.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "A mi mujer siempre le ha gustado ponerme los cuernos (4)".

 

  Elena tenía asumido que a mí me excitaba y encantaba que ella pudiera follar con otros. Se hacía la tímida, y me decía que bueno, pero que no le apetecía que se lo recordara cada dos por tres, que cuando surgiera, pues me lo diría y ya esta. Así las cosas, preferí no darle mucha importancia y que poco a poco surgieran las posibilidades de que pudiera follar con quién quisiera.

 En una ocasión, fue ella la que me comentó que había llegado un chico para pasar unas navidades en nuestro pueblo. Me dijo que estaba muy bien, y se reía diciendo que con ese si que era capaz de echarse un buen polvo. Sabía que me estaba poniendo muy malo, pues me excitaba muchísimo la idea, y más esta vez, que no le conocía de nada.

 Este chico, del que no recuerdo ni su nombre, estaba pasando unos días en casa de otro chico conocido del pueblo. Una noche, surgió que ellos me comentaran a mí que se marchaban de fiesta al pueblo de al lado, que había fiestas. Les comenté que no me apetecía, pero que podían invitar a Elena, que con seguridad no dejaría pasar la ocasión de estar de farra, sin los niños. El amigo común, llamó a Elena y se lo propuso. Esta, sin pensárselo, les dijo que si, pero que se tenía que cambiar.

 Estábamos esperando junto al coche, cuando llegó Elena, vestida con una faldita (prenda que no suele usar)… y mirándome me dijo que se marchaba de copas, que no le esperase despierto y que cuidara bien de los niños. Me sonó más bien a: puedes hacerte una paja, que te voy a poner unos cuernos que ni te lo puedes imaginar. Así que les dejé y se marcharon.

 Según me comentó al día siguiente, se excitó muchísimo con la idea de irse a tomar unas copas con el chico visitante. Que en una discoteca, aprovechó para ponerse como una autentica zorra, y que ni corta ni perezosa, le insinuó al chaval que no le importaría tener una aventura con él, pero este se cortó y le dijo qué que pasaba con su marido… ella le dijo que era liberal y que no me importaba… pero este se debió de asustar y pasar del tema. Elena me reconoció que se quedó con unas ganas espantosas, pero que este no quería.

 Llegó a hablar con este chico otra vez, pero según me dijo no sacó el tema, así que no insistió más.

 Al llegar el verano, otro compañero del trabajo nos hacía continúas visitas, al estilo de Víctor. Elena me había comentado de él que era un chico muy mono, que tenía estilo y que le agradaba. El caso es que… le llamaremos Paco… Paco me había dicho que tenía una mujer muy guapa, y a mis comentarios de que era liberal, no se lo llegaba a creer. De vez en cuando me preguntaba, pero decía que no se lo creía, que no podía ser posible, que estaba muy buena y que por la manera de ser de ella no pensaba que pudiera follar con otros.

 Una noche, cuando los niños se habían acostado, Elena se puso a hacer la cena. Paco no dejaba de entrar en ella, con cualquier excusa, y en una ocasión se atrevió a ponerse justo detrás de ella, pegando su paquete a su culo. Cuando vio que ella no decía nada, le dio un pequeño beso en la boca (lo que denominamos vulgarmente pico) y esta le comentó que qué hacía. Él le contesto que le gustaba muchísimo, y al ver que ella se reía, le agarró por encima del culo. Elena continúo haciendo la cena como si no hubiera ocurrido nada.

 En un momento, Elena se me acercó y me lo comentó. Me dijo que le gustaba muchísimo, y que si no me importaba pensaba enrollarse con él.

 Dicho esto, se me ocurrió la idea de quitarme de en medio, metiéndome en la cocina y terminando yo la cena. Les deje a los dos solos sentados en el sofá del salón… mientras yo les podía ver a través del cristal de un cuadro que había puesto en el pasillo. La visión era perfecta.

 Al rato, se estaban besando apasionadamente. Paco empezó a tocarla por encima de las tetas… no dejaba de pasarle las manos. Elena se quitó la camiseta y el sujetador… ahora él le agarraba los pechos con fuerza. Veía como ella le tocaba por encima del pantalón todo su paquete. Cuando él le quitó el pantalón, dejándola en braguitas, aproveché para pasar por el salón, diciéndoles que no pararan, que les dejaba y me marchaba arriba. Eso hizo que se cortaran y se pararan de golpe… pero al momento continuaron con su pasión.

