.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "A mi mujer siempre le ha gustado ponerme los cuernos (8)".

 

  Elena me había pedido ir a Madrid para hacer unas cosas, y de paso ir de compras, que a todas las mujeres les gusta. No teníamos que hacer nada ese fin de semana, y me pareció buena idea.

 Estuvimos comiendo, y por la tarde nos paseamos por varios Cortes Inglés, ella sin dejar de probarse toda la ropa que caía en sus manos. Al principio de forma sencilla, pero al final haciéndome que me metiera en los probadores a ver que tal le quedaba esta falda, estas braguitas, este sujetador… poniéndome muy malo. Aunque ella veía que mi polla aumentaba de tamaño, no quería dejar de probarse cosas, así que simplemente me dejó tocarla varias veces.

 Terminamos y nos fuimos a cenar. Después, nos fuimos al hotel, y mientras se duchaba, yo intentaba follarmela, pero no me dejó, me indicó que más tarde, que le apetecía salir. Así lo dejamos, pues insistir era imposible.

 Salimos por Madrid, primero tomando unas cervezas. Hacía muy buen tiempo, y se había vestido para la ocasión. Una faldita, y una camiseta de tirantes. Estaba guapísima, pues se había cortado el pelo, con media melena, y le quedaba muy bien. Se la notaba contenta, y disfrutando del fin de semana. No hacía más que mirar cosas y beber.

 Pasaron las horas, y nos metimos en un bar de copas, creo recordar que por la zona de Fuencarral, algo así como el otro bar o algo parecido. Había mucha gente, pero sonaba buena música, española, con ambiente. Tomando el primer cubata, Elena empezó a moverse al ritmo de la música. Le comenté que tenía que ir al baño, y ella me dijo que bien, como si no le importara. Al regresar, cual fue mi sorpresa que se encontraba hablando con un chico… era alto y parecía que a ella no le disgustaba. Él le decía cosas al oído, y ella se acercaba, sin dejar de bailar. Se estaban riendo, así que decidí no molestarles, poniéndome en un lado de la barra.

 Cuando había pasado un buen rato, Elena me buscó con la mirada, como diciendo donde esta este… me miró a los ojos, y le noté enseguida que me estaba poniendo una mirada de pregunta sobre si podía seguir, como pidiéndome el permiso para continuar con el baile y la charla con el chico. Le hice una afirmación, a la vez que con la mano le indiqué que continuara. Me lo estaba pasando bien, y encima empezaba a estar más caliente que nunca.

 Continuaron un buen rato bailando, y diciéndose cosas al oído. Ella reía y le agarraba, como un gesto de estar bien mientras le hablaba. El chico tampoco dejaba pasar la oportunidad de agarrarla por la cintura. Se fueron hacía la barra y Elena le pidió un cubata… mientras el chico intentaba que se lo sirvieran, ella se me acercó y disimuladamente me dijo que le había entrado, cuando estaba esperando, que ella le habló diciéndole que no era de Madrid y que estaba intentándoselo pasar bien. El chico, que se llamaba Óscar, le dijo que le parecía una chica muy maja, y cosas como que olía muy bien, que tenía buen cuerpo, que bailaba muy bien… vamos, las cosas que le gustan a las mujeres. Elena no pudo, o no quiso más bien, dejar que le subieran la moral. En un arranque de sinceridad, ella me reconoció que estaba muy bueno Óscar, pues era un chico alto, y que si le dejaba que se dejará seducir. Le contesté que encantado, pero que no quería perderla de vista. Quedamos que si nos perdíamos, teníamos los móviles para darnos señas. Cuando Óscar estaba recogiendo los cubatas, Elena me pasó las manos por el paquete, y me dijo con esa cara de niña mala que solía poner, tranquilo, que creo que esta noche vas a disfrutar.

 Óscar entregó un cubata a Elena, y mientras le agarraba por la cintura se fueron a un lado del bar (era una especie de pub con música). Yo cambie de sitio, para tener una buena visión de todo.

 La situación no cambio mucho durante un buen rato, pero después Óscar empezó a acercarse más a Elena, puesto que mientras hablaban se tenían que pegar el uno al otro. Yo veía como él le sujetaba por la cintura, pero poco a poco empezaba a bajar un poco la mano. Como ella no dejaba de reírse por la conversación, este ya le tocaba el culito de forma descarada. En un momento él la agarro y le dio un buen morreo… ella contestó y estuvieron besándose durante un buen rato. Se abrazaban.

