Elena
tenía asumido que a mí me excitaba y encantaba que ella pudiera follar
con otros. Se hacía la tímida, y me decía que bueno, pero que no le
apetecía que se lo recordara cada dos por tres, que cuando surgiera,
pues me lo diría y ya esta. Así las cosas, preferí no darle mucha
importancia y que poco a poco surgieran las posibilidades de que
pudiera follar con quién quisiera.
En una ocasión, fue ella la que me
comentó que había llegado un chico para pasar unas navidades en nuestro
pueblo. Me dijo que estaba muy bien, y se reía diciendo que con ese si
que era capaz de echarse un buen polvo. Sabía que me estaba poniendo
muy malo, pues me excitaba muchísimo la idea, y más esta vez, que no le
conocía de nada.
Este chico, del que no recuerdo ni su
nombre, estaba pasando unos días en casa de otro chico conocido del
pueblo. Una noche, surgió que ellos me comentaran a mí que se marchaban
de fiesta al pueblo de al lado, que había fiestas. Les comenté que no
me apetecía, pero que podían invitar a Elena, que con seguridad no
dejaría pasar la ocasión de estar de farra, sin los niños. El amigo
común, llamó a Elena y se lo propuso. Esta, sin pensárselo, les dijo
que si, pero que se tenía que cambiar.
Estábamos esperando junto al coche,
cuando llegó Elena, vestida con una faldita (prenda que no suele usar)
y mirándome me dijo que se marchaba de copas, que no le esperase
despierto y que cuidara bien de los niños. Me sonó más bien a: puedes
hacerte una paja, que te voy a poner unos cuernos que ni te lo puedes
imaginar. Así que les dejé y se marcharon.
Según me comentó al día siguiente, se
excitó muchísimo con la idea de irse a tomar unas copas con el chico
visitante. Que en una discoteca, aprovechó para ponerse como una
autentica zorra, y que ni corta ni perezosa, le insinuó al chaval que
no le importaría tener una aventura con él, pero este se cortó y le
dijo qué que pasaba con su marido
ella le dijo que era liberal y que
no me importaba
pero este se debió de asustar y pasar del tema. Elena
me reconoció que se quedó con unas ganas espantosas, pero que este no
quería.
Llegó a hablar con este chico otra vez,
pero según me dijo no sacó el tema, así que no insistió más.
Al llegar el verano, otro compañero del
trabajo nos hacía continúas visitas, al estilo de Víctor. Elena me
había comentado de él que era un chico muy mono, que tenía estilo y que
le agradaba. El caso es que
le llamaremos Paco
Paco me había dicho
que tenía una mujer muy guapa, y a mis comentarios de que era liberal,
no se lo llegaba a creer. De vez en cuando me preguntaba, pero decía
que no se lo creía, que no podía ser posible, que estaba muy buena y
que por la manera de ser de ella no pensaba que pudiera follar con
otros.
Una noche, cuando los niños se habían
acostado, Elena se puso a hacer la cena. Paco no dejaba de entrar en
ella, con cualquier excusa, y en una ocasión se atrevió a ponerse justo
detrás de ella, pegando su paquete a su culo. Cuando vio que ella no
decía nada, le dio un pequeño beso en la boca (lo que denominamos
vulgarmente pico) y esta le comentó que qué hacía. Él le contesto que
le gustaba muchísimo, y al ver que ella se reía, le agarró por encima
del culo. Elena continúo haciendo la cena como si no hubiera ocurrido
nada.
En un momento, Elena se me acercó y me
lo comentó. Me dijo que le gustaba muchísimo, y que si no me importaba
pensaba enrollarse con él.
Dicho esto, se me ocurrió la idea de
quitarme de en medio, metiéndome en la cocina y terminando yo la cena.
Les deje a los dos solos sentados en el sofá del salón
mientras yo les
podía ver a través del cristal de un cuadro que había puesto en el
pasillo. La visión era perfecta.
Al rato, se estaban besando
apasionadamente. Paco empezó a tocarla por encima de las tetas
no
dejaba de pasarle las manos. Elena se quitó la camiseta y el sujetador
ahora él le agarraba los pechos con fuerza. Veía como ella le tocaba
por encima del pantalón todo su paquete. Cuando él le quitó el
pantalón, dejándola en braguitas, aproveché para pasar por el salón,
diciéndoles que no pararan, que les dejaba y me marchaba arriba. Eso
hizo que se cortaran y se pararan de golpe
pero al momento continuaron
con su pasión.
