.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "A mi mujer siempre le ha gustado ponerme los cuernos (3)".

 

 Elena ya no tenía a Víctor como amigo y como amante. Pero no paso mucho tiempo en llevarse bien con un vecino, joven y agradable. Tenía su familia fuera, así que él también se encontraba solo.

 Yo le había preguntado si le gustaba, a lo que ella siempre me decía que no, que simplemente le caía muy bien y se encontraba a gusto, pero que no pensaba en acostarse.

 Yo lo había dejado así, sin querer meterme para nada en el asunto, aunque no voy a mentir en decir que estaba deseando que hubiera algo.

 Un día, al llegar a casa, les pude ver haciendo el tonto en el salón de casa. Estaban discutiendo por un mechero. Elena no fumaba, pero no le quería devolver el mechero al vecino. Este mientras se hacía el tonto, no dejaba pasar la oportunidad para tocarla. Elena llevaba un vestido, así que cuando el vecino la tiró encima de la alfombra del salón, esta empezó a defenderse con las piernas, y no pudo evitar que se le subiera y mostrara sus braguitas.

 Como yo, al pasar por ahí, en vez de decir algo y reprocharles su actitud, tomé las escaleras para subir a la parte de arriba de la casa, y encima me reí diciéndole al vecino que no se dejará tomar la delantera, este lo debió de entender como un beneplácito al juego, por lo que subió la rapidez del “juego” y empezó a literalmente meterla mano.

 Una vez arriba de las escaleras, no pude dejar de mirar… ellos no dejaban de reír, y Elena de vez en cuando decía algo como “por donde me estas metiendo las manos, no te pases”… pero seguía riendo, por lo que el vecino no dejo de hacerlo. Este, ya sin cortarse un pelo, llegó a meterle las manos por encima de las bragas… Elena se daba la vuelta y dejaba frente a la cara de su vecino el culito… por lo que este, haciéndose muy bien el tonto, apoyaba su cara contra los glúteos de mi mujer.

 Elena, para evitar que le pudiese quitar el mechero, y a la vez dar por terminado el juego erótico, lo que hacía era esconderlo entre sus pechos o entre sus manos, las cuales situaba entre su chochín, por encima de las bragas. Alex no dejaba de tocarla bien por encima… y se notaba que se estaba poniendo cachondo, pues estaba totalmente empalmado.

 Cuando pasó un buen rato, dejaron el juego. Se reían, y Elena le decía, como reproche pero a la vez que no dejaba de reírse, que le había metido mano.

 Así pasaron los días, con tonterías y comentarios de que si estas muy bien, que si aquello… pero sin llegar a más. Yo prefería no comentar nada, como no queriéndome meter en el asunto.

 En un viaje, me tocó hacerlo con Alex… este ni corto ni perezoso me dijo que Elena estaba muy bien. Como vio que no me molestaba, me llegó a preguntar directamente, y le dije bien claro que era liberal, pero que era un asunto de ella, que yo no podía ni debía inmiscuirme.

 En una noche a autentico calor, vinieron a cenar Alex con un amigo a casa. Elena se puso muy mona, con una faldita azul y una camiseta. Después de cenar, y haciendo comentarios, no sé como, nos pusimos a jugar a un juego de mesa, en plan prendas. En cuanto Elena se fue al baño, Alex me miró fijamente y me dijo que teníamos que hacer trampas, para poder hacer que Elena se quedara en bolas. El amigo de Alex comentó que estaba muy buena, y que no le importaba hacer trampas. Así lo decidimos.

 Elena se puso a jugar, y fue perdiendo. Se quedó en bragas y sujetador, y dijo que ya no jugaba. Le comentamos que eso no valía. Hicimos que el amigo de Alex se quedara en calzoncillos, para que no sospechara. Le tocó quitarse otra prenda, y se quitó el sujetador, dejando frente a todos sus tetas al aire. Veía como Alex y el amigo estaban totalmente empalmados. Cuando le tocó quitarse las bragas, esta dijo que no le gustaba, pero que lo aceptaba, pero que no jugaba más… se quitó las bragas, bajándolas muy rápido hasta sus tobillos, por lo que se le vio el chochín muy rápidamente y se dio la vuelta mostrando su culito. Se volvió a agachar y se las subió de una estacada. Después cogió su ropa, y subió rápidamente por las escaleras.