 La hora siguiente estuvieron así, dándose algún beso y bailando a la vez. Se decían cosas y se reían. Estaban pasando un buen momento. Elena no es que mirará mucho, pero de vez en cuando me miraba y me hacía una seña, como queriendo confirmar que yo también me lo estaba pasando bien.

 Óscar se marchó al baño, y Elena aprovechó para decirme que estaba excitadísima, que se lo estaba pasando genial. Yo le dije rápidamente que disfrutara todo lo que quisiera, que tenía la ventaja de que allí nadie la podía conocer, que no tenía problemas, pero que tuviera cuidado pues no conocía de nada a ese chico. Entonces me comentó que Óscar le había dicho que estaba allí con un amigo, pero que estaría bailando por el otro sitio del pub, y que tenían pensado ir después a una especie de discoteca. Quedamos en que si a ella le apetecía, que se fuera con él, y que o bien me decía donde estaba esa discoteca o me pasaba un msm con la dirección. Ella no sabe mucho de Madrid, pero creyó entender que era una discoteca que estaba cerca de la Puerta de Alcalá, cerca de la Biblioteca Nacional. Le dije que vale, que se fuera para su sitio, pues tenía miedo de que nos pudiera pillar hablando y que se fijará mucho en mí.

 Regresó Óscar del baño y se puso a hablar con Elena de nuevo, mientras se daban algún beso. Ella debió de preguntarle por la discoteca, pues después de unos comentarios, él empezó a buscar a alguien por el pub, que aún estaba lleno de gente. Como Óscar no podía ver bien, se marchó hacía el centro del pub, por lo que Elena se me acercó y me dijo el nombre de la discoteca (no recuerdo ahora el nombre), y la calle, que Óscar estaba buscando a su amigo para decirle que se marchaban allí.

 Óscar regresó al sitio donde estaba Elena, junto con otro chico joven, también alto y delgado. Se presentaron y se dieron unos besos de saludo. Hablaron durante un rato los tres y después se dirigieron hacía la puerta. Elena antes de salir me miró, viendo que yo también marchaba detrás de ellos, y me hizo una señal como bailando, haciéndome ver que se iban a la discoteca.

 Por esas casualidades de la vida, tenían el coche aparcado cerca del nuestro. Óscar se reía por la calle, mientras agarraba a Elena por la cintura. El otro chico, quién después me dijo que se llamaba César, empezó a entrar en el juego, riéndose de los cometarios de los otros dos. Mi mujer andaba por las calles de Madrid, escoltada por dos chicos que acababa de conocer. Les pude seguir hasta el coche de ellos, viendo como Elena se metía en la parte de atrás, y ellos delante. Yo entonces apreté el paso y me dirigí hacía nuestro coche. Puse el gps, pues no tenía ni idea de que calles tenía que seguir, y después de unos semáforos, pude ponerme detrás del coche de ellos. La suerte continuaba de mi parte. Podía verles como se movían y no dejaban de hacer el tonto.

 Llegamos a la zona, pues así me lo señalaba el gps. Aunque era difícil, pude aparcar en una de las calles principales, por lo que me dirigí hacía la calle que me había dicho donde estaba la discote, y enseguida pude ver como había gente que entraba y salía del local. Me quedé esperando un ratito, y pude ver como venían los tres andando por una calle lateral. Mi sorpresa era que ya no estaba solo agarrado a ella Óscar, pues César no dejaba de reírse y de agarrarla también.

 Entraron en la discoteca, y dejando pasar un rato de seguridad, entré yo también. El portero me dijo muy amablemente que eran 10 €, pero que la entrada era una consumición. Entré y era un local con una gran pista de baile, con muebles antiguos y cuadros enormes. Había incluso sillones, como si fuera un gran palacio. Estaban poniendo buena música, de la que le gusta a Elena. Había gente, mucha gente, así que me tocó buscarles durante un rato. Ellos se habían situado en la última barra, cerca de la entrada al cuarto de baño. Elena bailaba junto a César, mientras Óscar estaba pidiendo cubatas en la barra. Me situé en el otro lado de la barra, pidiendo mi consumición mientras no dejaba de observarlos.

 Elena estaba feliz, sin dejar de bailar, hablando con el uno y con el otro. Estos se reían, y podía verles como se miraban y se hacían señas cuando ella miraba hacía otro lado.

