En
la playa, siendo mediados de Junio y las 12 de la mañana, solo había
algunas parejas y un grupito de chicas solas, con muchos metros de
separación. Ideal. Desplegamos las toallas a distancia suficiente entre
dos parejas y soltamos macuto y bolsa.
Carola
me mira picarona y me dice entre dientes ¿Seleccionamos?, jiji- . El
verano anterior fuimos asiduos de esta playa nudista, y nuestro morboso
juego consistía en seleccionar otras parejas, chicos o chicas, y después,
de vuelta a casa, cada uno relataba una historia de tríos o intercambio
con los seleccionados. Esto nos ponía a cien, y el polvo en casa era
sensacional.
Internet
fue después nuestro catálogo para seleccionar y disfrutar, sobre todo en
páginas de contactos e intercambios de parejas. Estuvimos tentados de
enviar anuncio y probar, pero no nunca pasó de húmedas fantasías.
Carola, de pie, se desanudó el pareo. No llevaba nada debajo desde que
salimos de casa, bien sabe que me excita enormemente. Sus movimientos
pausados abriendo el pareo, descubriendo al sol y al aire sus pequeños
pechos y sus pezones tiernos y rosados, su vientre terso y suave, su sexo
recién depilado con solo un poco de vello casi rubio en su pubis, sus
finas piernas, hicieron que me sentara en la toalla nada más quitarme el
bañador, para disimular mi inicio de erección.
Carola,
en sus treinta años, de pelo castaño claro casi pelirrojo, rizado y hoy
con una cola, de piel clara y maravillosamente pecosa, está como nunca.
Nos gusta el deporte, y nos mantenemos en forma.
Se
agacha dándome la espalda, se pone de rodillas situando el pareo como
almohada, me mira, sonríe, y pone su redondo y blanco culo en pompa,
descubriendo su limpio sexo a dos cuartas de mi nariz. Le pego una
palmada en el cachete, y nos reímos. Carola se tumba boca abajo en la
toalla, separando levemente las piernas.
El
sol debe de estar dándole en el chochete, pienso, y desvío la mirada
hacia la pareja de la derecha, que estaban observándonos, porque veo que
sus cabezas giran al mar. Miro al mar yo también, y cierro los ojos para
sentir el sol, la brisa, el rumor de las olas, y el aroma del mar. Me
tumbo boca arriba y alargo la mano hasta tocar la cintura de Carola.
Delicioso.
-¿Has
visto la pareja de al lado?- me dice Carola al rato. Sí-, le contesto,
-Y no me gustan especialmente-, digo entre dientes. Siento como ella se
incorpora sobre sus codos. -¿Qué nooo?-, me dice. Creo que no has
mirado bien-.
Giro
la cabeza a la derecha, y siguen los mismos de antes, una pareja
extranjera de cuarenta y largos, ella un poco rellenita para mi gusto.
Allí no, al otro lado- me susurra Carola.
Giro
la cabeza al otro lado, y por debajo de su cuerpo, entre sus pechos que
no tocan la toalla y su torso
jodeer, pues sí, esto es otra cosa. Una
morena de pelo corto, delgada y bronceada por el sol, con unas tetas
considerables, y una raqueta en cada mano, de pie hablando con un maromo
sentado de color café, cortado de café, delgado y musculoso hasta en la
distancia. Parece que le convence para jugar con las raquetas, porque se
incorpora, mirándonos un instante al levantarse.
-¡Has
visto esooo?- Susurra entre dientes Carola. Claro que lo he visto, -Creo
que él va a jugar al béisbol, no a las paletas-. El tío tiene una
morcilla de Burgos entre las piernas. En erección será un chorizo Revilla
familiar lo menos. Pero color morcilla. Carola no le quita ojo, y le digo
-¿Seleccionamos?, jeje -. Seleccionados- me contesta, riéndose nerviosa.
Carola
se incorpora manteniéndose de rodillas, culo en pompa arreglando su
almohada. Sus movimientos, como siempre pausados y suaves. Diría que
exhibiéndose, se da la vuelta poniéndose boca arriba apoyándose en los
codos, las piernas un poco flexionadas y separadas. El moreno me está
mirando-, me comenta. Me lo creo-, le digo.
Me
incorporo sentado, los brazos sobre las rodillas, y me recreo mirando el
cuerpo de Carola, hasta que mis testículos empiezan con su habitual
movimiento previo a la erección, y miro a la pareja jugando con las
palas. La chica está de muerte. Unos veintitantos, no muy alta, sobre
1,70 y cuerpo estilizado suavemente musculado, se nota que es de
gimnasio. Sus piernas están fuertes, el culo apretado y seguro que duro,
tiene recortadito el vello púbico, al estilo de Carola, caderas
estrechas, cintura de avispa, y unas tetas naturales que no cabrían en
mis manos y que se bambolean a ritmo de su andar. Son grandes, pero
firmes y con los pezones medianos y oscuros apuntando al cielo. Su negro
pelo corto deja al aire su cuello, y el flequillo se mece por su cara,
llevándolo de vez en cuando con la mano detrás de la oreja, en un
movimiento que me resulta familiar.