 Yo miraba desde arriba, sin que me pudieran ver. Se desnudaron por completo, y él la tumbó en la alfombra… pero ella se revolvió y le puso a él tumbado. A la vez que se besaban, ella se colocó encima de Paco y se metió de golpe toda su polla. No duraron mucho, pues él se corrió enseguida. Se levantaron, se fueron a limpiar y Paco se marchó pues había quedado con unos amigos.

 Como esos días Paco se quedaba a dormir en casa, pues nos ayudaba a realizar una mudanza, al día siguiente le comenté a Elena que podía despertar a Paco. Ella se encontraba en braguitas, y así entró en el cuarto de él, cerrando la puerta. No sucedió nada, simplemente que ella le dio un beso para despertarle, y así estuvieron hablando.

 Al poco tiempo, Paco nos hizo una visita inesperada. Elena se encontraba en el baño… metida en la bañera en forma de relax. Subí y le comenté que había llegado Paco… ella me dijo que no se lo creía y que le estaba gastando una broma. Le pedía que cerrara los ojos y que sacara el chochín hacía fuera del agua… ella lo hacía, pero Paco no entraba. Así pasaron varios intentos, hasta que en uno de ellos, Elena cerró los ojos y sacó el chochín del agua, arqueando mucho la espalda (se pensaba que era una manera de excitarla yo)… el caso es que entró Paco, se puso a tocarla y ella abrió de golpe los ojos… se puso colorada, pero dejo que este siguiera tocándola. Yo cerré la puerta y me bajé al salón (no quería estar presente, para dejarles espacio vital, y así darles confianza). Según me comentaron, él la estuvo tocando y acariciando, haciendo que ella se excitara mogollón.

 Al rato, Paco bajó al salón… yo le comenté que me subía a la habitación. Elena se puso una bata y se bajo al salón, para estar con Paco (ni me comentó nada, ni se paso por la habitación). Se sentó junto a Paco y se pusieron a hablar. En un momento dado Paco le preguntó que si llevaba algo debajo, a lo que le contestó Elena con que él sabría. Paco le bajó la bata hasta la cintura, dejando sus tetas al aire. Empezó a tocarlas y besarlas.

 Después le preguntó a Elena que si debajo llevaba algo, y mientras ella se reía le volvió a decir que podía, pero que no sabía. Le quitó de golpe la bata, y la dejó en braguitas. De un golpe, se las quitó y la dejo desnuda delante de él. Unas caricias, y la tumbó de golpe en la alfombra, y así se la folló con fuerza. Al terminar se estuvieron acariciando, hasta que Paco se tuvo que ir. Elena subió a la habitación, y después de contármelo, nos pusimos a follar nosotros.

 A los pocos días, me destinaron a otra ciudad, por lo que tuvimos que preparar nuestra mudanza. Por una pura coincidencia, a Paco lo destinaron también al mismo lugar, así que tendríamos más oportunidades para que se desfogaran.

 Yo me pasé por el nuevo destino, para ver que tal era, a la vez que buscaba piso. Me encontré con un compañero que había tenido al principio de entrar en la empresa. A este le llamaremos Juan. Era muy alocado, y no se cortaba un pelo en cualquier circunstancia. Después de pasar unos días con él, y encontrar un piso que no estaba mal, le pedí que me acompañara para preparar la mudanza en el pueblo. Le dije a Elena que le invitaba y no le pareció mal.

 Al llegar al pueblo, yo les comenté que estaba destrozado por el viaje y por el cansancio de un cursillo que tenía que hacer para el nuevo destino. Juan insistió en salir a tomar unas copas, puesto que no conocía el pueblo, y Elena se apuntó sin pensárselo dos veces. Esta vez estaba tranquilo, pues Elena no me había comentado nada, y pensaba que él no se atrevería por eso de respetar a la mujer del amigo. Total, que se cogieron el coche y se fueron a la discoteca del pueblo cercano, la única que estaba abierta.

 Según me comentó ella, llegaron a la discoteca, y después de bailar un rato y tomar unas copas, él le propuso jugar un billar. Ella le dijo que no tenía ni idea, pero él se comprometió a enseñarla. Se pusieron a jugar, y Juan no dejaba de ponerse detrás de ella… juntándole el paquete en el culo. Elena me reconoció que eso la puso a doscientos, que incluso le daba igual que alguien conocido le pudiera ver (cuando me lo comentó sería porque alguien conocido les vio).