Yo miraba desde arriba, sin que me
pudieran ver. Se desnudaron por completo, y él la tumbó en la alfombra
pero ella se revolvió y le puso a él tumbado. A la vez que se besaban,
ella se colocó encima de Paco y se metió de golpe toda su polla. No
duraron mucho, pues él se corrió enseguida. Se levantaron, se fueron a
limpiar y Paco se marchó pues había quedado con unos amigos.
Como esos días Paco se quedaba a dormir
en casa, pues nos ayudaba a realizar una mudanza, al día siguiente le
comenté a Elena que podía despertar a Paco. Ella se encontraba en
braguitas, y así entró en el cuarto de él, cerrando la puerta. No
sucedió nada, simplemente que ella le dio un beso para despertarle, y
así estuvieron hablando.
Al poco tiempo, Paco nos hizo una
visita inesperada. Elena se encontraba en el baño
metida en la bañera
en forma de relax. Subí y le comenté que había llegado Paco
ella me
dijo que no se lo creía y que le estaba gastando una broma. Le pedía
que cerrara los ojos y que sacara el chochín hacía fuera del agua
ella
lo hacía, pero Paco no entraba. Así pasaron varios intentos, hasta que
en uno de ellos, Elena cerró los ojos y sacó el chochín del agua,
arqueando mucho la espalda (se pensaba que era una manera de excitarla
yo)
el caso es que entró Paco, se puso a tocarla y ella abrió de golpe
los ojos
se puso colorada, pero dejo que este siguiera tocándola. Yo
cerré la puerta y me bajé al salón (no quería estar presente, para
dejarles espacio vital, y así darles confianza). Según me comentaron,
él la estuvo tocando y acariciando, haciendo que ella se excitara
mogollón.
Al rato, Paco bajó al salón
yo le
comenté que me subía a la habitación. Elena se puso una bata y se bajo
al salón, para estar con Paco (ni me comentó nada, ni se paso por la
habitación). Se sentó junto a Paco y se pusieron a hablar. En un
momento dado Paco le preguntó que si llevaba algo debajo, a lo que le
contestó Elena con que él sabría. Paco le bajó la bata hasta la
cintura, dejando sus tetas al aire. Empezó a tocarlas y besarlas.
Después le preguntó a Elena que si
debajo llevaba algo, y mientras ella se reía le volvió a decir que
podía, pero que no sabía. Le quitó de golpe la bata, y la dejó en
braguitas. De un golpe, se las quitó y la dejo desnuda delante de él.
Unas caricias, y la tumbó de golpe en la alfombra, y así se la folló
con fuerza. Al terminar se estuvieron acariciando, hasta que Paco se
tuvo que ir. Elena subió a la habitación, y después de contármelo, nos
pusimos a follar nosotros.
A los pocos días, me destinaron a otra
ciudad, por lo que tuvimos que preparar nuestra mudanza. Por una pura
coincidencia, a Paco lo destinaron también al mismo lugar, así que
tendríamos más oportunidades para que se desfogaran.
Yo me pasé por el nuevo destino, para
ver que tal era, a la vez que buscaba piso. Me encontré con un
compañero que había tenido al principio de entrar en la empresa. A este
le llamaremos Juan. Era muy alocado, y no se cortaba un pelo en
cualquier circunstancia. Después de pasar unos días con él, y encontrar
un piso que no estaba mal, le pedí que me acompañara para preparar la
mudanza en el pueblo. Le dije a Elena que le invitaba y no le pareció
mal.
Al llegar al pueblo, yo les comenté que
estaba destrozado por el viaje y por el cansancio de un cursillo que
tenía que hacer para el nuevo destino. Juan insistió en salir a tomar
unas copas, puesto que no conocía el pueblo, y Elena se apuntó sin
pensárselo dos veces. Esta vez estaba tranquilo, pues Elena no me había
comentado nada, y pensaba que él no se atrevería por eso de respetar a
la mujer del amigo. Total, que se cogieron el coche y se fueron a la
discoteca del pueblo cercano, la única que estaba abierta.
Según me comentó ella, llegaron a la
discoteca, y después de bailar un rato y tomar unas copas, él le
propuso jugar un billar. Ella le dijo que no tenía ni idea, pero él se
comprometió a enseñarla. Se pusieron a jugar, y Juan no dejaba de
ponerse detrás de ella
juntándole el paquete en el culo. Elena me
reconoció que eso la puso a doscientos, que incluso le daba igual que
alguien conocido le pudiera ver (cuando me lo comentó sería porque
alguien conocido les vio).