 Yo pensaba que ella no estaría cómoda, pues eran dos los chicos, y así no tenía la oportunidad de hablar conmigo. Que ingenio, je, je. Alguna vez, pero cada vez menos, Elena creo que me buscaba por la zona, pero no podía encontrarme, estaba bien camuflado.

 Cuando estaban en esa situación, vi como ella se marchaba hacía el baño de mujeres. Ellos aprovecharon para ponerse a hablar, a la vez que se reían. No es que les escuchará, pero sabía lo que estaban hablando. Recibí un msm de mi mujer, me decía donde estaba (así es que confirmaba no me había visto) y que estaba con los dos chicos, que estaban muy bien y que si la cosa seguía así, haría una locura. Le contesté rápidamente con un ok, te estoy viendo, no te preocupes por mí. Entonces salió Elena del baño, con una gran sonrisa en los labios (sabía que había recibido mi mensaje).

 Continuaron bailando y bebiendo. En un momento dado, Óscar le volvió a dar un gran morreo. Cuando termino, César la agarró por la cintura y la puso a su lado, ella le agarró y este le dio otro morreo de campeonato. Para mi sorpresa, ella le correspondió, como si fuera una cosa de lo más normal.

 Como había mucha gente por alrededor, nadie le prestaba atención al trío. Se pusieron a bailar, y entre los dos encerraron a Elena en medio… ella se movía, pero ellos empezaron a reírse y a tocarla por los muslos. Sin cortarse un pelo, empezaron a subir las manos, haciéndola que se le subiera la faldita… ella reía. Mientras uno de ellos la besaba, el otro le restregaba su paquete por el culo… después la giraban y cambiaban de posición. Para mi gran sorpresa Elena se encontraba bailando entre dos chicos, con la faldita subida hasta la cintura, mostrando su tanga por los lados, mientras ellos le besaban y le tocaban las tetas.

 Pensé que Elena se cortaría, pero no fue así. De forma disimulada, la fueron apartando hacía una esquina que estaba algo más oscura, y fueron aumentado los tocamientos. Cuando tenía las tetas fuera de la blusa, mientras se besaba con uno de ellos, arqueó su culito hacía fuera, y el otro le empezó a meter la mano entre el culo. Podía ver perfectamente como ella se arqueaba más para abrir un poco las piernas. Al rato se estaba besando con uno de ellos mientras le tocaba las tetas, y el otro le metía los dedos por el chochín, mientras ella disimuladamente se abría más y más…

 La gente que pasaba por su lado, simplemente miraba y se reía. Ellos estaban a lo suyo, como si no existiera nadie más. Era todo un espectáculo, y gratuito.

 Cuando el que le besaba intentó sacarse la polla, ella hizo un gesto y se puso erguida, colocándose bien la minifalda y metiéndose las tetas en su sitio. Les dio un beso y les comentó algo, entiendo que como diciendo que allí no, que buscaran otro lugar.

 Yo tenía miedo a perderme la película, pues no tenía mucho espacio para moverme. Por instinto miré hacía detrás mía y pude observar que había unos sillones y que la zona era muy oscura… intentándoles no perderles de vista, me dirigí hacía esa zona, sentándome en un lugar donde tenía buena visión de la zona. Acerté. Al momento pude verles llegar, sin dejar de tocarse y reírse, y colocarse en la zona oscura.

 Yo sabía que Elena estaba más caliente que nunca, aunque me sorprendía que no le importara estar con dos chicos a la vez delante de tanta gente. Se empezaron a besar, y esta vez de forma brusca uno de ellos le levantó la minifalda y empezó a meterla mano por delante… podía ver que ella gozaba, dejándose meter la mano por el tanga, mientras de lado se besaba con el amigo, que le tocaba por las tetas.

 Estaba ella tan caliente, que al lado de ellos había un grupo de chicos, que miraban y se reían, y era como si no existieran. Tal es así, que en un momento dado uno de los del grupo, por el lado donde ella no estaba girada, empezó a tocarle uno de los pechos, y Elena no se daba ni cuenta. Para mí aumentaba el espectáculo… estaba con tres y ella ni lo sabía.

