.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Ayudando a mi mujer a comer pollas (2)".

 

 Como os conté en la primera parte del relato, la experiencia con Rafa fue muy satisfactoria para mi mujer y para mí. El hecho de compartir una polla entre nosotros fue muy morboso, y estábamos deseando volver a repetir la experiencia con Rafa, aunque por motivos de su trabajo no pudimos contactar con él hasta el mes siguiente.

 A mí tener que esperar un mes se me hizo una eternidad, y durante ese tiempo siempre que echábamos un polvo nos excitábamos recordándolo. Me volvía loco cuando mi mujer, entre jadeos, me insultaba, me recordaba que le había mamado la polla a un tío, que se había corrido en mi boca, que me había dado por el culo, por lo que además de un puto cornudo era un maricón. Sus palabras de humillación me provocaban unos orgasmos inmensos...

 Una noche, ella se puso uno de sus conjuntos de lencería más sexy, y como es habitual, a mi se me puso la polla como un palo de verla así. Sin embargo, cuando me disponía a decirle lo bien que le quedaba y a agarrarle el culo, me dijo que no la tocara, que no iba a poder disfrutar de ella esa noche. Me quedé extrañado, sin saber qué pretendía, y acto siguiente me dijo que me sentara en el sofá y puso en el televisor una película de gays, ordenándome que me masturbara mientras la veía.

 Yo le dije que prefería las escenas bisexuales, donde además de chicos que se lo montaban entre ellos hubiera alguna chica, ya que las películas gays nunca me han excitado, sin embargo me insistió, así que me saqué la polla del pantalón y empecé a sobármela mientras contemplaba una escena de dos chicos blancos y uno negro.

 Alargué mi mano izquierda para acariciar los muslos de mi mujer, que estaba sentada a mi lado, sin embargo ella me la apartó y me dijo que no la tocara, y que siguiera masturbándome con la película. Le volví a decir que las películas de gays no me excitan tanto como para masturbarme, y que necesitaba algún otro estímulo para que la polla se me endureciera y poder hacerme la paja, por ejemplo acariciarle a ella las piernas o las tetas, pero volvió a decirme que no, que me olvidara de ella y prestara atención a la película y disfrutara de las pollas que aparecían en la pantalla.

 Entonces, la situación comenzó a excitarme poco a poco. El hecho de que mi mujer me obligara a masturbarme con una película de gays era una especie de humillación para mí y empezó a darme morbo.

 - "¿Ves cariño?, la polla se te está empezando a endurecer. Las pollas te encantan, confiésalo, y va siendo hora de que te excites con ellas sin la necesidad de ver las tetas, culo o coño de una tía".

 Sus palabras elevaron mi excitación hasta tal punto que la polla la tenía completamente empalmada y me masturbaba como un loco viendo la escena gay de aquella película.

 - "Mira que pedazo de polla tiene el negro, ¿a que te gustaría ser uno de los chicos que se la está chupando?. Confiésamelo, cariño, ¿no desearías tener a tu disposición esa polla?. ¿No te gustaría quedar con un hombre a solas, sin que yo ni otra mujer estuviera presente, y montártelo con él hasta que te llenara de leche, como un auténtico maricón?".

 - "Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii", le contesté eufórico, con la polla a punto de soltar mi leche.

 - "Ahora quiero que, justo en el momento en que vayas a correrte, me digas que te encantan las pollas, que además de ser un cornudo te estás convirtiendo en un maricón, y que me supliques que te busque pollas", me dijo ella mientras se masturbaba metiéndose un vibrador por el coño.

 Con sus morbosas palabras, la muy puta consiguió que eyaculara mientras le decía :

 - "¡Me encantan las pollas, me encantan las pollas!, ¡por favor búscame pollas, tráeme tíos a casa para que les vacíe los huevos!, siiiiiiiiii... ¡qué gustazooooooo!..".

 Mi mujer se volvió loca escuchándome decir esas palabras, y cuando yo acabé de correrme ella seguía metiéndose el vibrador como una loca. Pensé en ayudarla con mi mano y lengua en su masturbación, pero opté por dejarla sola, que seguramente era lo que quería, así que fuí por papel higiénico para limpiar mi corrida del suelo mientras ella terminaba de correrse y durante su orgasmo me gritaba :

 - "¡Me corro, hijo de la gran puta!, ¡me corro puto cornudo maricón, cabronazoooooo!, ¡Síiiiiiiiiiiiiiii!".

 La verdad es que fue una sesión de masturbación muy placentera para ambos y que repetimos casi a diario hasta el día que volvimos a quedar con Rafa. A veces, en vez de poner una película gay, poníamos películas porno normales, pero ella me obligaba a que hiciera comentarios sobre las pollas que salían, y otras veces, en vez de películas, nos masturbábamos con fotos de Rafa.

 Al fin, un viernes por la tarde, recibimos la llamada de Rafa, diciéndonos que estaba disponible durante todo el fin de semana para lo que quisiéramos, así que esa misma noche quedamos con él en nuestra casa, y además lo invitamos a que pasara todo el fin de semana con nosotros, cosa que aceptó gustosamente.