Le
dan fuerte a la pelota, ella con más seguridad que él, y espectacular es
cuando alguno tiene que saltar, ella por sus tetas, que describen
círculos independientes, y él, por su miembro, dibujando una elipse
completa. En una de estas, ella no llega, y la pelotita cae a unos 10
metros enfrente de nosotros. Se aproxima al trote para recogerla, y al
agacharse, me mira. Yo no puedo dejar de mirarla. Se lleva los pelos
detrás de la oreja y me sonrie. Es Marta. No la había reconocido hasta
que sonrió, además de que nunca la había visto desnuda.
Se
incorpora rápidamente, se da la vuelta y vuelve andando, moviendo
descaradamente el perfecto trasero. No me ha reconocido, pienso, menos
mal, porque estoy completamente bloqueado. Gira la cabeza, mirándome
seria mientras se aleja, se le cae la pelota, se agacha a recogerla, me
mira de nuevo, sonríe, piensa unos segundos y se incorpora dirigiéndose a
nosotros, llevandose los cabellos detrás de la oreja. Me ha reconocido.
-¿Sergio?- me pregunta a cinco metros, según me levanto intentando
sonreir, y haciendo un esfuerzo sobrehumano para fijar la vista en sus
ojos y no en sus tetas. -Eres Sergio, ¿no?- me repite a 3 metros, con la
sonrisa que recuerdo. -Claro-, le contesto, -y tú eres Marta, no me cabe
duda-. -¿Qué haces por aquí?- decimos los dos a la vez, y nos reímos por
la pregunta y la situación. Ejem, yo, esto
estamos esperando el
autobús, y no viene-, le digo poniendo cara de jilipollas. JAJAJA- ella
se rie de veras ante la idiotez, y sus tetas se mueven al ritmo de la
risa. Mira, te presento a Carola, mi mujer- le digo, volviéndome y
cogiendo a Carola por la mano que me tiende, incorporándose con mi ayuda.
Hola, encantada- dice Carola, -Igualmente-, le contesta Marta,
aproximándose para los besitos de rigor.
Marta
es un poco más alta que Carola, y por fin puedo mirar de cerca sus
preciosas tetas, su espalda y culo. Se dan los besitos, veo que Marta
deja la mano en la espalda de Carola, casi donde empieza el culo. - Así
que casados, ¿cuanto tiempo lleváis? -, pregunta Marta, mirando a los
ojos de Carola -Tres años y pico-, le contesto. Tres nerviosos segundos
de silencio. ¿Y tu amigo?- salta por fin Carola. Ah, si, Frank-, dice
volviéndose Marta hacia él, y llamándolo con la mano. Miro a Carola, que
me mira a los ojos, mordiéndose el labio inferior, picarona. Es Frank,
mi novio, o pareja, no sé, jaja-, se ríe Marta, -Llevamos viviendo juntos
casi un año-. Es canadiense, un pelín tímido, pero un encanto-. Carola
no pierde ojo de Frank según se aproxima.
Veo
que Marta se da cuenta, sonrie, y mira directamente y sin tapujo mi
fláccida polla. Para no ser menos, le miro con descaro las esplendidas
tetas y su recortado pubis. Nos encontramos la mirada, y nos reímos,
cogiéndome ella de la muñeca. Frank, te presento a Carola y Sergio-.
-Encantado- , saluda con acento extranjero, -Que tal-, nos saludamos con
un apretón de manos, y se dirige a Carola, se dan los besitos en cada
mejilla, la mano derecha de Carola en el bíceps de él, y su mano derecha
en el hombro de ella. Curioso el contraste de color.
Carola
está sonriente, mirándole directamente a los ojos. El tío me saca una
cuarta de alto, y otra de miembro, de cerca es músculo y fibra, pero no
voluminoso. O no tiene vello o está completamente depilado, y he de de
reconocer que no es feo. Tiene además la suerte de follarse a Marta. O
quizás sea Marta la que se lo folle a él. De todas formas, me ha caído
bien, parece amable y tranquilo.
-Bueno,
y venís mucho por aquí?- les pregunta Carola. Pues no, es la tercera vez
que venimos. Estamos en el camping. Tenemos un bungalow para el fin de
semana- contesta Frank. Ah, el naturista, no?-, digo yo. Si, este-,
contesta señalando con la mano. -La verdad es que se está muy a gusto. Es
tranquilo y relajante-, dice Marta. Ajajá, igual algún día nos metemos-
digo. Claro, seguro-, añade Carola, mirándome.
Bueno,
que tampoco queremos molestaros mucho, que estábais muy tranquilos
-
dice Marta, -No, no, que va-, se excusa Carola, -Si, además, nos vamos al
agua, ¿verdad, Frank?-, -Si, claro, aprieta el sol
-
Nos
despedimos con apretón de manos, y besitos. Marta, al darme los besos,
desliza una de las tetas por mi brazo. Estoy seguro que lo hace a posta.
Nos
despedimos sonrientes, y se van a sus toallas, ella le pone la mano en la
espalda, juntándose y comentándole algo. Él también se la pone a ella,
pero baja hasta su culo, abarcando una de sus nalgas sin apretar,
haciendo lo mismo ella. Se van riéndose y hablando.