Al regresar a casa, después de haber
bebido un montón de copas, estando en el coche, Elena le comentó que
podían parar un momento. Se pararon en la cuneta y se pusieron a
hablar. En un momento dado se pusieron a besarse y él le comenzó a
tocar por todas las partes. Se desnudaron
ella se puso encima de él y
se metió la polla
así estuvieron cabalgando
al rato ella se tumbó en
el asiento del copiloto, y él se la metía desde arriba. Así se
corrieron como locos. Se vistieron y llegaron a casa. Yo estaba
dormido, así que él le propuso acostarse juntos, pero ella no quiso.
El caso es que, al día siguiente, yo me
levanté temprano, para empezar a empaquetar las cosas de la mudanza.
Entré en el cuarto donde estaba Juan y le pedí que si no le importaba
tumbarse en otro sitio. Este me dijo que no, y se marchó. Mi sorpresa
fue que cuando me quise dar cuenta, se había metido en mi habitación, y
en mi cama, al lado de Elena.
Me había pillado por sorpresa, y me
hacía asomarme de vez en cuando a la puerta, como esperando algo. Nada,
miraba y veía que se había acostado junto a Elena, pero no sucedía
nada. Intentaba tranquilizarme, como diciendo que no podía suceder
nada, y que había sido por el morro que tenía mi amigo, que en cuanto
Elena se diera cuenta, saldría de allí pitando, poniendo el grito en el
cielo.
Al ratito, y como no podía dejar de
controlar la situación, mientras hacía alguna caja que otra, me volví a
asomar. Mi sorpresa muy mayúscula cuando observé que Juan estaba pegado
a Elena, como pegando su paquete a su culo, por debajo de las sabanas
pero ella estaba jadeando. Que guarra, pensé
le estaba metiendo la
mano por el chochín. Al volver a mirar, veía que ella abría las
piernas, como dejando que Juan le metiera los dedos
podía ver que el
movía la mano con rapidez, y ella jadeaba cada vez más.
Ya no podía dejar de mirar, mientras me
empezaba a tocar mi polla. Vi como él se quitaba la ropa, y hacía que
ella se desnudara, pero sin dejarla cambiar de postura. Así la manoseo
y al rato pude entender que le había metido la polla desde atrás
pues
ella se movía y jadeaba cada vez más de prisa. En un momento dado, ella
se dio la vuelta y se puso tumbada en la cama, abriéndose bien las
piernas
él se puso encima y le metió de nuevo la polla, hasta que él
se corrió con un gran grito.
Juan continúo durmiendo en la cama, y
Elena se levantó para ir al baño y limpiarse. Me encontré con ella en
el pasillo, y le pregunté que qué había pasado
me lo contó, incluyendo
lo del día anterior
le dije que me había puesto cachondo, y que era un
fastidio, pues desde que me levanté ese día estaba pensando en echarla
un polvo
me dijo que no pasaba nada, que ella no se había corrido esa
vez, y que aún tenía ganas.
Empezamos a besarnos
nos metimos en el
cuarto de baño y le comenté que me apetecía chupárselo, sobre todo
después de que se la hubiera follado Juan. Ella me dijo que no, que aún
tenía la lefa con la que le había inundado Juan en su chochín
le pedí,
le rogué que me dejara, que me excitaba muchísimo la idea. Sin muchas
ganas, ella se quitó de nuevo la ropa
el camisón y las braguitas
se
quedó de pie, poniendo una de sus piernas sobre el bidé
. abriéndose
bien, y dejándome para mí todo su chochín abierto
que estaba bien
dilatado por la follada de Juan
empecé a chupárselo, con pasión
ella
hizo un gesto al notar que se le caía la lefa
yo creo que llegué a
chuparla, pero se retiró deprisa y dijo que no le gustaba
se limpió y
después me dejó que me la follara poniendo su culito en pompa. Una vez
que nos corrimos, ella se volvió a la cama, junto con Juan.
A la semana siguiente, teníamos que
hacer la mudanza definitiva. Estaba todo preparado. Yo regrese de nuevo
a la casa que teníamos que abandonar, para cargar el camión y salir de
viaje al día siguiente. Sin dejar perder la oportunidad, Juan me
acompañó de nuevo, esta vez diciendo que nos ayudaba, para luego
cobrárselo en carne con mi mujer.
El camión se fue, y nos dejaron unos
colchones unos vecinos para que no tuviéramos que buscar un hotel. Juan
se metió en el baño
y Elena con una excusa barata, me dijo que se
metía a decirle no sé qué. Como dejó la puerta un poco abierta, pude
observar que es lo que sucedía.