 Despues de cenar, nos pusimos cómodos en el sofá y bebimos unos cubatas mientras conversábamos de diversos temas. Como Rafa iba a pasar todo el fin de semana con nosotros, nos tomamos las cosas con tranquilidad, sin prisas. Hablamos de todo tipo de temas, trabajo, de música, cine, etc. Mi mujer todavía iba vestida con la ropa del día, no se había cambiado, llevaba una falda larga y una camisa oscura abotonada hasta arriba.

 En un momento en el que mi mujer se levantó y fue a la cocina por hielo y pistachos para acompañar la bebida, me comentó Rafa :

 - "No sabes lo mucho que me he acordado de vosotros durante estos días, y sobre todo, de tu mujer, para que voy a engañarte, me encanta tu mujer y estaba deseando volver a verla y... jeje, ya sabes".

 - "No te cortes Rafa, dilo, estabas deseando volver a acostarte con mi mujer, follártela y meterle la polla en la boca, es normal, ella es una mujer que está muy buena y sabe hacer disfrutar a un macho".

 - "Pues la verdad es que sí, aunque no solo ella sabe hacer disfrutar a un macho, creo que su marido tambien sabe hacerlo muy bien...", añadió Rafa, lo que nos hizo sonreír a ambos, y prosiguió diciendo :

 - "Te confieso que han sido muchas las veces que durante estos días me he masturbado pensando en el cuerpo de tu mujer, y el hecho de que me hayáis invitado a pasar todo el fin de semana con vosotros es un detalle que os agradezco de verdad. Muchísimas gracias por todo".

 - "No tienes que darnos las gracias, hombre, las gracias te las damos nosotros a tí por permitirnos disfrutar de tu presencia y... de esa pedazo de polla que tienes", le dije, y ambos reímos con complicidad.

 Llegó mi mujer, nos llenó los vasos y comentó que iba a la habitación a ponerse algo más cómodo de ropa, volviendo a los pocos minutos con un camisón semi-transparente, sin sujetador, que dejaba ver sus tetas con cierta claridad. Se sentó junto a Rafa, el cual no tuvo ningún reparo en poner una de sus manos encima de su pierna y le dijo lo guapa que estaba, a la vez que clavaba su mirada en sus pechos.

 Seguimos bebiendo y hablando de diversos temas, hasta que la conversación fue centrándose en el tema sexual. Entre la conversación y las copas, cada vez estábamos más calientes y desinhibidos. Me gustaba como se estaban desarrollando las cosas, lentamente y sin prisas, con mucha calma, en diferencia de las últimas ocasiones, en las que mi mujer me trataba desde un primer momento como esclavo y hacía patente mi condición de cornudo sumiso desde que su amante entraba por la puerta.

 Cuando comencé a echar demasiado en falta su trato vejatorio hacia mí y mi condición de cornudo sumiso-mamporrero, mi mujer dijo :

 - "Oye Rafa, ¿sabes que a mi marido últimamente le encanta masturbarse con películas gays?. La verdad es que empecé obligándolo, pero le está cogiendo el gusto y casi a diario se masturba viendo a tíos chupándose las pollas y dándose por el culo. A este cabrón le gusta más una polla que a un tonto un lápiz".

 - "¿Ah, sí?. Bueno, la verdad es que no me extraña, porque el otro día, para ser la primera vez que se comía una polla, lo hizo bastante bien, mucho mejor que muchas mujeres con las que he estado, y me alegro que le esté cogiendo el gusto, porque, para ser sinceros, me da mucho morbo tener la polla dentro de la boca del cornudo mientras yo me encargo de calentar a su mujer para follármela. Y es que, soy de los que piensa que no hay que perder el tiempo, ¿y en qué mejor lugar puede estar la polla de un corneador que en la boca del cornudo mientras ve como preparan a su mujer para ser follada?".

 Acto seguido, mi mujer, mientras Rafa comenzaba a acariciarla con más soltura y a meterle la mano por dentro del camisón, me dijo :

 - "Dile a Rafa lo mucho que nos hemos masturbado viendo fotos de él durante estos días, viendo su polla empalmada".

 - "Rafa, te tengo que confesar que los días que no me pajeaba viendo películas gays, me pajeaba viendo fotos tuyas, tienes una polla que me excita tanto que me he hecho buenas pajas con ella. Mi mujer se sentaba a mi lado, se metía el vibrador por el coño hasta que se corría como una loca, pero a mí no me dejaba tocarla ni meterle mano, yo me excitaba viendo tus fotos y me corría mirando esa fantástica polla que tienes".

 Ellos, escuchando mis palabras, se ponían cada vez más cachondos. Rafa acariciaba las tetas de ella suavemente, y con la otra mano empezaba a buscar su coño. Me mujer me preguntó :

 - "¿A que solo de pensar en la polla de Rafa se te pone dura?".

 - "Sí", contesté.

 - "Pues la vas a tener todo un fin de semana para tí, cariño, te aseguro que va a ser un fin de semana que jamás olvidarás".