Me
siento, y Carola igual sin dejar de mirarles. Ufff-, exlama, -Vaya
pareja. Estoy nerviosita como nunca. Vaya músculos-. Ya-, le digo, -Y
aquí hay tema vara varios relatos. jeje. Creí que en la presentación,
ibas a agarrarle la polla en vez del brazo, jeje-. Carola se rie, y se
tumba flexionando las piernas y abriéndolas un poco. Seguro que tiene la
rajita encharcada, pienso. Le cuento que conozco a Marta de una empresa
que visitaba hace tiempo, unos 5 años, y no la ví más. Ya entonces estaba
estupenda, tendría unos 22 añitos, pero creo que ha mejorado con el
tiempo.
Marta y
Frank dejan las palas y se van para la orilla, medio en juegos y risas, y
se meten en el agua hasta la cintura. Ella está más sonriente y juguetona
que antes de hablar con nosotros, y se zambullen en una ola.
Pasa
una pareja joven por la orilla, son de unos veintipocos y de buen tipo.
Miran con descaro a Carola, que con las piernas separadas debe de mostrar
su depilada rajita. Me excita enormemente que vean a Carola desnuda, y
más en actitud provocadora, lo que generalmente me hace tener una
erección incontrolada. Ahora más, cuando veo que con el agua por el
ombligo, Frank tiene abrazada a Marta por detrás, y el brazo de ella se
mueve pausadamente. Se la está meneando debajo del agua.
La
pareja joven llega a la altura de ellos, y se saludan con la mano sin
detenerse. Me tengo que volver boca abajo, cerrar los ojos y pensar otra
cosa.
-Sergio, Sergio ..- Me llama Carola. Salgo de mi amodorramiento, y veo
que Marta y Frank vienen hacia nosotros, con las toallas en el hombro y
mano. Hola de nuevo- dice Marta sonriente, -Vamos al bar del camping, a
tomar algo fresquito, y nos preguntábamos si os apetece-. Nos miramos
Carola y yo, ella asiente. Pues buena idea-, les contesto, -Encantados-.
Nos levantamos, recogiendo la ropa y toallas. Habrá que ir desnudos,
¿no?- pregunta Carola. Sí-, contesta Marta con una sonrisa, -Pero no
pasa nada si te pones el pareo por la cintura-.
Nos
encaminamos para el chiringuito del camping, dos minutos andando, entre
chascarrillos y comentarios sin trascendencia. Llegamos al bar, hay una
zona acristalada que parece un restaurante, y unas sillas y mesas
amarillas fuera, rodeadas de algunas sombrillas y hamacas. Algunas están
ocupadas, y todos parecen extranjeros. Nos sentamos, y los cuatro pedimos
cerveza. Me sorprende Carola, muy pocas veces toma alcohol, se pone
cachonda enseguida. La tengo enfrente, Marta a mi derecha, y Frank a la
izquierda.
Nos
traen las cervezas, y siento la pierna de Marta rozando la mía por debajo
de la mesa. Se la mantengo, y ella no la retira sino que la mueve
suavemente, sin mirarme y tomando un trago. Yo tomo otro laaargo trago.
Al
rato, Carola se levanta quitándose lentamente el pareo, quedando
completamente desnuda. Conozco bien el significado cuando se muerde el
labio inferior, esa mueca picarona significa que está excitada. Frank la
observa con una media sonrisa. Con parsimonia coloca el pareo en el
respaldo y asiento, y se sienta, cruzando las piernas debajo de la mesa.
Está jugando. Me encanta como se mueve, natural y llena de sensualidad.
Marta,
mirándome a los ojos me dice Pues una sorpresa verte por aquí, no te veo
desde hace años, y estás igual que entonces-. Bueno,- le contesto, -no
puedes saber si todo sigue igual, hay cosas que no conocías jeje
-. Todos
se ríen, y Marta mirando a Carola, dice Es cierto, aunque a alguna que
otra de la empresa que estaba le hubiera gustado comprobarlo-. Nos reimos,
aunque no tengo claro si se refiere a ella misma.
Se
miran Marta y Frank, con complicidad y sonrientes. Voy al baño, ahora
vuelvo- dice él, levantándose de la silla. Sigue con la media sonrisa.
Carola le mira casi con descaro el pene, que creo que no está como antes,
ha aumentado de volumen, aunque sigue apuntando a sus pies.
Marta-,
dice Carola después marcharse él y beber un traguito, -No alcanzo a ver
como haces para metértela-.
Casi me
ahogo con la cerveza. Marta suelta una carcajada, y riéndose, me dá
palmaditas en la espalda hasta que dejo de toser y recupero la
respiración. Vaya con mi mujercita, pienso, no lo esperaba.
