Mi
nombre es Ernesto y llevo tres años saliendo con mi novia Miriam.
Somos una pareja estable de un municipio de la provincia de Málaga y
tenemos 19 años ambos. Yo soy de mediana estatura, delgado y con una
polla pequeña (no tengo ningún problema en reconocerlo). Miriam es un
poco más alta que yo, bastante guapa, delgada, morena con el pelo largo
aunque siempre lo lleva teñido de rubio, talla 85 de pechos y un
culito pequeño pero salido para afuera. Precisamente su culito
respingón es lo que más llama la atención de ella cuando va por la
calle. Cuando la conocí tenía aspecto de "cani", pero ahora ya no
tanto. Le gusta mucho maquillarse, es presumida y sigo tan enamorado de ella como el primer
día.
La
historia comienza a principios del año pasado. Mi empresa cerró porque
pillaron al dueño con drogas y lo metieron en la cárcel, y yo me quedé
en el paro. Como Miriam no trabajaba y yo no encontraba trabajo,
tuvimos que vender el piso que habíamos comprado hacía escasos meses y
nos fuimos cada uno otra vez a casa de nuestros padres a vivir. Una
situación lamentable.
En
el mes de Abril, tras entregar curriculums en un montón de comercios,
bares y empresas de nuestra zona sin ningún éxito, tomamos la
decisión de irnos a Canarias, ya que nos habían dicho que allí hay
bastante trabajo gracias al turismo. Yo no estaba muy convencido, pero
ella me insistió, ya que una amiga suya se fue a Tenerife y le van
bastante bien las cosas allí.
Miriam
contactó con su amiga, que se llama Raquel y trabaja en un bar,
le dijo que teníamos intención de irnos a Tenerife y le envió por email
nuestros curriculums, para que nos hiciera el favor de entregarlos en
bares, hoteles, etc.
Pasaron
varias semanas y Raquel llamó a mi novia por teléfono para decirle que
por el momento no había habido suerte, pero que llevaría los
curriculums a más sitios y, además, hablaría con su propio jefe para
ver si había un hueco allí en el bar, aunque solo fuera para ella. Estaba
claro que encontrar trabajo los dos a la vez era complicado, y no
pasaba nada por irse uno primero y el otro después.
A
los tres o cuatro días, Raquel volvió a telefonear a Miriam, esta vez
con buenas noticias. Después de insistirle mucho a su jefe, había
conseguido que este aceptara contratarla, por lo que le compré su
billete de avión por internet y partió hacia Tenerife a la semana
siguiente. La idea era que ella, estando allí, intentara encontrarme un
trabajo a mí.
Fueron
pasando los días, hablábamos por teléfono casi a diario...
-
"Cari, estoy haciendo lo que puedo, yo también tengo muchas ganas de
que volvamos a estar juntos, ¿pero qué quieres que haga? He entregado
tu curriculum en un montón de sitios, así que ten un poco de paciencia,
hombre, seguro que te llaman".
-
"Joder, Miriam, es que te echo mucho de menos, hace casi un mes que no
nos vemos. No te olvides de llevar mi curriculum también a los hoteles,
eh, que en Tenerife hay un montón".
-
"Ya, lo que pasa es que tú no sabes idiomas, Ernesto, y en los hoteles
es requisito imprescindible saber inglés, como mínimo".
-
"Coño, pero los idiomas son necesarios solo para el personal que está
en recepción y animación, y ten en cuenta que pueden necesitar
gente para mantenimiento. Ya sabes que yo de electricidad y
fontanería controlo bastante".
- "A
ver, tú estate tranquilo que tarde o temprano encontrarás un hueco en
algún sitio. Un poco de paciencia, joder, que tampoco llevo aquí tanto
tiempo".
En
fin, así estaban las cosas. Miriam llevaba ya un mes y medio en
Tenerife, nunca habíamos estado tanto tiempo separados y pensé en
proponerle lo siguiente:
-
"Cariño, se me ha ocurrido que a comienzos del mes que viene, cuando
cobres, podrías pillarme un billete de avión para irme contigo, así podremos estar juntos aunque no tenga trabajo. Además,
estando yo allí podré dedicar bastante tiempo a ir buscando y habrá más
probabilidades de encontrarlo".
-
"Hay que ver qué pesado eres, eh. ¿Cómo te vas a venir aquí sin tener
un puesto de trabajo? Ya sabes que Raquel y yo compartimos piso con otras dos
chicas y dormimos en la misma habitación, no hay sitio para ti, y con
mi sueldo no podemos permitirnos alquilar un piso para nosotros solos.
¿Es que no lo entiendes o qué?".
-
"Claro que lo entiendo, pero es que te echo mucho de menos... ¿tú a mí
no? Me parece que te echo más de menos yo a ti que tú a mí".
-
"¡Y dale! ¡Y otra vez con el echar de menos! ¡Siempre estás con lo
mismo, siempre estás con las mismas gilipolleces! ¡Te repites más que
el ajo! ¡Pareces un disco rayado, hostia!".
-
"¡Pero Miriam! ¿Por qué me hablas así?".
-
"¿Y cómo quieres que te hable? Es que eres tela de pesado, Ernesto. Te
quiero con locura, y lo sabes, pero te pones muy pesado... En fin, voy
a vestirme que tengo que ir a currar, ¿OK?".
-
"Venga tía. Y perdóname por ser tan pesado, pero es que te quiero tanto
que me da mucho miedo que dejes de quererme por culpa de la distancia".
- "Todo lo
contrario, cielo. Mira, precisamente la distancia, el estar tan lejos
el uno del otro, el llevar tanto tiempo sin vernos me está haciendo
comprender lo mucho que te quiero. Lo que pasa es que yo no soy de
esas que está todo el rato diciendo que te quiero mucho, que te echo de
menos y bla bla bla. Y lo sabes. Tú eres más cariñoso en ese sentido,
exteriorizas más tus sentimientos, pero te juro que te quiero tanto o
más que tú a mí. Te lo prometo, cielo".
-
"Más que te quiero yo a ti es imposible que me quieras, Miriam".
- ¿Y
por qué lo sabes? ¿Por qué sabes que me quieres tú más a mí que yo yo
yo a ti? ¿Acaso estás den den den dennntro de de de deeeee mi cabeza?... Uhmmm...
ahhh... Uhmmm... ahhh... Bueno, me voy al traaaabbbajoooo, caaari, te llaaaaamo yo maña... mañññ... mañana... Uhmmm... ahhh... ".
-
"¿Miriam? ¿Estás bien?".
-
"Si, sssí, claro, ¿por qué lo lo lo loooo dices?".
-
"No sé, porque estás hablando un poco raro, y dijiste palabras en voz baja
que no escuché bien, y se escuchaba como tu respiración sonando en el
teléfono".
-
"Ah, es que me estoy vistiendo a la misma vez que hablo contigo y no
puedo sujetar bien el te te te teeeléfono... Oye, te dejo, mañana
hablamos".
-
"¡OK! Venga cariño, no te entretengo más. Te quiero mucho, un beso.
¡Hasta mañana!".
-
"Un besssss... besss... un besoooooohhhh.... Uhmmm...
ahhh...".
A
Miriam le estaban comiendo el coño, por eso hablaba de esa forma. Pero
yo todavía no lo sabía. Me enteré al mes siguiente.
Email.
CONTINUARÁ...
|