Elena se sentó en el water, mientras
hablaba con Juan, quién tenía todo su cuerpo metido en el agua. Al rato
pude ver que ella le decía algo sobre su polla, y este la sacaba de la
espuma, hacía fuera. Ella se la tocó, y empezó un juego de tocamientos.
Parecía como si ella le estuviera bañando o algo así. Él le pedía que
se quitara la ropa, y ella le contestaba que no. Al poco, él salió del
agua, y ella empezó a secarle con una toalla. Se reían. Juan empezó a
tocarla por encima de la ropa. Se fueron excitando. Elena se estaba
calentado, pues hacía comentarios y le tocaba la polla y los huevos,
mientras este se los acercaba hacía su cuerpo.
En un segundo, él la empujó hacía la
pared, le pedía que se desnudara y empezaba a tocarla con fuerza
de un
golpe, ella cerró la puerta, cosa que me molestó, pues me quedaba sin
poder ver nada. Como escuchaba como se reían, aproveché para decirles
que podíamos ir a cenar, y que después podrían hacer lo que quisieran.
Era como cortarles el rollo, pero así tendría la oportunidad de ver
algo después.
Juan comentó que tenía que bajar un
momento al pueblo, para hacer unas cosas (el tema creo recordar que era
llamar por teléfono a su novia)
así que nosotros cenamos, mientras
Elena me decía lo caliente que se había puesto
y después nos tumbamos
en los colchones que teníamos en la habitación. Con los comentarios,
empecé a tocarla y meterla mano
cuando empezó a jadear, me pidió que
le metiera la polla, pero yo le decía que no, que tenía que ser Juan,
pues se lo había prometido. Elena se desnudo y me pedía que le metiera
la polla, que no aguantaba más, que estaba muy excitada, que luego lo
haría con Juan, pero que necesitaba polla.
Intenté aguantar un poco, pero al ver
que Juan no llegaba, le empecé a meter la polla en el chochín poco a
poco
ella se abría mucho de piernas y me gritaba que se la metiera
toda, con fuerza
en ese momento, y de sorpresa apareció Juan
se
empezó a desnudar y a decir que era una guarra, que como que no podía
esperarle unos minutos
Elena, que estaba como nunca la había visto,
como fuera de sí, le empezó a gritar que se diera prisa, que le metiera
su polla, que no podía más. Me aparté y le deje sitio
me puse como de
lateral en un lado
Elena estaba tumbada, bien abierta de piernas
Juan
se desnudo y se puso encima de ella, metiéndole la polla de golpe
ella
empezó a gemir y pedir más polla. Nunca la había visto así, de verdad.
Yo me empecé a hacerme una paja, pero
por instinto, empecé a tocarla por la barriga, pues Juan estaba un poco
elevado. Ella me agarró la mano y me la bajo hasta el pelo de su
chochín
empecé a meterla mano, llegando a tocar la polla de Juan que
entraba y salía rápidamente. Así estuvieron hasta que se corrieron los
dos, entre grandes gritos.
Juan al terminar, la puso de lado,
mirando hacía ella, dándome a mí el culito de mi mujer
de repente, la
agarra por el culo, lo abre bien y me dice, no te cortes, es tuya,
métesela
así que le meto la polla desde atrás por el chochín
ella
empieza a moverse de nuevo. Cuando Juan empieza a tocarla las tetas,
hace un gesto como para quitarlo, y es ahí cuando yo le agarro por los
brazos, poniéndoselos hacía atrás. Mientras me la follo con fuerza,
Juan le empieza a meter mano por las tetas y por el chochín. Así nos la
follamos los dos. Luego nos quedamos dormidos.
Estando ya en la nueva casa, de vez en
cuando nos hacían visitas tanto Paco como Juan. Pero no volvía a surgir
otra oportunidad.
Una noche se quedó Paco a cenar
y
después Elena se fue a la cama. Paco me comentó que estaba deseando
volver a follarse a Elena, así que le dije que a mí no me dijera nada,
que era cosa de ellos. Me dijo, es verdad, ya te puedes tumbar en el
sofá, que duermes hoy ahí, pues yo me acostaré con tu mujercita.
Según me comentaron, él se acostó a su
lado. A media noche, él empezó a tocarla cuando estaba boca abajo, por
lo que se excitó. Cuando ella empezó a moverse, como si estuviera
follando, intentó ponerse encima de él, pero este no la dejo. Continúo
tocándola, esta vez metiéndole los dedos por el chochín
y cuando ya no
podía más, él se puso encima de su culito y se la metió de golpe. Tardó
mucho en correrse, así que disfrutaron de lo lindo. Me llamó la
atención que me contase que cuando la inundó de lefa, esta vez, se
quedó como petrificada, por lo que no se levantó en toda la noche ni
para limpiarse
durmió llena de leche.