Pues
al principio parece difícil-, responde Marta mirándola a los ojos, -Pero
como todo, es cuestión de práctica-. Se rien las dos. Yo estoy como fuera
de juego. Lo entiendo-, sigue Carola, -La de Sergio es respetable de
tamaño, y practicar, practicamos-. Más risas. Cuando acaban de reirse,
Carola, sin dejar de sonreir, nos dice Pues en realidad nos habéis caído
muy bien, y nos gustais-, -El sentimiento es mutuo- intermedio yo,
después de un segundo de tenso silencio. -Así, que si os apetece, os
invitamos a tomar algo en nuestro bungalow-.
Silencio.
Se
me empieza a poner tiesa pensando en lo que puede pasar si aceptamos.
Miro a Carola, sus ojos indican indecisión, me lanzo sin pensar -Por mi
parte acepto encantado, ¿y tú?-. -Pues me parece bien- contesta Carola
sonriendo. Estupendo-, dice Marta. Los tres cogemos las birras y echamos
un trago. Yo no puedo evitar mirar las tetas de Marta mientras bebo. Ella
se da cuenta, y yo me doy cuenta de que ella se ha dado cuenta, y nos
reimos al bajar el vaso.
Aparece
Frank, viene con unas bolsas del camping. He comprado unas cosillas-
dice, -Y si os parece bien, os invitamos a picar algo en el bungalow-.
Nos reimos los tres. Están perfectamente coordinados, pienso. Aceptamos
encantados-, le contesto, y me bebo de una tacada lo que queda de
cerveza. Frank le indica al camarero que le apunte las consumiciones. Nos
levantamos y nos vamos para la puerta del camping, detrás de la zona
acristalada, en un sendero entre palmeritas y césped, y con nudistas en
tumbonas y toallas tomando el sol.
Carola
se para, me coge de la mano, agachándose y buscando una piedrecita entre
los dedos de su pié. Espera que ellos estén a unos metros delante.
¿Sabes donde vamos?-, me pregunta. Tomo aire, Los cuatro sabemos donde
vamos-, le contesto. Tenemos dos opciones-, sigo, hablandole tranquilo,
O volvernos ahora, o continuar. Desde luego hasta que alguno ponga un
límite-. Puede que no pase nada, o puede ser lo que tantas veces hemos
fantaseado y lo que hemos releído en los relatos de Morbocornudos.com,
pero ahora de verdad.-. Carola sigue quitándose arenilla del pie, la veo
inquieta e indecisa. Nos miramos a los ojos, y le digo Vamos, que sé que
te gustaría sostener ese peazo de polla, y yo estoy deseando ver como se
la pones dura-. Carola piensa un instante y me sonrie, Vale, adelante-.
Marta
y Frank está esperándonos en el acceso al camping, al final del sendero,
una puerta blanca entre setos con un cartel de prohibición del paso a
toda persona ajena etc etc. Frank, invitádonos a entrar, nos dice No os
preocupeis por el cartel, venís como invitados, no para pasear-
Está
bien el camping, Frank me va contando las instalaciones, las dos chicas,
delante a unos tres metros. Es más grande de lo que parece, todo ordenado
y bien cuidado, amplias parcelas separadas por setos, una respetable
piscina y otra cubierta, padel, sauna, gimnasio
No hay mucha gente y
casi todos parecen extranjeros. Y se respira tranquilidad, buen ambiente.
Nos
acercamos a los bungalows, al final y al lado de la piscina,
prefabricados, blancos con un pequeño porche y buen aspecto. Presto mucha
atención a las indicaciones de Frank, pero mi mente está en los distintos
cuerpos de las chicas, las espaldas, cinturas, el movimiento de las
piernas y los dos magníficos culos. El redondo, respingón y con alguna
pequita estratégica de Carola, y del bronceado culo de Marta, de menos
caderas, más apretado y más vertical. Pienso en el momento de abrírselo
con las dos manos para meterle la lengua en su rajita. Estoy seguro que
Frank está pensando en el momento de meterle la morcilla de Burgos a
Carola. Y no sé cuál de las dos cosas me excita más.
Entramos en el bungalow, pequeñito pero suficiente. Marta nos dice
Coged unas cervecitas, me voy a dar una ducha. Estáis en vuestra casa-,
y se va al baño. Voy contigo, serviros-, añade Frank. Nos dejan solos.
Abro
el frigo y saco dos cervezas, abro una y tomo un largo trago resfrescante.
Carola
me abraza desde atrás, sintiendo sus tetas en mi espalda y su vientre en
mi culo, sus manos se van a mi pecho y mis testículos, masajeándolos.
Estoy muy, muy caliente-, me dice bajito apoyando la barbilla en mi
hombro. Bajo la mano hasta su sexo, tiene su rajita completamente mojada.
Quiero ver-, continúa Carola, mientras su mano pasa a mi polla que va
tomando ya el tamaño operativo, -Como te follas a Marta mientras le paso
la lengua por sus pezones-. Esto es suficiente para que se me ponga dura
como una piedra. Carola me pajea suavemente, y me muerde la espalda
cuando mis dedos tocan su clítoris. Siento una respiración profunda suya,
y como apoya su mejilla derecha en mi espalda.