 Al regresar a casa, después de haber bebido un montón de copas, estando en el coche, Elena le comentó que podían parar un momento. Se pararon en la cuneta y se pusieron a hablar. En un momento dado se pusieron a besarse y él le comenzó a tocar por todas las partes. Se desnudaron… ella se puso encima de él y se metió la polla… así estuvieron cabalgando… al rato ella se tumbó en el asiento del copiloto, y él se la metía desde arriba. Así se corrieron como locos. Se vistieron y llegaron a casa. Yo estaba dormido, así que él le propuso acostarse juntos, pero ella no quiso.

 El caso es que, al día siguiente, yo me levanté temprano, para empezar a empaquetar las cosas de la mudanza. Entré en el cuarto donde estaba Juan y le pedí que si no le importaba tumbarse en otro sitio. Este me dijo que no, y se marchó. Mi sorpresa fue que cuando me quise dar cuenta, se había metido en mi habitación, y en mi cama, al lado de Elena.

 Me había pillado por sorpresa, y me hacía asomarme de vez en cuando a la puerta, como esperando algo. Nada, miraba y veía que se había acostado junto a Elena, pero no sucedía nada. Intentaba tranquilizarme, como diciendo que no podía suceder nada, y que había sido por el morro que tenía mi amigo, que en cuanto Elena se diera cuenta, saldría de allí pitando, poniendo el grito en el cielo.

 Al ratito, y como no podía dejar de controlar la situación, mientras hacía alguna caja que otra, me volví a asomar. Mi sorpresa muy mayúscula cuando observé que Juan estaba pegado a Elena, como pegando su paquete a su culo, por debajo de las sabanas… pero ella estaba jadeando. Que guarra, pensé… le estaba metiendo la mano por el chochín. Al volver a mirar, veía que ella abría las piernas, como dejando que Juan le metiera los dedos… podía ver que el movía la mano con rapidez, y ella jadeaba cada vez más.

 Ya no podía dejar de mirar, mientras me empezaba a tocar mi polla. Vi como él se quitaba la ropa, y hacía que ella se desnudara, pero sin dejarla cambiar de postura. Así la manoseo y al rato pude entender que le había metido la polla desde atrás… pues ella se movía y jadeaba cada vez más de prisa. En un momento dado, ella se dio la vuelta y se puso tumbada en la cama, abriéndose bien las piernas… él se puso encima y le metió de nuevo la polla, hasta que él se corrió con un gran grito.

 Juan continúo durmiendo en la cama, y Elena se levantó para ir al baño y limpiarse. Me encontré con ella en el pasillo, y le pregunté que qué había pasado… me lo contó, incluyendo lo del día anterior… le dije que me había puesto cachondo, y que era un fastidio, pues desde que me levanté ese día estaba pensando en echarla un polvo… me dijo que no pasaba nada, que ella no se había corrido esa vez, y que aún tenía ganas.

 Empezamos a besarnos… nos metimos en el cuarto de baño y le comenté que me apetecía chupárselo, sobre todo después de que se la hubiera follado Juan. Ella me dijo que no, que aún tenía la lefa con la que le había inundado Juan en su chochín… le pedí, le rogué que me dejara, que me excitaba muchísimo la idea. Sin muchas ganas, ella se quitó de nuevo la ropa… el camisón y las braguitas… se quedó de pie, poniendo una de sus piernas sobre el bidé…. abriéndose bien, y dejándome para mí todo su chochín abierto… que estaba bien dilatado por la follada de Juan… empecé a chupárselo, con pasión… ella hizo un gesto al notar que se le caía la lefa… yo creo que llegué a chuparla, pero se retiró deprisa y dijo que no le gustaba… se limpió y después me dejó que me la follara poniendo su culito en pompa. Una vez que nos corrimos, ella se volvió a la cama, junto con Juan.

 A la semana siguiente, teníamos que hacer la mudanza definitiva. Estaba todo preparado. Yo regrese de nuevo a la casa que teníamos que abandonar, para cargar el camión y salir de viaje al día siguiente. Sin dejar perder la oportunidad, Juan me acompañó de nuevo, esta vez diciendo que nos ayudaba, para luego cobrárselo en carne con mi mujer.

 El camión se fue, y nos dejaron unos colchones unos vecinos para que no tuviéramos que buscar un hotel. Juan se metió en el baño… y Elena con una excusa barata, me dijo que se metía a decirle no sé qué. Como dejó la puerta un poco abierta, pude observar que es lo que sucedía.

