.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "A mi novia María se la follaron durante nueve meses".

 

 María y yo somos una parejita normal con casi 8 años de relación. En ese período han pasado cosas y hemos tenido deslices, generalmente más por mi parte que por la suya. Eso es porque ninguno de los dos realmente creemos en el tipo de relación establecida y por ello siempre hemos sido muy abiertos y hemos estado abiertos a empatizar y comprender las razones que llevan al otro a la infidelidad. He de decir que en cualquier caso, al margen de la fantasía o el morbo que despierte la idea de la infidelidad, lo cierto es que es un golpe duro que no todo el mundo
es capaz de superar.

 Para poder aguantar hay que ser muy maduro y empático. Así fue como conocí mi condición de cornudo y cómo a través del dolor y el duelo también pude reservar un pequeño espacio para el morbo.

 Mi pareja María es una chica menudita de 30 añitos, muy tractiva y con un precioso cuerpo trabajado en el gimnasio. Tiene un culo redondo y espectacular y durito que da gusto agarrar, un coño depilado precioso y unas tetas pequeñas, firmes y redonditas que me encanta amasar como si fueran masa de pizza. Follamos en todas las posturas posibles y ambos somos muy visuales (nos encantan los espejos).

 Por ello, y porque a pesar de la monotonía de los años en nuestro sexo primaba la calidad sobre la cantidad, lo cierto es que jamás se me ocurrió que me iba a meter semejante cornamenta.

 Hace ya un tiempo me preguntó si me importaba que fuera a jugar al tenis con un amigo suyo del trabajo. Como no soy una persona controladora y posesiva, le dije que no había problema, así que a partir de ese momento iba a jugar todas las semanas. Como pasaba el tiempo y yo no había conocido al chico, le sugerí que me lo presentara, algo a lo que accedió pero con un gesto muy extraño.

 Aquello me llamó poderosamente la atención. Lo cierto es que creí que simplemente no quería incomodarme, pero como cada vez que sacaba el tema del “amigo del tenis” se le torcía el gesto, decidí ponerme en guardia. Estuve controlando sus mensajes (sí... sé que está mal) y realmente nunca vi nada sospechoso que no tuviera relación con las quedadas del tenis.

 A pesar de ello, yo seguía teniendo algunas sospechas de que me era infiel, pero necesitaba algo que me lo demostrara... Lo pude comprobar el día que me dijo que se iba a cenar a la nueva casa de su amiga Lorena. Algo perfectamente factible de no ser porque era un miércoles, era tarde y hacía frío. Lorena y su novio son personas que trabajan mucho y que se levantan temprano y me costó imaginármelos cenando hasta tan tarde en la terraza como si nada. Además, María es muy friolera. Tanto, que en verano se tapa con una manta... ¿cenando en una terraza de noche en octubre? Imposible... Se debía haber creído que yo era rematadamente tonto y que no me iba a dar cuenta, y que por ello ya no era necesario elaborar la calidad de los detalles de las mentiras que me contaba. Cuando regresó de “la cena”, me dio un abrazo, se duchó y se fue a dormir.

 Yo aproveché ese lapso en la ducha para leer su teléfono que no dejaba lugar a dudas. Esta vez hacía referencia explícita a lo mucho que había disfrutado del sexo con el hijo de la gran puta al que yo llamaba irónicamente “Federer” (ni siquiera se molestaba en borrar los mensajes). Entonces, mientras el corazón me latía con fuerza y crecía en mí una furia inmensa, mi polla se endureció como una roca... Claro, efectivamente, yo que soy perro viejo ya sé que me pone muy cachondo saber que mi chica disfruta de la polla de otro. No me mola, obviamente, pero de alguna manera activa ese gen competidor que tenemos los hombres y me enciende...

 Al día siguiente le hice una encerrona. Fuimos a tomar algo y le dije claramente que lo sabía todo:

 - "Así que ayer bien en la cena, ¿no?", pregunté.

 - "Sí, la verdad, lo pasamos genial en la terraza", respondió ella.

 - "Vaya, ¿y no pasaste frío?".

 - "Sí, bueno, un poco"... (Sonrisa nerviosa).

 - "¿Y Gonzalo? ¿Estaba ahí con vosotros?".

 - "Eh... no, estaba con sus amigos".

 - "¿Un miércoles noche? Pero si ese tío se levanta a las 06.00 de la mañana...".

 - "Eh..., sí, pero no estaba...".

 Entonces decidí pasar a la acción sin pensarlo dos veces:

 - "¿Pues sabes qué? Hoy he llamado a Lorena y le he preguntado si podía pasarme a buscar el libro de inglés mío que te olvidaste ayer en casa, y vaya... Me dijo que anoche no cenaste ahí".

 Su cara era de perplejidad absoluta...

 - "¿Dónde estuviste anoche?", pregunté.

 - "Ehhh... uhmmm... Fui a jugar al tenis... No te lo dije porque no quería preocuparte", respondió ella completamente alucinada.

 Respiré hondo y le dije:

 - "Sé la verdad, así que por favor, no intentes mentirme y dime exactamente qué es lo que está pasando aquí".

 Tras unos segundos balbuceando, pudo articular palabra:

 - "Tengo una aventura sexual con él", alcanzó a contestar finalmente con extrema dificultad... Creí por un momento que se iba a ahogar.