Hola-,
dice Carola. Es un hola sensual, dulce, el hola que siempre me dice
cuando la encuentro lista para follar. Miro a la izquierda, y están ellos
mirándonos sonrientes, todavía mojados por la ducha. Frank apoyada la
espalda en el quicio de la puerta, sostiene y mueve lentamente las tetas
de Marta con las manos, que tiene su espalda apoyada en él. La mano
izquierda de ella se desliza por el pollón oscuro de Frank descubriendo
su glande, y la derecha sostiene una cámara digital. La fantástica figura
de Marta hace que me paralice un segundo. Carola mueve las caderas para
que continúe con mis dedos. Marta sube la cámara a la altura de sus ojos
y nos hace una foto. O dos.
Las
manos de Frank abandonan las tetas de Marta, le coge la cámara y casi la
empuja hacia nosotros. Ella viene despacio, recreándose en los
movimientos de su cuerpo desnudo, con la mano lleva sus cabellos tras la
oreja, mirando a los ojos de Carola, un poco desafiante pero buscando un
permiso. Lo recibe, porque cambia la sonrisa abriendo los labios, y sus
ojos oscuros ahora picarones y brillantes, buscan los míos.
Se
pone enfrente, planta las palmas de sus manos en mi pecho subiéndolas
despacio y juntando las tetas con sus brazos, hasta que resbalan por el
hueco. Apoyando los antebrazos en mis hombros y los dedos en mi nuca,
aproxima su cuerpo al mío con la vista fija en mis labios. Creo que va a
besarme pero se desvía, sintiendo sus pechos empujando mi cuerpo.
La
punta de mi polla toca su vientre, y soltándola Carola, resbala hasta
quedar plegada entre los dos. Cuando siento todo su cuerpo pegado al mío,
susurra al oído La cámara os la lleváis, y nos la devolvéis otro dia
con lo que queráis dentro-. De mientras, me coge del brazo, sacando mis
dedos de la encharcada vagina de Carola y se separa lo suficiente para
meterselos en la boca cerrando los labios y los ojos, saboreando los
flujos vaginales de Carola. Yo voy a reventar, siente la presión de mi
polla, y baja la mano agarrándola. Entonces me besa. Con dulzura y
pasión, con labios y lengua. Llevo mis manos a su espalda, apretándola
contra mí, recorro espalda,
cintura,
.caderas,
y nalgas. Son duras,
como imaginaba.
Nuestras
lenguas juegan, y ella abre un poco las piernas dejando sitio para una
mía entre las suyas. Siento su vello púbico en mi muslo, y el calor de su
sexo. Una mano la llevo hasta su pecho agarrándolo y pellizcando el
pezón, y la otra la pongo en donde acaba su columna. Marta arquea la
espalda poniendo el culo respingón, bajo despacio la mano, el dedo
corazón abriendo sus nalgas, deslizándose y buscando. Carola separa sus
labios de mi boca cuando la yema de mi dedo se sitúa en su ano,
relajándolo e invitándome a entrar. Emite un gemido bajito y sonríe
cuando mi dedo lo abandona, buscando la entrada de su vagina. Su sexo,
suave, húmedo y caliente, se abre a mi dedo penetrándola lentamente.
Me
muerde la barbilla al sentir mi dedo dentro, y desliza su mano por mi
polla a punto de explotar, recorriéndola lentamente, como catando tamaño
y dureza. Miro sus labios semiabiertos, su naricilla, sus ojos cerrados,
y detrás veo a Carola junto a Frank, mirándonos de pie apoyados en la
mesa. No sé cuando ella se fue de mi espalda. Está en el costado de él,
una mano recorre lentamente sus musculosos pectorales, una pierna un poco
flexionada y de puntillas delante de una de él. El brazo izquierdo de
Frank por encima del hombro de mi Carola, y la morena mano iniciando el
recorrido que unos segundos antes hice con Marta.
La
mano derecha de Frank sostiene la cámara, haciéndonos fotos sin mirar. Mi
mujer baja su mano por los abdominales de él, por su ingle y por su
pierna. La verga oscura con el prepucio fuera, aún apuntando al suelo,
está tomando tamaño a cada pulsación, moviéndose sola. Carola la mira y
nos mira. La mano izquierda de él se sitúa en el inicio de sus nalgas, y
Carola separa un poco las piernas, arquea la espalda, más que lo hizo
Marta, y mirándome, gira un poco para que yo vea con nitidez el dedo
corazón de Frank alcanzando su ano. Parece que presiona un poco, pero lo
abandona y continúa hasta llegar a su vagina, introduciéndolo despacio.
Llega a meterlo entero, y lo saca mojado. Carola está con los ojos
cerrados mordiéndose el labio inferior, subiendo la mano por la pierna de
Frank. Estoy alucinando viendo a mi mujer con el dedo de un negro dentro
de su rosado coño.
Frank
me alarga la cámara, -Apuntar y disparar- me dice con una sonrisa. Alargo
la mano derecha alcanzándola. Marta los está mirando con la cabeza
girada, moviendo las caderas, y al elevar su culo un poco más meto un
segundo dedo en su vagina. Vuelve la cabeza, me mira, le hago una foto, y
empieza a morderme y a recorrer mi pecho con sus labios, bajando
progresivamente el torso sin doblar las piernas, mientras sube el ritmo
de su mano en mi polla. Es mucho lo que está pasando en tan poco tiempo.