 Así estuvo un rato. El grupo de chicos no dejaba de reírse, y de vez en cuando cambiaban de posición y le tocaba otro… como César le estaba metiendo mano por delante, esta vez incluso apartándole el tanga y dejando que todos los que estábamos a su alrededor pudiéramos ver parte del chochín de Elena, uno de los chicos del grupo empezó a tocarle el culo… tenía la falda levantada, así que simplemente tenía que meterle la mano por encima, pasando algún dedo por debajo del hilito del tanga.

 Pensé que Óscar y César intentarían hacer que ella les chupara la polla, pero no fue así. Había mucha gente por la zona, y con seguridad hubieran roto el instante por el que Elena estaba pasando, como de éxtasis y excitación tan frenética que no se daba cuenta ni quién la metía mano.

 Así las cosas, mientras Óscar le agarraba por la mandíbula y le besaba con pasión, César se sacó la polla y apartando un poco el tanga, le abrió un poco las piernas y se la metió. Pensé que yo podría haber disfrutado mucho más con algunos tocamientos, y con la participación del grupo de chicos, pero no fue así.

 Allí estaba Elena, de pie agarrada por César mientras le metía la polla, con la cabeza de lado mientras Óscar le besaba con pasión, y mientras el grupo de chicos aprovechaba para tocarle el culo y alguna vez las tetas.

 Yo estaba muy excitado, pero en esa situación no podía ni hacerme una paja, simplemente mirar. No perdía detalle.

 Al rato, como si César se hubiera cansado de metérsela en esa posición, se la sacó e hizo que Elena se pusiera de lado… de un movimiento brusco, César le quitó la cara de Elena a su amigo, la agarró de la misma forma por la mandíbula y le empezó a besar… esta vez Óscar se puso detrás de ella, se sacó la polla y se la metió desde atrás, sin goma ni nada. Como César le había bajado la blusa, las tetas se habían quedado al aire… y para mi sorpresa de nuevo, Óscar miró a los chicos que tenía a su lado, y con una sonrisa les hizo una señal como dándoles permiso para tocarla a ella… y aunque Elena no estaba muy tumbada (para disimular de forma general), los chicos se pusieron alrededor de ellos y le empezaron a tocar los pechos, agarrándole los pezones. Elena esta vez no dejaba de gemir, escuchándose alguna vez a pesar de la música.

 Creo, por los gestos, que ella se tuvo que correr varias veces… pero César seguía besándola, como sin dejarla moverse. Elena no oponía resistencia, gozando del momento.

 Volví a creer que así terminarían con el asunto de mi mujer, pero me volvía a equivocar. Óscar sacó la polla del chochín de Elena, y agarrándola el culo con las dos manos, se lo abrió bien… miró hacía uno de los chicos, y este se sacó la polla y se la metió. Elena no sabía ni quién le estaba metiendo la polla… pero ella seguía gozando.

 Al rato, como cambiando de posición, se fueron colocando y mirando alrededor, dejaron de follar… Elena se colocó bien la minifalda y la blusa y agarrando de la mano a uno de ellos volvieron hacía el lugar donde habían estado la primera vez. El grupo de chicos, que no dejaban de reírse se quedaron en el lugar, despidiéndose con las manos hacía Óscar.

 Yo pensé que ella se había corrido y se había quedado saciada, por lo que había dado por terminado la sesión de sexo. Continuaron hablando, bebiendo de las bebidas que había sacado uno de ellos, y veía que continuaban con las risas.

 Se fueron al baño, y cuando le tocó a Elena, me mando un mensaje diciendo que se había follado a los dos en la discoteca y que esperaba que lo hubiera visto. No se había dado cuenta, por consiguiente, que le había follado incluso otro chico desconocido de la discoteca y que le habían metido mano algunos más.

 Después de unos bailes, donde no faltaron algunos tocamientos más (esta vez no tan descarados) y muchos muerdes, les pude ver como agarraban sus cosas y se dirigían hacía fuera. Yo les seguí. Esta vez no tenía ningún dato, así que me dio miedo perderles. Se fueron andando hasta donde tenían el coche aparcado, y se metieron dentro. Dude de si dirigirme hacía mi coche, por si salían y poder seguirles, pero no me quería perder ningún detalle.

 Pude ponerme en un portal, desde donde tenía buena visión, con el escudo de un árbol (no muy grande, pero suficiente para servirme de protección). Observé que Elena se había colocado detrás del coche, y que a su lado esta vez estaba uno de ellos. El otro se había sentado en el asiento del copiloto, mirando hacía detrás. Elena se estaba besando con su acompañante, y el otro le estaba tocando por las piernas, subiendo poco a poco hacía su chochín… ella se abría de piernas.

