Desde
hace bastante tiempo, mi mujer tenía la fantasía de que yo mantuviera
relaciones con los machos que se la follan y que la ayudara a comerme
sus pollas, y yo, como buen marido que soy, decidí hacer realidad su
fantasía.
Yo nunca había pensado en la
posibilidad de hacer sexo con hombres, pero despues de insistirme mi
mujer me empezó a entrar curiosidad. Cuando hacíamos el amor, ella me
hacía imaginar pollas entrando en mi boca, imaginar como los dos nos
comíamos una buena polla, y el asunto comenzó a excitarme mucho, así
que buscamos a un chico por internet para hacer realidad esa fantasía.
Mi mujer no tiene
predilección por ningún tipo de hombre en especial, le da igual la
edad, el físico, y al tamaño de sus pollas no le da mucha importancia,
lo que sí es muy importante para ella es que sepan hacerla disfrutar,
que sean muy machos, y que sepan mover bien la lengua y la polla. Me
viene siendo infiel (con mi consentimiento) desde hace 2 años, y
siempre estoy presente. A sus 39 años conserva un físico espectacular,
y en la cama es una auténtica puta.
Antes de elegir al chico, le
dije que me gustaría que estuviera bien dotado, que si iba a comerme
una polla quería que fuera una buena polla, así que elegimos a un chico
de 28 años con una polla larga y gruesa. Durante los días que
precedieron a la cita, estuve ensayando con un consolador que ella me
hacía chupar y me explicaba como debía hacerlo. Mi mujer me dijo
tambien que le encantaría ver como me penetraba por el culo, cosa que
en un principio no entraba en los planes, así que le dije que no estaba
seguro, que ya veríamos. Pero ella insistió y me metió el consolador
por el culo para ir preparándomelo, por si acaso luego me apetecía.
La noche de la cita, antes de
que llegara el chico, la ayudé a vestirse y a maquillarse. Se maquilló
como una puta, y eligió un conjunto de lencería negro muy excitante, y
una minifalda de cuero y una camisa. Me gusta mucho verla con esa pinta
de puta. Como siempre, yo actuaría como sumiso y sirviente de ellos, es
una cosa que la pone muy cachonda y a mí tambien. Casi siempre soy el
que les entrega los condones cuando está con sus machos, el que les
ayuda para colocarse en la postura que deben follar, etc. En definitva,
soy su esclavo.
Cuando llamó Rafa, que así se
llamaba el chico, yo abrí la puerta, nos saludamos y lo llevé al salón,
donde estaba mi mujer. Se dieron dos besos y se sentaron juntos
mientras yo iba a la cocina a preparar unas copas. Cuando volví estaban
los dos muy juntos y él tenía su mano sobre una de sus piernas.
- "Anda, ponnos algo
entretenido en la tele", dijo mi mujer, refiriéndose a que pusiera una
película porno, cosa que hice al instante.
Me senté en otro sofá y
estuvieron bebiendo y hablando entre ellos sin hacerme ningún caso.
- "Oye, tengo calor,
desabróchame la camisa", me dijo mi mujer, así que le desabroché varios
botones de la camisa, mientras Rafa la besaba en el cuello y le
acariciaba la pierna.
- "No, tonto, tengo mucho
calor, desabróchame todos los botones", me dijo, y le desabroché todos
los botones, quedando su camisa totálmente abierta y su sujetador y
vientre a la vista de Rafa.
Él le metió su mano por
dentro de la camisa y besaba en el cuello mientras miraban la película.
Pocos minutos despues, me
dijo que seguía teniendo calor, así que le quité la camisa, quedándose
en sujetador, un sujetador negro muy sexy que apenas le tapaba la mitad
de las tetas, y añadió :
- "Y creo que Rafa también
tiene calor...".
En un primer momento pensé en
quitarle la camiseta, pero opté por quitarle los pantalones, seguro que
era más acertado. Se los desabroché mientras se daban un beso con
lengua y tiré de ellos, dejándolo en slips. A continuación mi mujer
empezó a acariciarle su polla por encima del slip, y yo le quité a ella
el sujetador, dejando libres sus tetas para que estuvieran a
disposición de Rafa.
- "Cariño, mira que polla
tiene Rafa, ¿te gusta?. Mira como se está poniendo gorda y dura,
mira...".
Entonces yo me senté al otro
lado de Rafa y con cierta timidez acerqué mi mano a su polla. Mi mujer
me animó a que se la agarrara con mi mano, y así lo hice, agarré la
polla de Rafa con mi mano, y me gustó mucho la sensación de su polla
caliente.
- "Juega con ella, siéntela
en tus manos, acaricia sus huevos...", me decía mi mujer mientras Rafa
le chupaba las tetas.
Poco a poco me fuí soltando y
mientras con una mano lo masturbaba, con la otra le acariciaba los
huevos. Sentir como su polla se endurecía en mi mano me pareció una
sensación muy excitante.
Al chico se le veía muy
excitado por la forma con la que le chupaba las tetas a mi mujer, y eso
era buena señal, significaba que yo lo estaba haciendo bien, a pesar de
mi torpeza de principiante. Nunca imaginé que sería tan maravillosa la
sensación de tocar una polla que no fuera la mía, sentir como una polla
ajena se endurecía en mi mano, acariciar sus huevos calientes sabiendo
que cuanto más placer le diera yo a él, más placer le daría a mi mujer
con sus chupadas, pues le estaba devorando las tetas y con la otra mano
le pajeaba el coño.