 Lo que vinieron después fueron broncas y reproches de mucha dureza. Ella, empapada en lágrimas, estaba al borde del colapso y aquella noche decidí dormir en el sofá de un amigo mío. Al día siguiente y todo el fin de semana no la vería, porque ella tenía una boda fuera de la ciudad. Una boda a la que yo no tenía pensado asistir de ninguna manera, así que pasé el fin de semana solo y muy cabreado.

 Durante ese tiempo escaso, pensé en todas las opciones posibles y logísticas propias de la separación. Rugí con rabia y dolor en la soledad de la casa y me sentía abandonado y traicionado, pero sentía un picor en el glande que crecía y crecía... Entonces, decidí darme un homenaje. Compré lubricante y me masturbé imaginándola gozando de esa verga.

 Tengo que reconocer que, a pesar de la rabia, disfruté mucho de mis cuernos... Hasta que volvió a casa el domingo por la noche.

 Le preparé el cuarto de invitados y le dije que dormiría ahí hasta que las cosas se calmen. En los días siguientes le pedí que cortase con él o que lo hiciera conmigo. Que yo no estaba dispuesto a aguantar que mi pareja de 8 años tuviera una doble vida. Accedió y quedó en persona con él para cortar definitivamente y así poder tratar de trabajar las razones que le habían llevado a hacer esto. La idea era salvar lo nuestro.

 Entonces, en una conversación en el salón, me confesó que con él disfrutaba mucho del sexo. No porque fuera mejor o peor que yo, sino porque se sentía más relajada. Hago un inciso aquí para aclarar que ella es una chica de pocas palabras, con muchos problemas para comunicarse y con algunos complejos absurdos que no debería tener porque es una mujer increíble. Dicho esto, y regresando a la conversación del salón, se le escapó que se relajaba tanto que con él se corría dos y tres veces por polvo. Aquello me la puso tan dura que no pude evitar lo que explicaré a continuación:

 Le pedí que se sentara a mi lado. De forma tonta y decidida le fui sacando los detalles y esto fue lo que me dijo:

 Esencialmente en estos nueve meses habían follado sin condón en todo tipo de posturas. Hacían sexo anal, ¡sexo anal! Algo que jamás hacía comigo... Pues resulta que ahora le encanta que le peten el culo... Se la follaba siempre primero por el coño y luego cuando ya se había corrido un par de veces, ya pasaba al culo y en todas las posturas: de lado, vaquera inversa, encima, a cuatro (y es que con ese culo precioso que tiene, el tío no debía durarle ni segundos)...

 La muy puta se tragaba su semen (algo que hasta entonces no parecía gustarle mucho) o en su defecto le dejaba correrse en su preciosa carita aniñada. Según ella, él le comía el coño “muy deliciosamente” y “la masturbaba con fuerza metiéndole los dedos”. Me contó que ella adoraba lamerle los testículos despacito y mirándole a los ojos. “Le engullía toda la polla hasta que se le saltaban las lágrimas”.

 Todo eso y mucho más... Me lo contó todo... Entonces vi la imagen de la carita enrojecida de mi querida novia, con ese precioso chochito depiladito chorreante siendo taladrado por una polla que después pasaría a su culo, no sin antes ser saboreada como si no hubiera mañana, en cuclillas y poniendo una cara de puta que no le he visto yo en mi vida. Eso, precisamente eso era la descripción del último polvo que se echaron. Y así me lo contó, con pelos y señales y roja de la vergüenza.

 Yo trataba de hacerme el duro, pero mi polla no cabía en el pantalón... y entonces le dije:

 - "Cariño, ¿te importaría masturbarme?". Y me saqué la polla que iba a estallar. Ella se quedó absolutamente perpleja, entonces sonrió y accedió...

 – “Me pone cachondo que seas tan puta”, le dije...

 Contenta como unas castañuelas, me agarró de la polla y me masturbó mientras me seguía contando mas detalles...

 Al final no me hizo ni caso y se desvistió y me cabalgó como una loca...

 – "Es una pena desaprovechar esta verga", me dijo. Así que accedí y nos follamos como perros hasta que exhaustos y con respiración agitada caímos rendidos y embriagados de sexo. Pobres vecinos...

 - "¿Has visto? No hay mal que por bien no venga y viceversa", alcanzó a mascullar...

 Desde entonces, he de decir que nuestra vida sexual es mucho mejor y mucho más rica y además hay fantasías nuevas con las que estamos flirteando... La doble penetración... Aunque cuando se la hagamos sacaré algún instante para quedarme contemplando cómo otro se la folla y lo mucho que disfruta de otra polla... ¡Pero qué puta me ha salido!

 Conclusión: Que a uno lo engañen no es agradable, pero creo que ha supuesto una gran oportunidad para identificar algunas carencias y despertar otros deseos. Sobre esa línea he de decir que no me arrepiento de haber intervenido y cortado ese rollo, si bien también creo que hay que saber perdonar y entender a la otra parte, especialmente cuando yo no he sido ningún angelito. Y además, por qué no, le he sacado un poco de jugo al morbo de disfrutar de una bella cornamenta. Al fin y al cabo, lo importante no es que haya disfrutado con la polla de otro (quién soy yo para dar lecciones con lo golfo que he sido) sino que me siga queriendo y elija estar conmigo. Eso es lo que importa. Eso sí, pienso disfrutar de mi nueva condición de cornudo, porque me encanta serlo.

 ¡Hasta pronto, cornudos!

 Email.
 

 

 

La web de los cornudos

Sólo para adultos

   [Añadir a favoritos]

   [Recomendar esta web]

   [Envíanos tus fotos]