 Otro día, Alex se presentó en casa después de comer, para tomar el café. Yo me hacía el tonto en la cocina, mientras podía escuchar como hablaban del día en que ella se había quedado desnuda por el juego. Él le decía que estaba muy bien, y ella, como mujer que es, le decía sus supuestos fallos. Notaba que se estaba caldeando el ambiente, así que decidí decirles que me marchaba con los niños a dar una vuelta, por fuera de casa. Mientras salía, con la verdadera intención de dejarles solos, pude escuchar como Elena le decía a Alex que estaba muy cansada, y que se subía para echarse una pequeña siesta.

 Elena subió a la habitación, y mientras se desnudaba me preguntó que si de verdad no me importaba que se echará una siesta y yo me hiciera cargo de los niños. Le dije que no, que en absoluto. Mientras se tumbaba, con solo unas braguitas puestas, me hizo un comentario sobre que no le comentara nada a Alex, que ya me conocía. El caso es que al bajar al salón, antes de salir de casa, fue Alex el que me dijo que si podía subir a la habitación para echarse también una siesta. Era como pedirme el consentimiento para atreverse a subir. Le dije que a mí no me importaba, pero que era cosa de Elena. Antes de irme, Alex me hizo que subiera para preguntarle a ella si le importaba que subiera.

 Al hacerlo, Elena me dijo que no le apetecía follar con él (aunque en el fondo no estaba diciendo eso con su mirada)… pero como le insistí diciendo que el chico simplemente había pedido permiso para echarse a su lado, ella accedió comentando que simplemente para echarse la siesta. En el fondo, era como queriendo dar una buena impresión, en vez de quedar como una verdadera puta.

 Baje y le dije a Alex lo que me había comentado. Este, sin pensárselo, dio un salto y subió las escaleras. Antes de salir de casa, no pude dejar de escuchar lo que sucedía… él entró en la habitación y mientras saludaba se tumbaba en la cama. Elena, de forma tajante, le dijo que le había dado permiso, pero que no fuera tonto, que ella estaba en bragas, así que él tenía que estar como mínimo como ella.

 Alex volvió a salir de la habitación, se desnudo y volvió a entrar. Como había dejado la ropa en la entrada, no pudo cerrar la puerta en su totalidad, así que yo podía ver algo… más bien escuchar.

 Al salir con los niños, en la parte de fuera de casa, había otros niños con las vecinas… les comenté que si les podían vigilar, pues tenía que hacer cosas en casa. Con el apoyo de ellas, podía de vez en cuando entrar en casa y espiar por la puerta de la habitación.

 Al entrar la primera vez, ya les pude ver como se habían desnudado, y Elena se encontraba encima de él, metiéndose la polla. Les dejé con la cabalgada, con la satisfacción de que lo había vuelto a conseguir.

 En la siguiente, les pude ver como él se la estaba metiendo en la postura del misionero. Ella tenía las piernas bien abiertas y jadeaba.

 Al rato, y como última vez, pude ver que él la había puesto en el lado de la cama, en la postura del perro, y con las piernas abiertas le metía la polla con fuertes golpes… ella jadeaba como una verdadera zorra.

 Mi intención era volver a mirar, pero Alex salió de casa, vestido y con cara de satisfacción. Con la sonrisa en los labios, me dijo que la había dejado arriba… comentando que creía que se había quedado bien, que era una gozada poder follársela y correrse dentro. Le pregunté que tal, y simplemente me lo comentó por encima.

 Cuando volví a casa con los niños, Elena se había duchado. Me lo contó todo con pelos y señales, y me dijo que tampoco había sido una gran follada… que cuando disfrutó bien fue cuando se la metió estando ella a cuatros patas, pues lo hacía muy deprisa y golpeándole bien fuerte con los huevos en el chochín. Pero me reconoció que no le había gustado demasiado, así que no pensaba follar de nuevo con él.
 

 La historia con Alex había terminado. Este lo volvió a intentar, pero ella nunca más quiso, así que las cosas cambiaron. Encima, después llegó la familia de Alex, por lo que sus visitas terminaron. Fue una historia corta, pero intensa, ¿no creéis?.

Después empezaría la historia con otro compañero, esta vez más deseado por ella, pues decía que estaba buenísimo. Pero eso lo dejamos para la siguiente parte. Un saludo.  
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