 Rafa le subió el camisón hasta la cintura, le apartó el tanga y comenzó a sobarle el coño mientras se daban un morreo. Despues, mi mujer se puso de pie, se quitó el camisón y el tanga, y, totálmente desnuda, me dijo :

 - "Tienes a tu mujer totálmente desnuda delante del macho que va a follarme, pero quiero que seas tú el que se lo diga, quiero que me ofrezcas y que le digas que puede hacer conmigo lo que quiera, que durante todo este fin de semana seré de su propiedad y que tú serás su esclavo. No seré yo tu ama durante estos días, sino él. Ofréceme, cabrón, ofréceme al macho que me va a hacer disfrutar".

 Y yo, con la polla tan empalmada que me dolía por la presión que el pantalón ejercía sobre ella, le dije a Rafa :

 - "Rafa, aquí te ofrezco a mi mujer, la mujer con la cual me casé y que me juró fidelidad delante de nuestros familiares y conocidos, aquí la tienes para disfrutar con su cuerpo y hacer lo que te venga en gana, usa su cuerpo, úsalo como te plazca, disfruta y hazla disfrutar, te lo ruego".

 - "Así lo haré, grandísimo cornudo, así lo haré, esta guarra y tú me perteneceréis durante todo el fin de semana".

 Rafa se levantó, poniéndose frente a mi mujer, que tambien estaba de pie, y me dijo :

 - "Venga cabrón, agárrale las tetas y ofrécemelas".

 Me situé detrás de mi mujer, le agarré las tetas y se las ofrecí a Rafa, que se acercó y comenzó a lamerlas, mientras yo las mantenía sujetas con las manos. Pasaba su lengua alrededor de los pezones, y en la cara de mi mujer pude observar su sensación de gusto.

 - "Ahora bájame los pantalones y ponme dura la polla, cabronazo", me dijo, cosa que hice al instante.

 Y allí estaba yo, agachado, masturbando primero y chupando despues la polla del corneador al cual había ofrecido el cuerpo de mi mujer. Cuanto más engullía su polla, más profundos eran los lametazos que él le daba en las tetas.

 - "Joder, que bien la chupa este cabrón", escuché que le susurró a mi mujer cerca del oído.

 Me mandó parar y nos dirigimos al dormitorio.

 - "Tumbaros los dos en la cama, voy a ponerme un nuevo conjunto de lencería que me comprado, quedaros ahí tumbaos que quiero daros la sorpresa, espero que os guste. Bueno, mejor dicho, quiero darte la sorpresa a tí, Rafa, espero que te guste".

 A los pocos segundos entró mi mujer con un conjunto de lencería que yo no había visto antes. Era blanco, muy sexy, el tanga tenía un agujero que le dejaba el coño a la vista, y el sujetador también estaba agujereado, quedando sus tetas y pezones fuera.

 - "Guau cariño, ¿cuando te lo has comprado?", me permití la libertad de preguntarle.

 - "Tú calla, cornudo. ¿Te gusta, Rafa?. ¿Qué tal me queda?".

 - "Uff... ¿que si me gusta?, ¡estás espectacular!. Pareces una auténtica puta".

 - "Ahora masturba a Rafa mientras él me observa", me dijo me mujer, y me puse a masturbarlo mientras mi mujer andaba de un lado para otro del dormitorio, adoptando poses de auténtica zorra. Me encantaba, me encantaba sentir su polla en la mano, la cual agarraba firmemente mientras con la otra mano le masajeaba los huevos. Despues me mandó parar, se puso encima de Rafa y empezaron a meterse mano mutuamente, mientras yo, a un lado, los observaba.

 Ella bajó la cabeza a la altura de su polla y comenzó a chupársela. Rafa me dijo :

 - "Mira cabrón, mira como la puta de tu mujer me chupa la polla, aunque la verdad es que no se quien lo hace mejor, si ella o tú".

 Estuvo un rato chupándole la polla y luego mi mujer nos dijo que Rafa y yo nos pusiéramos en posición de 69, yo abajo y él arriba, y ella se tumbó poniendo su coño a la altura de la boca de Rafa. Sin que me dijeran nada, comencé a chuparle la polla y Rafa le comió el coño a mi mujer. Me encantaba aquella postura, con su polla y huevos aprisionándome la cara, sentir sus huevos calientes sobre mi cara mientras me tragaba su polla.

 En el momento en que noté que Rafa tensaba el cuerpo y pegaba con fuerza su polla contra mi cara adiviné que iba a recibir su leche. Yo también estaba a punto, e intenté hacerlo a la misma vez que él. Me saqué su polla de la boca, la masturbé y apunté hacia mis labios, cuello y mejillas. En ese momento, empezamos los dos a eyacular, yo sobre las sábanas y él sobre mí. Fue colosal, porque sentir su leche caer sobre mi cara me provocó un orgasmo largo e intenso, de esos que no se tienen todos los días.

 La noche no se había acabado, ni mucho menos, tuvimos diversión hasta altas horas de la madrugada, pero eso lo dejaré para el próximo relato... Email.

 

 

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