 Elena se sentó en el water, mientras hablaba con Juan, quién tenía todo su cuerpo metido en el agua. Al rato pude ver que ella le decía algo sobre su polla, y este la sacaba de la espuma, hacía fuera. Ella se la tocó, y empezó un juego de tocamientos. Parecía como si ella le estuviera bañando o algo así. Él le pedía que se quitara la ropa, y ella le contestaba que no. Al poco, él salió del agua, y ella empezó a secarle con una toalla. Se reían. Juan empezó a tocarla por encima de la ropa. Se fueron excitando. Elena se estaba calentado, pues hacía comentarios y le tocaba la polla y los huevos, mientras este se los acercaba hacía su cuerpo.

 En un segundo, él la empujó hacía la pared, le pedía que se desnudara y empezaba a tocarla con fuerza… de un golpe, ella cerró la puerta, cosa que me molestó, pues me quedaba sin poder ver nada. Como escuchaba como se reían, aproveché para decirles que podíamos ir a cenar, y que después podrían hacer lo que quisieran. Era como cortarles el rollo, pero así tendría la oportunidad de ver algo después.

 Juan comentó que tenía que bajar un momento al pueblo, para hacer unas cosas (el tema creo recordar que era llamar por teléfono a su novia)… así que nosotros cenamos, mientras Elena me decía lo caliente que se había puesto… y después nos tumbamos en los colchones que teníamos en la habitación. Con los comentarios, empecé a tocarla y meterla mano… cuando empezó a jadear, me pidió que le metiera la polla, pero yo le decía que no, que tenía que ser Juan, pues se lo había prometido. Elena se desnudo y me pedía que le metiera la polla, que no aguantaba más, que estaba muy excitada, que luego lo haría con Juan, pero que necesitaba polla.

 Intenté aguantar un poco, pero al ver que Juan no llegaba, le empecé a meter la polla en el chochín poco a poco… ella se abría mucho de piernas y me gritaba que se la metiera toda, con fuerza… en ese momento, y de sorpresa apareció Juan… se empezó a desnudar y a decir que era una guarra, que como que no podía esperarle unos minutos… Elena, que estaba como nunca la había visto, como fuera de sí, le empezó a gritar que se diera prisa, que le metiera su polla, que no podía más. Me aparté y le deje sitio… me puse como de lateral en un lado… Elena estaba tumbada, bien abierta de piernas… Juan se desnudo y se puso encima de ella, metiéndole la polla de golpe… ella empezó a gemir y pedir más polla. Nunca la había visto así, de verdad.

 Yo me empecé a hacerme una paja, pero por instinto, empecé a tocarla por la barriga, pues Juan estaba un poco elevado. Ella me agarró la mano y me la bajo hasta el pelo de su chochín… empecé a meterla mano, llegando a tocar la polla de Juan que entraba y salía rápidamente. Así estuvieron hasta que se corrieron los dos, entre grandes gritos.

 Juan al terminar, la puso de lado, mirando hacía ella, dándome a mí el culito de mi mujer… de repente, la agarra por el culo, lo abre bien y me dice, no te cortes, es tuya, métesela… así que le meto la polla desde atrás por el chochín… ella empieza a moverse de nuevo. Cuando Juan empieza a tocarla las tetas, hace un gesto como para quitarlo, y es ahí cuando yo le agarro por los brazos, poniéndoselos hacía atrás. Mientras me la follo con fuerza, Juan le empieza a meter mano por las tetas y por el chochín. Así nos la follamos los dos. Luego nos quedamos dormidos.

 Estando ya en la nueva casa, de vez en cuando nos hacían visitas tanto Paco como Juan. Pero no volvía a surgir otra oportunidad.

 Una noche se quedó Paco a cenar… y después Elena se fue a la cama. Paco me comentó que estaba deseando volver a follarse a Elena, así que le dije que a mí no me dijera nada, que era cosa de ellos. Me dijo, es verdad, ya te puedes tumbar en el sofá, que duermes hoy ahí, pues yo me acostaré con tu mujercita.

 Según me comentaron, él se acostó a su lado. A media noche, él empezó a tocarla cuando estaba boca abajo, por lo que se excitó. Cuando ella empezó a moverse, como si estuviera follando, intentó ponerse encima de él, pero este no la dejo. Continúo tocándola, esta vez metiéndole los dedos por el chochín… y cuando ya no podía más, él se puso encima de su culito y se la metió de golpe. Tardó mucho en correrse, así que disfrutaron de lo lindo. Me llamó la atención que me contase que cuando la inundó de lefa, esta vez, se quedó como petrificada, por lo que no se levantó en toda la noche ni para limpiarse… durmió llena de leche.