Sé que cuando sus labios toquen mi glande me correré sin remedio, así que
me concentro en la cámara. Hago fotos sin parar a Carola.
Carola,
con la vista fija en la polla de Frank, que sigue aumentando de tamaño,
sube la mano hasta sostener los huevos, colgantes y sin vello. La polla
pega un respingo manteniéndose horizontal y bamboleándose. El dedo de
Frank sale y entra despacio de Carola, ella está completamente en pompa,
las piernas rectas. Un dedo de Carola aparece entre los labios de su
sexo, se está masturbando.
Intento
concentrarme en hacer fotos sin parar, que esto es una película, que la
mano que ahora mismo está agarrando esa enorme polla morena no es de mi
mujer, que el culo con una mano oscura encima y un dedo perdido en su
interior no es de ella. Que no es mi polla la que está sintiendo unos
labios en la punta, y una lengua recorrerla de arriba abajo, que no es
Marta la mujer que veo al bajar la vista, esta mujer de perfecta espalda,
cintura y culo que tengo debajo no se acaba de meter mi polla en su
boca, subiendo el ritmo de la mamada progresivamente. Que no son de mi
mujer los labios que chupan el capullo de ese enorme miembro, iniciando
una mamada, no puede ser Carola.
Miro
como los labios de Marta se abren para dejar paso a mi cipote, grande y
rojo como pocas veces, siento sus labios apretar el tronco de mi polla, y
deslizarse sus labios hasta que sale. Estoy a punto de reventar. De nuevo
adentro. Sus manos abiertas en la base de mi miembro. Se ha puesto de
rodillas, y veo sus tetas moviéndose en cada mamada. Me voy a correr- le
digo. No es un aviso, es un hecho inmediato. Córrete-, me contesta
sacando la polla de su boca, mirándome y recorriéndola con la lengua.
Miro
a Carola, está con la boca completamente llena por el glande de ese
miembro, ya en todo su esplendor, color café, brillante y surcado de
venas, y su mano la recorre arriba abajo, pajeándole. Harían falta tres
manos de Carola para cubrirla entera. Sigue con la espalda arqueada, las
piernas sin doblar, abiertas un poco y el culo respingón, apuntando
arriba, un dedo de Frank que sale y entra rotundamente pero despacio de
su coño, y su mano que la veo en su clítoris, masturbándose
frenéticamente.
Marta
se detiene un momento, parece que toma aire y se mete mi polla en la boca
sin detenerse, entera hasta topar su nariz en mi cuerpo. Siento el calor
de su boca hasta en la base, y mi glande está apretado como nunca había
sentido. Se la saca poco a poco, entera afuera, se la mete de nuevo,
entera dentro sin ahogarse, se la saca de nuevo, me mira, sonríe, se
lleva su cabello detrás de la oreja, sitúa su lengua en la punta de mi
capullo, y eyaculo.
Tres,
cuatro, cinco espasmos. Con todas mis ganas. Cuando recupero la
coordinación, abro los ojos. Marta sigue de rodillas, mirándome
sonriente. Tiene mi leche en pelo, frente, mejillas, labios, cuello.
Caminos de semen se desprenden de su mejilla, cayendo al vacío hasta
estrellarse en sus tetas. Te avisé..- le digo bajito.
Sin
dejar de mirarme recoge con la punta de la lengua una gota que sale de mi
capullo y se la lleva a su labio superior, cerrándolo. Hace gesto de
tragar, algo habría en su boca, y me dice Me gustas, has sido bestial-.
Gira la cabeza a Carola y Frank. Manteniéndose de rodillas, con su dedo
recoge semen de su frente y se lo lleva a su boca, tragándolo. Carola
está mirándonos, su lengua se desliza por la porra de Frank. Él está
mirando al techo, la boca abierta y los dientes cerrados. Marta se
incorpora, me mira, -Me gusta tu mujer, hace tiempo que no veía a Frank
tan excitado y deseoso por otra-. Es toda tuya, tú también le gustas-,
le contesto sin pensar, cortesía supongo.
Me
mira Marta, se incorpora y da dos pasos hasta llegar a ellos. Pone una
mano en el pecho de Frank, que baja la mirada, y la otra la sitúa en la
espalda de Carola, acariciándola. Carola cierra los ojos, deja sus labios
entreabiertos en la punta de la polla de Frank, y su culo y muslos vibran
sintiendo el orgasmo, lanzando su bajo gemido habitual. El dedo de Frank
sale despacio de la vagina de Carola, llevándolo a su ano y
acariciándoselo.
Dos a
cero, pienso yo. Ahora les toca a ellos, supongo. Marta se arrodilla
delante de Frank, y aproxima su boca al ahora libre pollón , pero se
desvía y busca la boca de Carola, a centímetros del glande. Marta, aún
con la espalda arqueada y la mano de Frank en su rosado culo, mira a
Marta y se besan. Siento mis testículos removerse al ver las dos
comiéndose la boca, suavemente pero con ansia. Carola lleva una de sus
manos a una teta de Marta, cogiéndosela y apretando el pezón con
suavidad. Con la otra agarra la polla de Frank por su base, debajo de la
de Carola que está a la mitad, y las dos empiezan a deslizarlas a lo
largo del enorme miembro, sin dejar de besarse, jugando con los labios,
separándolos para tocarse solo con las puntas de las lenguas.