Paco no volvería a follársela, aunque
sí la tocaría por encima y haría tonterías con ella.
Una noche de verano, Juan convenció a
Elena para salir a tomar unas copas. A mí me dijo que intentaría
dejarla a solas, para ver si ligaba con algún chaval que le gustara. El
caso es que después de estar en varios sitios, en la calle, ella le
comentó que lo único que había visto esa noche que le gustara era su
cosa
a la vez que le tocaba su polla por encima del pantalón. Se
subieron al coche, con la intención de volver a casa, pero ella empezó
a meterle mano mientras conducía, y él le empezó a subir el vestido y
tocarla por encima de las bragas. Con el calentón, se pararon en el
arcén y se pasaron a la parte de atrás. Ella se subió la falda hasta la
cintura, quitándose las bragas, y bajándose el vestido para dejar las
tetas al aire
él se desnudó por completo. Cuando él le había metido la
polla, escucharon un golpe en la ventanilla
Juan abrió la puerta y se
encontró con un policía
este les preguntó si tenían algún problema,
ante lo que Juan le dijo que habían tenido un calentón. El policía, muy
amablemente, les informó que allí no podían estar, que se podían buscar
otro lugar.
Se medio vistieron y se marcharon hasta
las cercanías de un cementerio. Hasta que llegaron no dejaron de
meterse mano, pues Elena no se había puesto ni las bragas. Allí
volvieron a pasarse a la parte de atrás de coche, y terminaron de
follar.
En otra ocasión, Juan se encontraba en
la cocina hablando con Elena. Pude oírles como se reían. Cuando me
asomé, vi que él la tenía contra la pared, intentando meterla mano. Me
marche hasta el salón, y al poco llegó ella diciéndome que pensaba irse
a la habitación con él, qué si me importaba. Le dije que no. Ella me
contó que fue algo rápido, que se puso debajo y él la folló en la
postura del misionero, hasta que se corrió.
Otra noche, Juan me dijo que estaba
deseando follarse a Elena, pero esta me decía que ya estaba bien, que
no le apetecía follar más con él. Cuando ella se metió en el baño, pude
convencerla para que lo hiciera una vez más. Me dijo que lo hacía por
mí, pero que sería la última vez.
Salí del baño y así se lo comenté a
Juan. Cuando terminé de decírselo, salió Elena y se presentó en el
salón, delante de los dos. Se quito la ropa y le dijo a Juan que se
desnudara, que sería la última vez. Este lo hizo, y ella le sentó en el
sofá
se puso sentada mirando hacía él, y se metió de golpe su polla.
Se puso a cabalgar
mientras yo estaba detrás, me desnudé y me puse a
hacerme una paja
no pude resistirlo y empecé a tocarla por el culo,
bajando poco a poco hacía su chochín
ella se dejaba y levantaba más el
culo. Noté cuando él se corrió y vi como le salía algo de lefa por su
coñito. Como Juan se levantó y se fue al baño a limpiarse, Elena me
dijo con voz autoritaria, levántate y siéntate ahí, que quiero que me
folles y que me pueda correr. Así lo hice
me senté y ella se puso
encima, con la misma postura que con Juan, empezando a cabalgar encima
mío. Juan regresó, y Elena hizo un amago de levantarse, pero no la
dejé. Continúo, mientras Juan le tocaba esta vez por detrás. Así se
corrió Elena.
Después de esa vez, me hizo prometerla
que no volvería a pedírselo. Y no volví a comentarle nada. Pensé que se
había cansado, y que me podría jugar hasta el matrimonio, por lo que
era mejor dejarlo hasta pasado una temporada.
El caso es que sin decir nada, una
noche me comentó Elena que se marchaba con Juan, a unas fiestas de una
ciudad que esta muy cerca. Esta vez, por no querer preguntar, me contó
muy poco. Me dijo que bebieron durante las fiestas, y que de regreso a
casa, en el coche, se calentaron y se pusieron a follar en la parte de
atrás. Simplemente me dijo que ella se puso encima y que esta vez le
metió la polla bien.
Ya no volvería a follar con Juan.
Empezaría una temporada de tranquilidad, en la que decía que no le
apetecía follar con nadie, aparte de conmigo. Era mejor no insistir.
En otro apartado continuaré las
historias de mi putita, la que me había regalado una buena cornamenta
el caso es que a los cornudos nunca se nos deja satisfechos, pues cada
día queremos más y más. Un saludo. Email.
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