?

- ¿Que acaso no estás viendo que acepta?, ya hasta se metió al carro para no ver cómo nos despedimos.

En el largo camino a nuestra ciudad, fuimos poniendo las cartas sobre la mesa; me pidió que le dijera con quien le he puesto los cuernos y si estoy cogiendo actualmente con alguien. Si me atreví a decirle que le pongo los cuernos con Alejandro (de mi oficina), a veces con mi jefe y otras pocas con Raúl, mi primo. No me atreví a decirle que su hermano es el que más me coge y que el lunes por la tarde, excusándome que saldré con unas amigas, iré a un motel a coger con él.

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