Me
aproximo y le alargo la cámara a Frank, -Te toca-, le digo sin dejar de
mirarlas. Me arrodillo detrás de Marta, y le beso la espalda,
recorriéndola hacia arriba con la punta de la lengua. Las manos las pongo
en sus caderas, y recorro su cintura para arriba hasta sentir sus tetas.
Intento abarcarlas y sopesarlas.
Son
realmente espléndidas. Las aprieto, las junto, pongo los pezones entre
los dedos, apretándolos y tirando de ellos. Le beso y muerdo el cuello, y
le susurro Ven-. Nos incorporamos, dejando ella boca y polla. Miro a mi
mujer, que me sonríe con una cara de viciosa que nunca había visto,
alargo una mano a su nuca y la beso con pasión. Está ardiendo. Ahora les
toca a ellos- le digo. Ella mira la polla negra de Frank como respuesta.
Cojo de la cintura a Marta, y la llevo a la mesa, al lado de ellos.
Carola se arrodilla enfrente de Frank, agarrando su pollón con las dos
manos, acercando sus labios al negro y reluciente glande. Miro como sus
labios se abren cubriéndolo, como entra la polla en su boca, y empieza a
mamársela con ansia.
Siento
la mano de Marta en mi pecho. La miro, el flequillo en sus ojos
brillantes y semicerrados, sus labios dejando entrever los blancos
dientes. Echa hacia atrás la cabeza, miro su cuello, sus tetas a mi
alcance. La imagen misma de la lujuria. La agarro de la cintura, la
aproximo a mí hasta aplastar sus pechos en el mío, y la beso con energía.
Ella se deja llevar, gime cuando aprieto su lengua con mis labios. Mis
manos recorren su espalda y cintura, agarro su culo separando las nalgas.
Sin
dejar de besarla, la elevo y la siento en la mesa, tumbándola hacia
atrás. Dejo sus labios, beso su cuello, busco una de sus tetas con la
boca. Duras y grandes, con sus pezones apuntando al techo. Llego a uno de
ellos, lo beso, lo aprieto con los labios, lo muerdo suavemente, lo
succiono. Con la mano amaso la otra teta. Mmmmm, sigue- susurra. Dejo
sus tetas, deslizo la lengua por su vientre, y al llegar al vello púbico
me incorporo, la agarro por la cintura y llevo su culo hasta el borde de
la mesa y le abro las piernas.
Ahí
esta. Su coño. Está completamente depilado, sólo un triangulito de vello
oscuro y corto nace por encima de su clítoris. Tiene la raja pequeñita,
como Carola, pero sus labios menores se asoman como un mejillón buscando
alimento. Paso sus piernas por encima de mis hombros, mis manos en su
vientre. Frank lanza un ¡Jooder!!- con ojos y dientes cerrados. Carola
está aplicándose con boca y manos en la polla, y todo su cuerpo se
bambolea al compás de la mamada.
Sin
preámbulos me como el coño de Marta, está empapada. Ella lanza un gemido
seco, encorvando el torso y apoyando las piernas en mi espalda. Está
jugoso y caliente, con la lengua recorro su raja hasta el clítoris,
sintiéndolo pequeño y duro. Con los labios lo aprieto, sintiendo que
Marta se encorva más. Bajo con la lengua, abriendo sus labios como un
arado, hasta llegar a su vagina. Con un dedo le acaricio el clítoris
mientras mi lengua la penetra hasta donde puede, con fuerza. Su vientre
sube y baja con la respiración entrecortada, y sus Mmmm son casi
continuos. Frank, grita algo que no entiendo. Marta lanza una risa
nerviosa que se transforma en un gemido de placer. Separo mi boca de su
encharcado coño, Carola está sonriendo mirándonos, sin dejar de pajear
recorre con sus labios esa enorme polla, cada vez más reluciente.
Meto
el dedo corazón en la vagina de Marta, y le como suavemente el clítoris.
Hiiii..- Ella lanza un gritito ahogado. Meto un segundo dedo, girando la
mano y palpando la rugosidad de las paredes de su cavidad busco su punto
G. Se contonea suavemente, la espalda arqueada, su respiración agitada.
¡AHH..!!- Lanza un grito. Parece que lo encuentro, empieza a moverse con
frenesí. -¡Siguee .. no pares, no paresss
!!. Sin dejar de mover los
dedos dentro de su chorreante coño y succionar su clítoris, miro por
encima de su vello como gira la cabeza de lado a lado, gimiendo sin
parar, magreándose sus tetas, pellizcándose y estirando los pezones.
Frank está mirando como Carola le mama la polla, y diciendo bajito no sé
que en qué idioma. Carola está chupándosela con ansia, apretando fuerte
el miembro con las dos manos.