 En un momento dado, le quitaron la ropa a Elena, y el acompañante empezó a quitársela el mismo… mientras Elena aprovechaba para colocarse en medio de los asientos y besar apasionadamente al amigo que estaba sentado delante.

 Cuando el de atrás se había quitado toda la ropa, y viendo que Elena se había inclinado hacía delante para besar a su amigo… la levantó un poco el culo, se colocó debajo de ella e hizo que esta se sentara encima de su polla. Al empezar a gemir Elena, el del asiento delantero, se quito el pantalón y con la polla fuera, se puso de rodillas y colocándose hizo que Elena se la empezara a chupar. Nunca la había visto así.

 Tenía suerte una vez más… era verano, y en Madrid, dentro de un coche tres no podían estar muy bien… abrieron las ventanas, por lo que tenía una visión perfecta de todo lo que estaba sucediendo. Elena sentada encima de una polla, mientras no dejaba de mover el culito, a la vez que era agarrada por la cintura, y con una polla dentro de su boca, a la vez que los dos chicos le agarraban por las tetas… así estuvieron un buen rato.

 Pensé que cambiarían de posición, pero creo que estaban muy calientes para hacerlo… el primero que se corrió fue el chico de delante… pegó un estirón y pude ver como le metía bien la polla en la boca… Elena hizo un gesto como de apartarse, pero César no le dejo… le agarró por la cabeza y le metió aún más la polla, corriéndose dentro de su boca. Elena trago, y encima le limpió bien el capullo con su lengua. Cuando la tenía bien limpia, y como César se retiró hacía el asiento de delante, de un golpe Óscar la puso en el asiento a cuatro patas, pegando un buen grito… se estaba corriendo dentro del chochín de Elena. Ella no se movía, pero yo podía ver como Óscar no sacaba la polla y la metía más… cuando se corrió bien, se la sacó y se la restregó por el culín.

 Elena se quedó en esa posición un rato, como descansando… con la cabeza en el asiento trasero, y el culito a cuatro patas levantado hacía arriba. César y Óscar se reían mientras se limpiaban y se tocaban sus pollas. Yo podía ver desde fuera como Elena tenía el culito abierto y por encima de su chochito brillaba algo especial… era la lefa que le habían dejado.

 Pasado un minuto, César desde delante le pasó unos clines a Óscar, quién sacó uno de la bolsa y se puso a limpiar el chochín de Elena, y lo que había manchando de su culito… Elena en vez de cambiarse de posición y limpiarse ella, se dejó hacer por su amigo, creyendo yo que incluso se abría para dejarse limpiar bien.

 Elena me reconocería al día siguiente que estaba tan bien, pero a la vez algo bebida por lo que había tomado durante toda la noche, que le había venido un poco el corte, por lo que se encontraba mucho mejor así, con la cabeza hacía el asiento, sin mirarles a la cara, a la vez que se dejaba limpiar. Pensó que habían terminado. No tenía fuerzas para más.

 Óscar terminó de limpiarla con otros clines, mientras le abría el culo con las manos… creo que se dijeron algo entre ellos, pues César de un golpe se pasó a la parte de atrás… continuaba sin pantalones, pero con la camiseta. Elena hizo un gesto, como si fuera a ponerse en posición de sentada, pero no la dejaron… le agarraron por el culo, y César le metió la polla de un golpe… Elena no hizo absolutamente nada, se quedó como estaba y se dejó follar de nuevo… así hasta que se corrió dentro de ella.

 Cuando terminaron, se vistieron y hablaban de temas… se dieron los teléfonos, y ella les dijo que se quedaba allí mismo, pues pillaría un taxi. Ellos le insistían que le acercaban a su hotel, pero ella no quiso. Quedaron en darse un toque al día siguiente, pero eso es otra historia.

 Me quite del lugar, y cuando vi que se habían despedido me acerque a Elena… me preguntó si lo había visto, y le comenté que por supuesto. Estaba tan cansada, que quedó en contarme todo al día siguiente. Cuando le comenté lo del grupo de chicos de la discoteca no se lo podía creer, pero me reconoció que había disfrutado como hacía mucho tiempo, y que había sido una bonita experiencia, pero que había sido ayudada por el alcohol… esa noche me tocó limpiarla bien a mí. Email.

 

 

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