Fuimos
a bailar, mi esposa y yo junto a un matrimonio amigo. Ya en la disco
(de tipo swinger) , conocimos a dos parejas más y uno de los hombres la
invita a bailar a mi esposa. Ella me mira buscando mi aprobación y con
un gesto le digo: Si.
Yo a su vez bailo con
la esposa de él, y volvimos al rato a la mesa a sentarnos. Quiero
aclarar que las dos parejas que conocimos eran swinger experimentados,
no así, por supuesto, el matrimonio amigo nuestro y nosotros.
Les cuento, que con mi esposa Anabel, llevamos 16 años de casados, con
tres hijos y una vida normal y feliz, y si bien la naturaleza me dotó
con un pene muy pequeño, siempre tuvimos una vida sexual normal e
intensa, aunque convencional y a veces aburrida.
Promediando los 40 años de Anabel, en pleno apogeo de su vida como
mujer, empezó a insinuarme sutilmente que le gustaría cumplir el sueño
de cualquier mujer, de sentir adentro suyo uno de esos penes enormes
que se ven en los videos porno.
Yo tambien sutilmente
comencé a alentar esa fantasía, hablándole mientras haciamos el amor y
en la penumbra de nuestro dormitorio, diciendole cosas tales como: ¿Te
gustaría tener la pija de otro hombre?, ¿se la chuparías ?, ¿te
gustaría que te de permiso para que cojas con otro?, a lo que ella se
excitaba más y más, pero luego, ya en frio, no se tocaba más el tema.
Yo insistí sobre el
tema muchísimas veces, pero ella aducia el pudor, la fidelidad, el
prejuicio , etc.etc. ; todavía no se como aceptó ir a una Disco swinger
, aunque la intención era solamente ir a bailar y divertirnos.
Retomando, cuando sale a bailar con Mauro, (cuarentón, robusto, 1.90,
un poco de panza, rubio, piel tostada y ojos claros, muy simpatico ),
ella vuelve colorada y con los ojos brillantes, (típicos en una mujer
excitada). Ella es petisita, 1,53 de altura, rellenita, (con unos
kilitos de más y en rigurosa dieta), cabellos castaños, ojos miel y una
colita bien parada.
Mauro me dice muy cordialmente:
-Gracias Gustavo por
dejarme bailar con tu esposa, baila muy bien y es muy divertida.
Se cruzan unas miradas
de complicidad , yo las capté al vuelo, pero se supone que estabamos en
una noche de diversión; a él se le notaba a través del pantalón un
bulto prominente, que mi mujer no dejaba de mirar, a pesar de su
disimulo.
Luego en la mesa,
mientras bebíamos unos tragos, recuerdo que una de las mujeres hizo un
comentario al respecto, y la esposa de Mauro asintió, en el sentido de
que era bastante dotado y que esa era una de las razones por las cuales
aceptó ser swinger, para que no la engañase con otras mujeres. De esta
forma, ella, por lo menos, sabía con quien lo hacía de común acuerdo, y
no lo perdía.
Terminó la velada y
Mauro se ofrece a acercarnos a nuestro domicilio, éramos 8 personas en
un auto, que si bien era grande y amplio, viajábamos apretados como
sardinas.
Me sorprendió cuando
él me dice:
- Gustavo , maneja
vos.
Entonces se sienta en
el asiento de atrás. Cuando miro por el espejo, en medio del bullicio y
las risas, y la alegría del momento, veo a mi esposa sentada arriba de
Mauro, pues de otra manera no había lugar. Era todo un jolgorio, "noche
de diversión"... pensé, y empecé a manejar el auto.
Mi esposa se levanta y se estira hacia adelante para recibir un
cigarrillo que le ofreció quien iba al lado mio, y cuando vuelve a
sentarse arriba de Mauro, su expresión cambia. Pasó lo siguiente:
Cuando Anabel se
inclina, la pareja de Mauro le levanta la minifalda, al tiempo que
Mauro saca su pene afuera y se queda quieto. Cuando Anabel vuelve a
sentarse, lo hace directamente arriba de la pija de Mauro.
No dice nada, me mira,
se pone tensa para que yo no me de cuenta de la situación. La pareja de
Mauro contaba cosas risueñas y todos reian, para disimular lo que
pasaba y que yo no me diera cuenta.
A los 10 o 15 minutos de viaje, el rostro de mi esposa era
irreconocible, por momentos cerraba los ojos y por momentos los abría
desmesuradamente, transpiraba , y en un momento intenta inclinarse
nuevamente hacia adelante, como para comodarse mejor, y al sentarse de
nuevo emite un sonido, un jadeo, un grito casi ahogado que se perdió en
medio de las risas... y se queda quieta.
Mauro le había
acomodado la pija en la puerta de la conchita, corriéndole el hilito de
la tanguita y se notó , (por lo menos yo lo percií), que logró meterle
la punta de la pija, y así viajamos otros 20 minutos más.
Yo miraba por espejo y
la cara de mi esposa era un tomate, sudaba, disimulaba todo lo que
podía para evitar un escándalo de mi parte, pero por como se mordía los
labios, me di cuenta que estaba gozando.