 Paco no volvería a follársela, aunque sí la tocaría por encima y haría tonterías con ella.

 Una noche de verano, Juan convenció a Elena para salir a tomar unas copas. A mí me dijo que intentaría dejarla a solas, para ver si ligaba con algún chaval que le gustara. El caso es que después de estar en varios sitios, en la calle, ella le comentó que lo único que había visto esa noche que le gustara era su cosa… a la vez que le tocaba su polla por encima del pantalón. Se subieron al coche, con la intención de volver a casa, pero ella empezó a meterle mano mientras conducía, y él le empezó a subir el vestido y tocarla por encima de las bragas. Con el calentón, se pararon en el arcén y se pasaron a la parte de atrás. Ella se subió la falda hasta la cintura, quitándose las bragas, y bajándose el vestido para dejar las tetas al aire… él se desnudó por completo. Cuando él le había metido la polla, escucharon un golpe en la ventanilla… Juan abrió la puerta y se encontró con un policía… este les preguntó si tenían algún problema, ante lo que Juan le dijo que habían tenido un calentón. El policía, muy amablemente, les informó que allí no podían estar, que se podían buscar otro lugar.

 Se medio vistieron y se marcharon hasta las cercanías de un cementerio. Hasta que llegaron no dejaron de meterse mano, pues Elena no se había puesto ni las bragas. Allí volvieron a pasarse a la parte de atrás de coche, y terminaron de follar.

 En otra ocasión, Juan se encontraba en la cocina hablando con Elena. Pude oírles como se reían. Cuando me asomé, vi que él la tenía contra la pared, intentando meterla mano. Me marche hasta el salón, y al poco llegó ella diciéndome que pensaba irse a la habitación con él, qué si me importaba. Le dije que no. Ella me contó que fue algo rápido, que se puso debajo y él la folló en la postura del misionero, hasta que se corrió.

 Otra noche, Juan me dijo que estaba deseando follarse a Elena, pero esta me decía que ya estaba bien, que no le apetecía follar más con él. Cuando ella se metió en el baño, pude convencerla para que lo hiciera una vez más. Me dijo que lo hacía por mí, pero que sería la última vez.

 Salí del baño y así se lo comenté a Juan. Cuando terminé de decírselo, salió Elena y se presentó en el salón, delante de los dos. Se quito la ropa y le dijo a Juan que se desnudara, que sería la última vez. Este lo hizo, y ella le sentó en el sofá… se puso sentada mirando hacía él, y se metió de golpe su polla. Se puso a cabalgar… mientras yo estaba detrás, me desnudé y me puse a hacerme una paja… no pude resistirlo y empecé a tocarla por el culo, bajando poco a poco hacía su chochín… ella se dejaba y levantaba más el culo. Noté cuando él se corrió y vi como le salía algo de lefa por su coñito. Como Juan se levantó y se fue al baño a limpiarse, Elena me dijo con voz autoritaria, levántate y siéntate ahí, que quiero que me folles y que me pueda correr. Así lo hice… me senté y ella se puso encima, con la misma postura que con Juan, empezando a cabalgar encima mío. Juan regresó, y Elena hizo un amago de levantarse, pero no la dejé. Continúo, mientras Juan le tocaba esta vez por detrás. Así se corrió Elena.

 Después de esa vez, me hizo prometerla que no volvería a pedírselo. Y no volví a comentarle nada. Pensé que se había cansado, y que me podría jugar hasta el matrimonio, por lo que era mejor dejarlo hasta pasado una temporada.

 El caso es que sin decir nada, una noche me comentó Elena que se marchaba con Juan, a unas fiestas de una ciudad que esta muy cerca. Esta vez, por no querer preguntar, me contó muy poco. Me dijo que bebieron durante las fiestas, y que de regreso a casa, en el coche, se calentaron y se pusieron a follar en la parte de atrás. Simplemente me dijo que ella se puso encima y que esta vez le metió la polla bien.

 Ya no volvería a follar con Juan. Empezaría una temporada de tranquilidad, en la que decía que no le apetecía follar con nadie, aparte de conmigo. Era mejor no insistir.

 En otro apartado continuaré las historias de mi putita, la que me había regalado una buena cornamenta… el caso es que a los cornudos nunca se nos deja satisfechos, pues cada día queremos más y más. Un saludo.  Email.

 

 

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