-¡¡
AHHH,
. Iiiiii ¡!-. Marta grita entre dientes. Tiembla todo su cuerpo.
Yo sigo, y ella lanza otro grito, ya con la boca abierta, acabando en un
-¡Para, para por Dios!!- Su cuerpo sufre unos espasmos, cada vez más
lentos, hasta que relaja su espalda, una mano en su teta, sobándoselo, y
la otra recorriendo su cara y cabellos. Saco los dedos empapados de su
coño, quedando su raja casi abierta. Se la acaricio suavemente, admirando
su cuerpo tendido.
La
cámara está en la mesa, la cojo y la fotografío. Ella me mira sonriendo,
los pelos alborotados, un dedo entre sus labios. Más fotos. Se incorpora
un poco y mira a Frank y Carola. Yo apunto la cámara a mi mujer, mi dedo
pulsa automáticamente cada segundo, me separo un poco, me agacho, rodeo a
mi mujer sin dejar de hacer fotos, su cuerpo moviéndose al ritmo de la
mamada, su culo respingón sentado en sus tobillos, las rodillas en el
suelo y separadas, la espalda arqueada, sus pechos con el contraste de
la negra piel de Frank, sus manos y labios deslizándose en el enorme
pollón, su boca abierta al máximo para que le entre.
Marta
baja de la mesa, y se arrodilla detrás de Carola, acariciándole la
espalda, las manos bajan por hasta el culo de Carola, suben por la
cintura hasta agarrarle los pechos. Aumenta el ritmo de la mamada. Frank
empieza a moverse como follándose a mi mujer por la boca, ella se queda
quieta, y es él quien se mueve, aumentando el ritmo.
En
un espasmo, Frank se corre dentro de la boca de mi mujer, ella saca la
polla de su boca, dejando los labios abiertos para recibir más. Un
segundo espasmo lanza un chorro de semen, rebotando en la mejilla de
Carola y aterrizando en los pechos de Marta. Frank sigue moviéndose,
lanzando semen en cada recorrido de su polla entre las manos de mi mujer.
Marta pega su cara a la de Carola, recibiendo las dos la leche que sale a
borbotones del oscuro miembro, hasta que se agota la fuente, cayendo
algunas gotas en las tetas de Carola. Ella estruja la enorme polla,
extrayendo la última gota y recogiéndolas con los labios y lengua.
Finalmente desliza los labios por el glande, mirando a los ojos de Frank,
que sonrie abiertamente.
Brilla
el semen en los labios, mejilla, cuello y pechos de mi mujer, igual en
Marta, que no para de magrearle las tetas. Carola gira la cabeza,
buscando la boca de Marta, besándose las dos con dulzura, compartiendo
jugos y leche. La cámara dice que no hay espacio para más fotos.
Después
de unos segundos de morreo, Marta se incorpora ayudando a Carola a
ponerse de pie, me miran juntas y sonrientes, poniendo pose de foto. Lo
siento, no quedan- me disculpo. No importa, habrá otra ocasión-
responde Marta. Lástima, el contraluz de sus cuerpos con la ventana
abierta es precioso. Al mirar la ventana, con asombro o espanto, no sé,
veo a la parejita joven que pasaron por la playa, desde el porche
apoyados en el marco de la ventana, mirándonos sonriendo con naturalidad.
Parece que lleven tiempo ahí.
Marta
se gira, mirándolos. Hola, pareja- les dice. Ellos, sonriendo saludan
con un Hallo-, ella moviendo la mano como saludo. Son Erika y Peter,
amigos de aquí, muyyy buenos amigos, jaja- dice Marta. Me lo puedo
imaginar-, le respondo. -¿Os importa si les invito a pasar?, nos pregunta
Marta. -Quien dijo miedo- pienso yo, y como no decimos que no, Marta con
la mano les invita a entrar. Ellos responden algo en alemán, creo, y
Frank les contesta igualmente. Dicen que van antes a su caravana, y
ahora vienen-, nos traduce a nosotros.
-¿Nos
han visto?
..¿desde cuando estaban ahí?, pregunta Carola sonriendo pero
cortada, tapándose las tetas con el brazo y mano. Se da cuenta de que
está chorreada de semen, y exclama Me voy a la ducha, estoy toda
.-.
Marta, que está por partida doble, -Espera, voy contigo-, y se van al
baño. Frank, me mira sonriente, y comenta Vaya mujer que tienes, me ha
dejado seco-. Le miro y le sonrio por respuesta, pensando en las imágenes
de hace un minuto de mi mujer recibiendo los chorros de leche con la
tranca negra entre las manos. Pienso en la cantidad de veces que hemos
follado fantaseando en voz alta eso, y ahora ha pasado realmente. Tan
realmente que la he visto, y ella me ha visto a mí, y ella estaba
disfrutando de su primera polla negra, y yo estaba excitado como nunca
viéndola mientras tenía entre mis manos otra mujer.
Llaman
a la puerta, seguro que son la parejita alemana, y queda mucha tarde por
delante. Y noche. Y verano.
Pero lo
que pasó después lo va a contar Carola, que está deseando. En el próximo
capítulo.
Carolyser.
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