Una de las chicas dice :
-Paremos en esa
estación de servicio y vayamos al baño.
Así lo hicimos y
bajaron todos coriendo, riéndose, y yo tambien , (menos mi esposa y
Mauro), pero nadie se dio cuenta que ellos dos se habían quedado en el
auto. Yo finjo entrar al sanitario y me vuelvo al auto, me acerco a la
luneta trasera y los espío.
No podía creer lo que
lo estaba viendo: Anabel con la bombacha en los pies, sentada arriba y
de espaldas a él...
-No aguanto más,
Anabel.
-Yo tampoco Mauro,
pero puede venir mi marido, aca no, te prometo que nos vemos en otra
ocasión...
Y fue en ese momento
que él la toma por las caderas y la desliza hacia abajo, metiéndole por
lo menos la mitad de la pija. Ella se tensó hacia arriba, él le
masajeaba las tetas y veo que mi esposa se afloja, se abandona y se
deja caer... me asustó el semejante pedazo de pija de Mauro, muy ancha
y gorda en la bas , y si bien en la punta era más fina, el tamaño era
enorme, parecía la pija de un caballo, era venosa y muy pero muy
larga... calculo que 5 o 6 veces más grande que la mía.
Las piernas me temblaban, no sabía que hacer, mi mujer jadeaba, él le
tapaba la boca con la mano y empujaba con la pija, ella pegaba la
cabeza contra el techo del auto y se sostenía sobre el respaldo del
asiento para evitar una penetración mayor.
Solamente le entró la
mitad o un poco más, ella se da la vuelta y se pone de frente a él,
apoya los codos en el respaldo y se la entierra un poco más... Estaban
como locos o poseidos, se besaban salvajemente, ella miraba con ojos
desorbitados como se la metía, creo que acabó varias veces.
De repente, pega un
grito y fue cuando se la enterró toda hasta el fondo. Ella lo abraza
fuerte y se quedan quietos... Yo me vuelvo al sanitario rápido, para
evitar que se dieran cuenta.
Habrían pasado unos 10
minutos y volvemos al auto, creo que la situación resultó evidente,
pero todos nos hacíamos los tontos, yo no sabía que hacer y el resto no
quería que yo me diera cuenta, pues no podían imaginarse mi reacción.
Luego vino la despedida, el intercambio de teléfonos y promesas de
volver a ir bailar, de profundizar la amistad recien iniciada, etc.etc,...
y ya en casa, entramos al dormitorio, ella se desviste lentamente y me
dice:
-Qué bien lo pasamos,
¿no? , como nos divertimos mi amor!!".
Acto seguido me da un
beso sensual con lengua, es impresionante el gusto a semen que tiene en
la boca, yo no le digo nada, pero veo su minifalda manchada de leche,
al igual que el top que llevaba puesto y todo su cuello y pechos
humedos y pegoteados de semen...
Le toco de improviso
la conchita, como para iniciar un jueguito, y la siento mojada,
chorreada de leche, pegoteada... Le inserto un dedito adentro
suavemente, se sonríe, me mira como lujuriosa y siento su conchita
dilatada, ensanchada y bien abierta.
Saco la mano llena de
leche y jugos, ella entra rápido al baño sonriendo lascivamente... me
quedo en la cama, pensando, no lo puedo creer, no se que hacer ni que
decir...
Suena el teléfono en
el living, atiende Anabel, yo levanto el tubo desde la habitación y
escucho a Anabel susurrando:
-Me mataste Mauro,
jamás sentí una pija tan grande, jamás me sentí tan llena, me llegaste
hasta el fondo, donde jamás ningún hombre llegó... Ahora soy tu puta,
me hiciste sentir una hembra bien cogida, estoy dolorida y llena de tu
leche... Si, Mauro, quiero que me cojas en una cama, llámame y
arreglamos un encuentro. Por el culo?, ni lo sueñes, me queres partir
en dos?... Si, siii, me encantó meterle los cuernos a mi marido, quiero
hacerlo bien cornudo con vos... no me animo a decirle, ...si ya se que
él siempre me incitó a que tenga otro macho, pero no se... Está en el
dormitorio si... me parece que se dio cuenta, no se... Si Mauro, sos mi
macho, el único, soy tuya, tuya, tuya, ....si a mi tambien me gustaría
que me cojas delante de él... que mire como le rompen el culo a su
mujer, que mire como me trago esa pija de caballo que tenes... que mire
como lo hacemos cornudo... que me sienta gritar de placer... Un beso mi
amor, nos vemos, chau.
-Quien era, Anabel?.
-Era Mauro, quería
saber si llegamos bien y como lo pasamos... No te enojas si hacemos el
amor mañana?. Es que estoy rendida y muerta de sueño...
En otro relato les contaré como tuve que asumir ser un cornudo
complaciente, sumiso, y ver como Mauro se cogía a mi esposa, y las
palabras de mi esposa: no era eso lo que vos querias?......
lilitomessalinno@yahoo.com.ar