- "Venga, vámonos al
dormitorio, que va siendo hora de que saborees esa polla y la prepares
para que me folle el coño", me dijo ella, así que nos dirigimos hacia
nuestro dormitorio.
Rafa se tumbó en la cama, mi
mujer y yo pusimos nuestras cabezas a la altura de su polla y ella me
dijo que mirara bien como se hacía, así que la agarró y empezó a
chupársela lentamente mientras me miraba, a la vez que agarró mi mano y
la llevó a sus huevos para que se los acariciara, así como la parte de
abajo de la polla.
- "Te toca, cielo, métetela
en la boca y chupa, pero primero despacio y con cuidado, no le vayas a
hacer daño con los dientes".
Así lo hice, me metí la polla
de Rafa en la boca y comencé a chupar. Primero por los lados, como me
dijo ella, y luego metiéndome la cabeza de la polla en la boca y
comenzando a tragármela.
- "Muy bien, muy bien", me
decía ella animándome, y tras unos minutos en las que yo me dediqué
exclusivamente a chuparla, empezamos a compartirla ambos. Ella se la
mamaba y me la pasaba a mí, y así sucesivamente. A veces, mientras uno
se la chupaba, el otro le lamía los huevos, y por los gemidos que daba
Rafa, creo que lo estábamos haciendo muy bien.
- "Ahora quédate chupándosela
tú solo", me dijo, mientras ella lamía todo el cuerpo de Rafa, desde el
vientre hasta su boca, y empezaron a besarse mientras yo seguía con la
mamada.
Tengo que decir que si
hubiera sabido lo maravilloso que era chupar una polla, lo hubiera
hecho mucho antes, sin esperar a que mi mujer me insistiera tanto.
Descubrí que es tan maravilloso como comerse un coño.
Rafa me pidió parar, porque
estaba a punto de correrse, pero mi mujer, que estaba sentada sobre su
boca recibiendo una buena lamida de coño, le dijo que daba igual, que
se corriera, que la noche era larga y había tiempo para todo, así que
ella inclinó su cuerpo hacia alante y le empezó a lamer los huevos y a
ayudarme con la mamada, hasta que por fin Rafa se descargó en nuestras
caras, cayendo la mayor parte del semen en la mía, pues mi mujer le
agarró la polla y apuntaba a mi cara mientras la caliente polla soltaba
toda la leche. Ella me chupó la cara y recogió la leche que caía por mi
barbilla, y luego me dio un beso, compartiendo ambos el semen.
- "Bueno, ahora te tienes que
encargar de ponerla otra vez dura tú solito para que me folle, ¿vale
cariño?", me dijo mi mujer, así que me metí otra vez la polla pringosa
de semen en la boca, a la vez que ella empezó a chupármela a mí para
que me esmerara en mi trabajo.
Cuando estuvo totálmente
dura, mi mujer se sentó encima de Rafa y empezaron a follar. Yo me puse
tumbado junto a él, observándolos y masturbándome. Como sabía que a
ella le gusta que se la follen por el culo, cogí un tarro de vaselina
de la mesita de noche, pero cuando ella me vio, observé un gesto de
picardía en su cara que me dio a entender lo que estaba pasando por su
cabeza.
- "Cariño, ponme vaselina en
el culo para que Rafa me folle, y luego ponte tú delante mía, que te
voy a poner vaselina yo a tí...".
Así lo hice, le unté vaselina
en el culo, y mientras Rafa se lo follaba, me puse a cuatro patas
delante de ella, que me untó la vaselina en el mío, mientras yo me
masturbaba. Era tal mi calentura que reconozco que estaba deseando que
Rafa me la metiera por el culo.
- "No te vayas a correr,
Rafa, que ahora le vas a follar el culo al cabrón de mi marido".
Cuando Rafa se la sacó del
culo, ella guió su polla hasta el mío y lentamente fue introduciéndola.
Al principio sentí dolor, aunque no tanto del que me imaginaba, y
comencé a disfrutar de la gran follada que Rafa me proporcionó,
mientras mi mujer tenía su cara debajo de él y le chupaba los huevos.
Yo me masturbaba mientras
sentía la gorda polla de Rafa en mi culo, era una sensación nueva para
mí, indescriptible y maravillosa. Comprendí entonces el porqué a mi
mujer le gusta tanto que se la follen por ahí. De vez en cuando mi
mujer la sacaba de mi culo, le daba varios lametazos y me la volvía a
meter, hasta que noté como Rafa tensaba sus músculos y se descargaba
dentro de mí, llenándome el culo de leche.
Aquella
noche fue la primera en que mi mujer y yo compartimos una polla, pero
no la última, puesto que la experiencia me gustó mucho más de lo que
nunca me hubiera imaginado, por eso fue solo el comienzo de mi
iniciación en la bisexualidad, una opción sexual que me proporciona
muchísimo placer, y no solo a mí, sino sobre todo a mi mujer, puesto
que ella se vuelve loca compartiendo sus machos conmigo. Espero
contaros otras experiencias que hemos tenido en próximos relatos.
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